Como consecuencia de la “gota fría”, también llamada Dana, o
bien de alguna borrasca invernal, se vienen produciendo frecuentemente
desbordamientos de los ríos Júcar, Segura y de la rambla de Fuente Álamo,
produciendo graves inundaciones en las localidades que están asentadas en su
cuenca, por ejemplo, Los Alcázares y Torre-Pacheco. También en otras regiones
de España se han producido desbordamientos por una causa similar. Generalmente,
este fenómeno físico suele producir cuantiosos daños personales y sobre las
propiedades.
Sin embargo, también existe el desbordamiento emocional. Uno
de los más conocidos y comentados se produjo el diez de julio de dos mil diez,
en aquella memorable tarde en la que la selección española de fútbol se
proclamó campeona del mundo. Son el resultado de una alteración anímica y puede
producir sensaciones agradables o muy agradables, si la causa fue algo
placentero y dichoso. Pero también este tipo de desbordamiento puede producir
dolor, mucho dolor, si la causa fue un mal físico, psíquico o moral. Las
emociones agradables atraen, las desagradables se rechazan.
El desbordamiento emocional suele ir acompañado de gestos,
expresiones, risas, llanto, gritos, aclamación. Una emoción es un cambio
corporal que llega caracterizado por variables fisiológicas que se pueden
observar y medir: ritmo cardíaco, ritmo respiratorio, tensión arterial,
temperatura corporal, sudoración, producción salivar, apertura de las pupilas,
hormonas en la sangre, etc.
Conviene dedicar un tiempo a conocer las emociones, a cómo
controlarlas y desarrollarlas. Y por supuesto, conocer ¿qué reacciones
producen, qué influencia tienen en la vida familiar, en la vida social y en el
aprendizaje? Afectan a nuestras conductas y comportamientos.
En estos últimos años ha aparecido un desbordamiento
emocional nuevo. Suele aparecer en los días previos al comienzo de la
primavera. Se trata de lo que podemos llamar una “explosión feminista”. Su
manifestación es una multitud de mujeres de distintas edades que claman en
muchas ciudades por el reconocimiento de sus derechos. Toda una procesión,
generalmente jocosa, que quieren ser oídas, elevando el volumen de sus
expresiones.
¿Qué consecuencias tiene este último desbordamiento? Sabemos
que, en determinadas circunstancias, la emoción puede perturbar el
razonamiento. Como tiene mayor velocidad de respuesta, la mente emocional puede
secuestrar la atención y la memoria de trabajo y dejar fuera la mente racional.
Una represión continua de las emociones comporta apatía y alteraciones graves del
comportamiento, pero así mismo, dejar que los sentimientos y las emociones
desborden frecuentemente a la razón, conduce a patologías indeseables. La
depresión, la ansiedad, la violencia, la euforia enfermiza son ejemplos a
evitar.
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