Debemos estar plenamente
convencidos de que trabajar para aprender requiere realizar un esfuerzo
consciente. Donde no hay esfuerzo no hay trabajo. Es un error pensar que hay
quien aprende sin esfuerzo. Rodeados de un ambiente excesivamente pasivo, de
una gran cantidad de instrumentos que son en bastantes ocasiones enemigos del
trabajo y del estudio (TV, revistas, maquinistas, comecocos, videojuegos,
móviles, mal uso de internet, etc.), tenemos
que poner un poco de orden en la utilización de esos instrumentos.
Es decir, aun partiendo de
situaciones con conocimientos muy bajos sobre una materia, si hay trabajo y un
poquito de ganas o interés, prácticamente todo se puede aprender. La cuestión
para que sea eficaz necesita de tres aspectos, además de una inteligencia
normal: trabajo, constancia y esfuerzo. Con esos tres aspectos algunos llegaron
a La Luna, otros inventaron el teléfono (¿te imaginas que haríamos hoy sin el
móvil?), algún otro descubrió la penicilina. ¡Todo es posible y además, vale la
pena!”
Termino con un caso muy concreto.
Lo narra Edith Stein en “Estrellas Amarillas”, autobiografía de su infancia y
juventud: “Mi horario me permitía ahora asistir a las clases de Reinach
(Introducción a la Filosofía) y a sus ejercicios para adelantados. Me encantaba
escucharle. Aunque tenía delante un manuscrito, daba la impresión de que apenas
lo miraba. Hablaba en un tono vivo y alegre, sencillo, libre, elegante, siendo
todo evidentemente claro y concluyente. Daba la impresión de que no le costaba
ningún esfuerzo. Cuando, andando el tiempo, pude ver el manuscrito comprobé
para asombro mío que todo, desde el principio al fin, estaba literalmente
elaborado y al fin de la última clase de un semestre acostumbraba a escribir:
Terminado, ¡gracias a Dios! Todos aquellos brillantes logros eran el resultado
de indecibles esfuerzos y apreturas”.
¿Qué
te ha parecido?
¿Te
has dado cuenta de cómo preparaba Reinach las clases?
¿Sabes
cómo se llama esa elaboración que él hacía de aquel manuscrito?
¿Has
considerado como para otras personas –en el caso de Reinach sus alumnos-, el
esfuerzo puesto en el trabajo no pasa desapercibido? Tampoco pasará
desapercibido el tuyo.
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