La Reforma religiosa en Castilla se debió en gran medida por la actitud y empeño de la Reina y fruto de su vida espiritual. Ella fue su promotora por convicción personal y por la importancia que tendría la vida espiritual de sus súbditos en relación con otros planes políticos.
La Reforma abarcaba a todas las
personas de su Reino: cristianos viejos, conversos, gitanos, judaizantes,
hebreos, musulmanes y la Inquisición.
1. Reforma de los Obispos.
Los Reyes optaron por ser ellos
los que entregarían las diócesis a los más idóneos. Esta determinación causaba
frecuentes tensiones: la diócesis de Cuenca dio lugar a una tensión de varios
años con Roma (1478-1482).
A. Criterios que emplearon para la elección de Obispo:
- Naturales
de sus reinos. No extranjeros.
- Honestos
y célibes. A los no célibes los fueron orillando.
- Personas
de clase media, huyendo de lo acaecido hasta este momento: se presentaban
especialmente a personas con linaje. Durante su reinado, Obispo procedentes de
la nobleza: 32; de la clase media, 74; de clase baja, 6; italianos, 20.
- Con
estudios. Preferentemente que hubieran pasado por los centros de estudios o
universidades de Valladolid, Santiago o Salamanca.
2. Reforma del clero.
La corona determinaba que el
clero se dedicase planamente a su misión: la vida espiritual del pueblo. No
permitían que el clero participase en juicios mercantiles. Para las cuestiones
civiles estaba la jurisdicción civil. La Reforma comenzó por la forma externa
de ser y de vestir y por supuesto, por la vida moral del candidato: exigiendo
continencia. También elevaron la formación moral de los candidatos.
3. Reforma del pueblo cristiano.
La Reforma isabelina descendió en
forma de cascada, desde el episcopado y el clero hasta el pueblo cristiano. El
pueblo ejemplar procede de obispos y sacerdotes ejemplares.
Los Reyes, en especial Isabel,
tuvieron una estrategia reformadora para el pueblo.
Comenzaba con un pregón inicial
de Reforma. Era una invitación a la conversión y a la reforma. Al mismo tiempo
se dictaban leyes que contribuían a una vida más limpia en la población: Leyes
contra la superstición, la hechicería y la adivinación, contra la blasfemia.
Otras, contra los pecados contra natura, contra los sodomitas. Varias de esas
leyes estaban ya dictadas en Siete Partidas y los Reyes las desempolvaron y
pusieron en ejecución.
Con motivo de la guerra de
Granada, los Reyes motivaron la vida religiosa de toda la población para pedir
un final feliz y victorioso de la guerra contra el infiel. Isabel logró tener a
todo un pueblo unido por una excepcional causa: Granada. Indicando el camino:
dirigir peticiones a Dios por el éxito de la conquista.
4. Reforma de monasterios y conventos.
Situaron la Reforma en la palabra
evangélica. Los Reyes aplicaron a los abades los mismos criterios que
establecieron para los Obispos.
Con respecto a los mendicantes:
agustinos, dominicos, franciscanos y carmelitas, se creó un movimiento
espontáneo de Reforma, llamado la Observancia. La Observancia pretendía volver
cada Orden a su origen, con la observancia escrupulosa a las reglas de sus
fundadores.
5. Las herejías.
La fe de los Reyes y de la mayor
parte de sus súbditos, así como su confesionalidad, chocaba abiertamente contra
la herejía. Los judíos, los conversos y los musulmanes pertenecían a esa clase.
De ellos ya hablaba la Séptima Partida. Así pues, la herejía se había
convertido en un crimen de estado. La solución que daban los Reyes era “o
bautismo o expulsión”. Sin olvidar, que tanto los judíos como los musulmanes
ejercían activamente su religión, produciendo confusión y alteración en la
población cristiana. La expulsión fue el dictamen final.
En su reinado, la Reina pretendió
la corrección de abusos y también la elevación espiritual de su pueblo y
siempre obedeciendo la doctrina jurídica de las leyes en vigor: Las Siete
Partidas.
TARSICIO de AZCONA. Isabel, la
reina católica. Una mirada desde la catedral Primada. Toledo 2005. (Síntesis
del citado artículo).