Escribe Penélope Leach: "Lo que los niños necesitan es
el tiempo de sus padres, el tiempo para crecer, el tiempo para disfrutar de su
infancia ...
"Los niños
necesitan atenciones personalizadas y duraderas. Es decir, cada persona
necesita lazos afectivos duraderos para poder crecer emocionalmente estable. Debemos
convencernos de que educar a un hijo es una actividad creativa y única, en la
que los profesionales pueden ser muy útiles para los padres, pero no podrán
nunca reemplazarlos porque, aunque saben mucho de niños en general, no saben
nada acerca de este niño en particular".
"La sociedad ha
convertido el desarrollo y educación de los niños en una auténtica carrera,
cuando este es un proceso que irremediablemente necesita tiempo. No olvidemos
que el niño no será un mejor ejemplar de su especie por el hecho de hacer estas
cosas en un estadio anterior que la media, del mismo modo que la precocidad infantil
no predice la perfección en la edad adulta."[1]
Actitudes de los padres que ayudan a educar.
* Individualmente, cada cónyuge: Ejercer una educación
intencional con actitudes como las siguientes:
- De guía, conductor.
- De ejercicio de la autoridad justa y madura.
- Creatividad. Ser creadores de confianza; serenidad; afecto;
fortaleza; lealtad; espíritu de renuncia; respetuosidad; comprensión;
generosidad; orden; constancia; de ideales nobles.
- De paciencia.
- Acogedora y amable.
- Sinceridad.
- De constructores de hombres de voluntad.
* Hay una serie de detalles entre los padres que también
ayudan a educar. Cosas tan normales y posibles como:
- evitar el nerviosismo; saber serenarse.
- usar de mucha prudencia en las contestaciones.
- respetarse y respetar.
- profundizar en el conocimiento del cónyuge.
- cuidar los detalles de comprensión.
- saber olvidar y saber perdonar.
- cultivar el buen humor: hacerse un estratega del buen
humor.
- cultivar alguna afición compatible con la disponibilidad.
- valorar la opinión del cónyuge.
- ser muy exigente consigo mismo en cuestiones de orden.
- saber cambiar de planes.
- saber esperar la realización de algo durante años.
- saber hacer las paces, etc.
[1] Penélope
Leach. Los niños, primero. Todo lo que deberíamos hacer (y no hacemos) por los
niños de hoy. Paidós. Barcelona 1995
No hay comentarios:
Publicar un comentario