La batalla espiritual
por la pureza en una sociedad hipersexualizada
Los consejos valen para mayores, jóvenes y también para los
niños, también atacados por las ideologías dominantes
Javier Lozano / ReL 02 julio 2018.
Vivimos en una sociedad hipersexualizada. Este es el día a
día de millones de niños y adultos cada día: un bombardeo constante de sexo y
de apología de la promiscuidad, de poca o ninguna ropa. Esto es lo que marca la
moda y la publicidad, lo que se ve en las redes sociales.
Esto ha calado completamente, y así es como el consumo de
pornografía se ha disparado hasta límites aberrantes. Alejandro Villena,
psicólogo experto en adicciones, explicaba a ReL que los estudios revelan que
“el 80% de los varones consume pornografía, porcentaje que se queda en el 40%
en el caso de las mujeres. Y la edad media del inicio del consumo se sitúa en
los once años”.
El peligro de hipersexualización extrema puede afectar
también gravemente en los creyentes si no se defienden con las armas adecuadas.
La virtud de la pureza está hoy sometida a un ataque sin precedentes.
El padre oblato Ed Broom, ofrece en Catholic Exchange una
estrategia espiritual, un plan aplicable para padres, adolescentes e incluso
niños.
Este religioso experto en comunicación y en atención
espiritual de familias ofrece 10 consejos para no sucumbir a estos ataques o
para regresar confiadamente al Señor, si se ha sido derrotado:
1. El arma de la
oración
El hombre es débil y por ello necesita de la oración para
poder vencer la tentación y no caer en un pecado de impureza. El padre Broom
asegura que probablemente la principal razón para caer en cualquier pecado,
pero especialmente contra la pureza, es la falta de oración, o una oración
débil.
Citando la Escritura recuerda que los israelitas fueron
capaces de derrotar a sus enemigos solo después de que Moisés desde lo alto de
la colina y frente al campo de batalla levantara los brazos al cielo.
2. No juegues con fuego
Una razón importante por la cual muchos caen en pecados
relacionados con la impureza es no haber evitado la ocasión de pecar. El
refranero popular sabe mucho de esto: ¡El que juega con fuego, acaba
quemándose! El cristiano tiene que usar el sentido común y la prudencia, dado
por el discernimiento, para evitar ponerse en situaciones en peligro.
Si uno es débil ante la pornografía debe procurar no quedarse
solo delante de un ordenador. Una pareja de novio es preferible que esté en un
banco charlando o dando un paseo que viendo una película los dos solos en una
casa. Así se evitan muchas situaciones comprometidas.
3. El pudor
El Catecismo de la Iglesia Católica (2521-2524) insiste en varias ocasiones en
que “la pureza exige el pudor”, pues éste “preserva la intimidad de la
persona”. Del mismo modo, afirma que “el pudor es modestia; inspira la elección
de la vestimenta. Mantiene silencio o reserva donde se adivina el riesgo de una
curiosidad malsana; se convierte en discreción”.
Del mismo modo, el Catecismo afirma en este punto que “existe
un pudor de los sentimientos como también un pudor del cuerpo. Este pudor
rechaza, por ejemplo, los exhibicionismos del cuerpo humano propios de cierta
publicidad o las incitaciones de algunos medios de comunicación a hacer pública
toda confidencia íntima.
4. Penitencia
En la vida espiritual, el cristiano está llamado a ser como
águilas que vuelen en las alturas. Pero para volar necesita de las dos alas
espirituales: ¡la oración y la penitencia! Para vencer estas tentaciones contra
la pureza hay que rezar, rezar y rezar, pero también aprender del arte del
ayuno y de vivir una vida de penitencia. Esto también ayuda a educar el cuerpo
y fomentar el dominio de sí mismo. ¡Los santos han enseñado en multitud de
ocasiones esta clara lección!
5. Evita la pereza
Una de las grandes rendijas por las que se cuela la impureza
es a través de del pecado de la pereza. La mente ociosa es normalmente
laboratorio del diablo. Cuando uno no tiene nada que hacer y no llena su tiempo
con alguna ocupación útil, el diablo entra rápidamente para tentar de muchas
formas, especialmente contra la virtud de la castidad.
De este modo, una de las razones principales por la que
tantos jóvenes, y cada vez más personas adultas, tienen serios problemas con la
pornografía en internet es debido al excesivo tiempo libre, el aburrimiento y
el fácil acceso a este contenido en la red.
6. Lenguaje inapropiado
En cualquier situación, lugar y circunstancia hay que
controlar lo que se dice.
No deben salir de nuestra boca palabras sucias, ni siquiera
bromas groseras o impuras. San Juan Bosco afirmaba que no podía eliminar de su
mente una cosa impura que un hombre pronunció delante de él cuando él era un
niño. Hay que ser consciente de las consecuencias de todas las acciones que uno
realiza, sean más o menos importantes, a los ojos de cada uno.
7. Vigilancia
constante, especialmente de los ojos.
Los ojos son el elemento principal por el que la impureza
entra en el cuerpo, por eso es importante educar la mirada. El Papa Francisco
ha hablado mucho sobre esta vigilancia. El padre Broom afirma que el examen
diario es clave. Esta práctica invita a echar un vistazo a cada día y ver donde
Dios ha estado presente, pero también ver dónde el corazón se ha alejado de
Dios.
Si se está vigilante uno podrá percatarse de cuando los ojos
se alejan de Dios y comienzan a juguetear con lo que no es de Dios: en este
caso la impureza. Vale el ejemplo del Rey David, y la mujer de Urías el hitita.
Él se dejó llevar por la mirada, al no haber mantenido una adecuada vigilancia,
y esto acabó en una caída enorme hacia la lujuria y la falta de honestidad.
Ceder a la lujuria terminó en adulterio, el adulterio condujo al asesinato, y
el asesinato al arrinconamiento de la conciencia.
8. Confesión y
esperanza renovada
La debilidad está en el hombre y todos pueden caer. Pero peor
incluso que la caída es la desesperación. Nunca hay que desesperarse debido a
las inclinaciones que el ser humano tiene al pecado. Al contrario, San Pablo
afirmó que donde abundó la debilidad, sobreabundó la gracia. Por lo tanto, si se cae en el pecado contra la pureza hay
que tener confianza ilimitada en Dios y recurrir inmediatamente al sacramento
de la confesión.
9. Comunión frecuente
Para salvaguardar la virtud de la castidad es de vital
importancia tener una relación con Jesús a través de la Eucaristía. Cada
comunión bien recibida resulta un trasplante de corazón espiritual. Recibir la
Eucaristía de manera frecuente y ferviente es de lejos el medio más eficaz para
vivir una vida de pureza.
10. La Virgen María,
modelo de todas las virtudes e intercesora
No hay mejor intercesora a la que acudir para que nos ayude a
defender la pureza que la Virgen María. Las vidas de muchos santos demuestran que a través de su gran amor a
Dios y el amor filial y el amor por María pudieron vivir vidas santas y de gran pureza.
Al ejemplo del Inmaculado Corazón de María, los creyentes
deben pedir esta pureza de mente, corazón, cuerpo alma e incluso intención.