“Confieso que estoy un poco avergonzado de admitirlo, pero en
cierta forma yo traicioné hoy a mi mujer. Lo voy a explicar. Estaba en el
supermercado adquiriendo algunos artículos –pinza de cejas, cortaúñas, navaja
de afeitar, cera depilatoria para bigote, algunos snacks y un cepillo de
ducha–, y cuando estaba en la fila de la caja vi a una mujer que me llamó la
atención. Pensé para mí: “¡Guau! ¿Quién será el afortunado que está con ella?”.
¡Y en cuestión de segundos me di cuenta de que era mi esposa!
Sabes, fue algo fuera de lo normal ver a mi mujer en la misma
tienda, en la misma fila de la caja, viviendo su vida sin saber que era posible
que yo y ella estuviéramos en el mismo lugar, en la misma hora, pero en
diferentes autos. Había una persona entre nosotros en la fila, así que sólo
estuve observando a mi amor, incluso le mandé dos mensajes de texto tipo
“¿Estás ahí, gatita?” Y “¿Qué estás comprando, cariño?”. Pero que no llamaron
su atención mientras buscaba en el bolso un cupón de descuento que había
guardado especialmente para aquella compra.
Acabé desistiendo de llamar su atención, y como pueden
imaginar, podría haberme colocado a su lado, dejándola al mismo tiempo
sorprendida y feliz de verme, pero en lugar de eso me quedé en mi sitio, sólo
observando y pensando sobre lo que sentía por esa mujer.
En primer lugar, me quedé una vez más sorprendido de su
belleza. Creo que siempre me doy cuenta, pero hoy, sin saber que ella estaría
en la misma tienda, la vi con otros ojos y no pude creer que era su marido. Y
eso me hizo enrojecer, pero nadie lo notó por causa de mi barba enorme. En
segundo lugar, me quedé espantado por el hecho de que ella no se diera cuenta
de que yo estaba allí. Esto tiene su lado bueno y su lado malo. Es bueno porque
muestra que ella no tiene esa mirada curiosa y porque no vio al loco de barba
grande espiándola por encima del hombro. Pero malo, porque ese podría no ser
yo. Tengo que comprarle un spray de pimienta…
Además de eso, también fue malo porque entendí cuán cerca
estuve de no haber tenido el amor de ella y todo el esfuerzo que tuve que poner
hace años sólo para atraer su atención y tener una oportunidad de llamarla para
salir. Por un minuto sentí ese dolor familiar de la desgracia cuando la vi por
primera vez y me dije que era imposible. Pero de alguna manera la conquisté a
pesar de mis inseguridades, imperfecciones e incapacidades.
Por fin, era tan feliz de ver lo confiada, independiente,
capaz, humilde, graciosa, dulce y maravillosa persona que es ella. Y entonces
cogió la compra y salió por la puerta. Yo nunca dije nada, no la llamé, sólo me
quedé mirándola mientras se alejaba, admirado, sabiendo que ella era mi esposa
y que amo todo de ella.
Ella raramente entra en Facebook, por lo que no verá este
post, y no podrá darse cuenta que en cierto modo ha sido traicionada hoy, pero
pensé en compartir con todos ustedes ya que soy sólo una cara desconocida de
paso por esta vida y, al mismo tiempo, con la certeza de que otras personas ya
tuvieron experiencias parecidas con las personas que aman, de una manera u
otra, y que saben que esos son momentos perfectos.
Moraleja de la historia: es bueno mirar a aquellos que amamos
como si fuera la primera vez siempre que sea posible, para recordar lo
afortunados que somos en tener a esas personas en nuestras vidas”.