viernes, 22 de abril de 2022

EL PLANO INCLINADO


Un día respondes con una mentira. Al día siguiente, son dos mentiras. Una semana después, has ido a un entierro: has enterrado la veracidad en tu vida.

Un lunes no cumples con tu deber de estudiar o con tu deber profesional. El martes has quedado con un amigo para jugar al tenis y dejas el estudio o el trabajo para el miércoles. Al finalizar la semana te has convertido en un vago.

En una pequeña operación financiera introduces un cargo adicional de diez céntimos, por cada kilógramo vendido de un determinado producto. Sobre-precio que termina en un beneficio directo en tu bolsillo. Diez días después, modificas el cargo adicional pasándolo a veinte céntimos. Y al comenzar la semana siguiente, el cargo adicional beneficioso para ti, lo sitúas en 1.50 euros por cada kilógramo vendido. Un mes después, te has convertido en un corrupto.

Es la teoría del “plano inclinado”. Se comienza por un leve deterioro. Se acentúa en los días sucesivos y se llega a un estilo de vida alejado de la justicia. Bajas y bajas en tus convicciones con la misma facilidad que se baja del Teide.

En la vida cristiana ocurre lo mismo. Se rompe levemente la relación con nuestro Padre y Creador. Por ejemplo: un domingo voluntariamente sin misa. Acción que repites de vez en cuando.  Al cabo de un mes, el deterioro en la relación con Dios es mucho más significativo.

Y aquella persona que, fue educada para obrar el bien, se ha confeccionado, según sus últimos actos, en una persona frívola y superficial: él mismo se ha encadenado en una cárcel invisible y ha dejado de ser persona libre.

domingo, 10 de abril de 2022

LA CAUSA DEL MAL


El mal, entre otras razones, es el fruto de la superficialidad, de la ausencia de reflexión ante los problemas y ante las acciones que vemos y actuamos.

El malvado es un ser superficial que además puede actuar por envidia, por debilidad, por el odio o la codicia. El malvado es un ser vulgar que no utiliza su pensamiento para discernir entre el bien y el mal. Es un individuo sin nivel, con poco nivel.

Sin embargo, el mal está al alcance de todos y la forma de que no se produzca es la reflexión previa a la actuación. Valerse de los slogans, de la consigna, de la norma establecida y con estos elementos y un poco de comodidad o de pereza pensamos poco o no pensamos y actuamos como el interruptor de la luz: lo tocas y se enciende la lámpara, pero no hubo pensamiento en el interruptor. En la actual invasión y guerra de Ucrania por parte de Rusia -marzo de 2022- seguramente que hay un responsable que actúa con conciencia de lo que hace, pero a su vez, hay muchos oficiales del ejército ruso que actúan irreflexivamente, sin pensar objetivamente en el enorme mal que hacen a una población, en muchos casos indefensas. Piénsese en los niños y en los ancianitos. Gran cantidad de años de trabajo y al llegar la jubilación y la ancianidad se encuentran con la huida o la muy posible muerte. Todo esto es un claro ejercicio de muchas personas que no piensan, no reflexionan sobre la consecuencia de sus actos, sencillamente porque son superficiales, mediocres, personas sin convicciones.

Pensar, dialogar con la conciencia es como se es persona. Parafraseando a Vittorio Mathieu no podemos ser personas de irresponsabilidad ilimitada.

Los padres tienen la obligación de hacer pensar a sus hijos, cada vez que estos cometen un acto que perjudica a otros y a sí mismo. Es necesaria la práctica de la reflexión frecuente. Es el método para formar una conciencia segura.

lunes, 4 de abril de 2022

CASTELLANOPATÍAS


 Acosado por el virus anglicista y por la propia desidia de sus hablantes, el castellano está aquejado de muchos males evitables: las castellanopatías. En este libro se trata de diagnosticar las enfermedades que sufre y las patadas que recibe la lengua española para despertar la sensibilidad y el espíritu crítico de los hablantes.

Ahí nos encontraremos con los infinitivos perifrásticos, con los nominados, con el verbo empoderar, los pedantismos y dequeísmos y con otras sandeces, dice el profesor Lechuga.

Lejos de sentar cátedra, el autor evita las largas y aburridas explicaciones gramaticales o etimológicas, y apuesta por la sencillez acompañada por un barniz -o pintura directamente- de ironía.

El autor es licenciado en Historia y Doctor en Periodismo, ha publicado novelas, artículos de pedagogía y dictado numerosas conferencias sobre educación. Actualmente es profesor de Historia.