El estado emocional de ansiedad
que se detecta en algunos chicos/as, arranca normalmente de situaciones
estresantes. Este desagradable estado se produce porque alrededor del niño/a se
ha creado o el mismo se ha originado, una serie de expectativas que le estresan.
Son señales que nos
manifiestan a un angustiado:
- Su inseguridad. -
Intranquilidad.
- Respiración entrecortada. -
Defensividad.
- Comerse las uñas. -
Inestabilidad.
- Manos crispadas. -
Irritabilidad.
- Dolores de cabeza. -
Mareos.
- Inconstancia en la tarea. -
Preocupón
- Sudoración excesiva. –
Trastornos del sueño.
- Morderse los labios. – Manoseo de la ropa, pelo.
- Retraimiento: le cuesta integrarse con los demás chicos.
- Carece de espontaneidad en las relaciones sociales.
La aparición de varias señales en
el sujeto, confirman un grado de certeza mayor sobre su situación de ansiedad.
El sujeto probablemente ha
soportado durante cierto periodo de tiempo tensiones emocionales. La ansiedad
que sufre será el resultado de aquella situación emocional elevada.
Se puede haber
originado por:
* Sentimientos de inferioridad, culpabilidad o miedo.
* Inadaptación.
* Reacción al mundo externo por una excesiva protección
durante la infancia.
* Frustración.
* Ser el menor de una familia y estar siendo
"machacado" por sus hermanos.
* Conflictos con los padres o con algún profesor.
* Necesidad de aprobar un examen
* Agresividad de algún compañero de clase.
Frecuentemente son individuos que
se sienten forzados a un estado de ansiedad por la presión de otros sujetos que
esperan de ellos una actuación determinada y ellos no saben resolverla con el
descanso, la relajación o el establecimiento de sus intereses en otros puntos.
Se vuelven preocupones y tensos.
La ayuda al chico/a
angustiado/a.
1. Estando muy atentos a que para huir de una realidad
tensa, no construya un mundo irreal en el que se encierre.
2. Lograr un acuerdo entre padres y profesores en la
educación del chico/a. Que analicen cómo quitar tensión a los acontecimientos
creadores de su angustia.
3. Procurar se establezca una relación serena entre los
hermanos.
4. Lograr un medio familiar y escolar acogedor en el que se
valoren sus aciertos. Quitarle importancia a sus fallos y errores.
5. Adaptar el curriculum escolar a la capacidad del
chico, para que primen los aciertos sobre los errores.
6. Todo aquello que pueda influir en una mejora de su autoestima.
7. Elevarle por encima de la angustia, minimizándola,
riéndose prudentemente de ella.
8. Comunicarle serenidad en el ambiente familiar y escolar.
9. Intentar que recupere el interés por las áreas de afición
y trabajo anteriores al estado de
ansiedad.
10. Ayudarle a que planifique el tiempo mediante una agenda
en la que además concreta actividades
diarias a realizar.
11. Enseñarle alguna técnica de control, como la relajación, por ejemplo.
12. Proporcionarle habilidades específicas para
afrontar situaciones de tensión,
mediante la explicación, demostración y ensayo de las mismas.
13. Darle una serie de
pensamientos alternativos potentes, para
que se centre en ellos cuando aparezcan las señales de ansiedad. Pensamientos
del tipo de: los éxitos de tu equipo deportivo; la última película agradable
que has visto; el trabajo que te llenó de satisfacción; la relación con tu
mejores amigos; aquel magnífico libro que leíste, etc.
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