Por familia incompleta no me refiero a aquella en la que
falta algún miembro. Para mí, familia incompleta también es aquella que aún no
ha llegado a conseguir el grado normal de calidad, que se puede pedir a un
grupo de seres humanos unidos por el afecto y una consentida convivencia y
convicciones.
Me refiero a los miembros de una familia que poseen
cualidades y habilidades que las ofrecen en generosa acción de servicio a los
demás.
Decía Sócrates que el mayor placer es sentirse transformado
en mejor y contribuir al mejoramiento de los amigos. Por ese camino sí quiero
ir. En el fondo son personas que transmiten un modelo de conducta ejemplar, y
por eso hacia ellos se dirigen nuestros ojos con admiración, alegría y un poco
de envidia de la buena.
Voy a concretar algo más. La familia completa será aquella
que está formada por personas ilustres por la integridad de sus pensamientos,
por la ejemplaridad de sus conductas, por la entrega servicial de sus vidas,
por la atractiva belleza de sus comportamientos. Son pues, esos que dejan una
huella imborrable en sus semejantes.
Estoy llegando al final. Para mí, la familia completa, que
también podemos denominar perfecta o cuasi perfecta, es la que está formada por
unos corazones buenos. Esta sí que es la familia a la que todos deberemos
aspirar.
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