MADRE. 1ª etapa: Volcada en las tareas del hogar y en la atención a
sus hijos en todo lo referente a la educación y en sus otras necesidades.
Perfeccionista. Muy activa. No comprende cómo es cada uno de sus tres hijos. 2ª Etapa: Trabajadora a tiempo completo
en tienda de ropas. Muy activa. Llega a su casa extenuada. No ha llegado a
conocer cómo es cada hijo.
PADRE. 1ª etapa: Trabajador a jornada completa, como administrativo
y contable. Se considera profesionalmente una nulidad. Sus trabajos carecen de
ánimo y de perfección. Es despedido. El mismo día de su despido, cae del tejado
de su casa y sufre lesión grave de columna. A continuación, cama y silla de
ruedas. Tiene aficiones poéticas. 2ª
Etapa: A medida que mejora físicamente, se encarga de casi todas las tareas
del hogar (su esposa se han puesto a trabajar fuera de casa). Gran convivencia
con sus hijos. Descubre el valor de cada hijo y entiende su personalidad en la
convivencia con ellos.
HIJA MAYOR: Reservada y tímida. Ayuda a su padre (2ª etapa de él)
en las tareas del hogar. Gran convivencia con su padre. Poco a poco, ella va
relevando su personal intimidad.
HIJO MEDIANO: Pasa desapercibido. Algo tímido y de buen
comportamiento, solamente su hermana conoce cuál es su mayor ilusión: tener un
perrito.
HIJO PEQUEÑO: Muy activo. En sus primeros años de infancia, se
irritaba con frecuencia, grita y muy travieso. Con cinco años comienza a
cambiar, porque es escuchado por su padre y es atendido. Una personalidad
fuerte y muy definida.
Con estos
cinco elementos se elabora “Dulce hogar”. Una admirable novela de Dorothy Canfield Fisher, publicada por Palabra.
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