1.
¿Qué le llevó a
elaborar el informe en el que describe distintas personalidades de los hijos?
R. Fue una
consecuencia de mi experiencia de muchos años como educador y de los estudios que
venía realizando. Me di cuenta que tenía que hacer algo más para ayudar a los
padres en su labor educadora. Entonces ideé una página que titulé “Conoce a tus
hijos” y que comencé a publicar primero
en la revista “La Escuela en Acción”. Posteriormente, continué
desarrollando y enriqueciendo las distintas etilogías.
2. De todas las posibilidades que expone, ¿qué puede
resultar más conflictivo a la hora de educar a un niño?
R. Educar es un quehacer apasionante y yo invito y
siempre invitaré a los padres a que se tomen este cometido como lo más grande e
importante de sus vidas. Cada hijo precisa de una atención singular según su
carácter y temperamento, por eso, cada chico nos ofrece continuamente unos
aspectos a favor y otros en contra. Ambos son importantes a la hora de educar.
Ahora bien, lo más conflictivo actualmente me parece a mí que es el ambiente
tan permisivo que nos rodea y que no es nada favorable a la educación. Los
padres tienen en contra un mundo amplio de permisividad favorecido por los amigos
de los hijos, ciertas canciones, la televisión, los videojuegos, bastantes
medios de comunicación y leyes elaboradas por los poderes públicos. Sin
embargo, nadie puede ejercer una influencia en los hijos más intensa que ellos,
porque los padres nos sólo aportan ideas y principios cuando educan, sino
también que todo eso lo entregan rodeado de un clima afectivo, cuestión que
nadie puede hacer y ellos sí. Y esa unión tiene una gran fuerza. Los padres con
categoría, tienen una fuerza transformadora
enorme.
3. ¿Qué puede llevar a un niño a estar depresivo? ¿Es muy
abundante la depresión infantil? ¿Qué lo puede provocar?
R. Generalmente el niño depresivo no tiene éxito en
los estudios o le cuestan las relaciones de sociabilidad con sus semejantes.
Son causas que origina una depresión. Últimamente ha aparecido una nueva causa:
la separación o el divorcio de los padres. El niño no puede entender que a dos
personas a las que él tanto quiere, se separen y él no pueda ya vivir con uno
de los dos. En los años noventa, Aquilino Polaino y colaboradores realizaron un
estudio epidemiológico sobre la depresión infantil en Madrid. La efectuaron a
1.074 niños y niñas de 4º de Primaria. La tasa de prevalencia fue de un 3% de
niños con depresión mayor y un 9% con un trastorno distímico.
4. ¿Por qué es tan importante detectar las personalidades
o los problemas que tiene un hijo?
R. Es un sentir común, que cualquier deficiencia o
enfermedad, detectada en los primeros momentos, es mucho más fácil su
tratamiento y la recuperación del sujeto. Hoy, la medicina, la psicología y la
psicopedagogía han avanzado notablemente y las posibilidades de evolución
favorable en los afectados con un buen
tratamiento, es muy positiva. Lo que no se debe hacer cuando vemos a un hijo
con dificultades es escondernos. Hay que actuar de la misma manera que cuando
descubrimos que el riñón, el corazón o le hígado no funcionan bien, se suele ir
al especialista.
5. ¿Qué cree, desde su experiencia como psicopedagogo,
que hoy en día preocupa más a los padres?
R Indudablemente los padres están muy
preocupados actualmente por dos grandes
cuestiones: el rendimiento académico de los hijos y el ambiente de frivolidad
con el que se encuentran en los momentos de ocio. El fracaso escolar en España
es muy alto. No hay correspondencia entre el desarrollo económico y de libertad
(frecuentemente no bien entendida) que
ha alcanzado el país y los resultados académicos. La Comunidad Educativa deberá
hacer una objetiva reflexión y gestionar lo que corresponda ante los poderes públicos
para tener leyes que patrocinen auténtica calidad de enseñanza-aprendizaje.
6. ¿Qué mensajes puede dar (en líneas generales) a nuestros
lectores?
R. Les diré que es necesario el esfuerzo de todos para
conseguir un clima cultural objetivo, en el que se busque ansiosamente la
verdad sobre el hombre, sobre el mundo y la vida. Solamente, quizá partiendo de
ahí, logremos que la nefasta permisividad vaya desapareciendo. ¿Qué puede hacer
por lo tanto, cualquier lector, un padre, una madre? Tal vez, junto a su
esfuerzo personal, hablar, ofrecer a los amigos alternativas sanas para que
eduquen bien a sus hijos, entre las que han venido dando unos resultados muy
alentadores los Cursos de Orientación Familiar, y además, apoyar las
iniciativas que muchas instituciones educativas ofrecen y que están dirigidas a
ese mismo objetivo.
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