Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, un fabricante de Stuttgart
recibió una carta de un desconocido. Decía: “Tras uno de los ataques aéreos de
la última guerra, me permití sustraer varias herramientas de su fábrica en
ruinas. Como mi conciencia no me deja en paz, deseo restituirle el doble del
valor sustraído. Le adjunto 300 marcos”.
“Un
chico de 5º curso de Primaria había roto un cristal jugando al fútbol.
Todos los jugadores salieron volando y desaparecieron por encanto. A causa de
su mala conciencia, evitaron ulteriormente volver al lugar del suceso. Al cabo
de una semana se presentó el chico culpable y pagó el cristal. Al hacerlo,
manifestó: Este asunto no me ha dejado en paz durante todo el tiempo. Ahora
vuelvo a tener por fin buena conciencia. El muchacho concibió, asimismo, el
propósito de nunca más escapar, cuando hiciera alguna trastada, sino hacer
frente a la situación y responder personalmente”[1]
.
Un tercer y último caso: Un chico de nueve años copia las
operaciones matemáticas que su profesor
ha puesto en la pizarra. Muy pocos
minutos después, guarda el cuaderno, saca un libro de lectura y se pone a leer.
El profesor observa que es uno de los primeros de la clase que ha finalizado el
trabajo, le pregunta y el chico responde que ha concluido con las operaciones.
Minutos después, vuelve a guardar el libro, nuevamente coge el cuaderno de
matemáticas y continúa con las operaciones.
El profesor se le acerca y se interesa qué ocurre. El niño le dice: Las
hice mal. Puse los resultados a “voleo” pero no me he quedado tranquilo con lo
que había hecho y ahora las estoy haciendo bien.
Ahí tenemos unas breves historias que
finalizan bien porque los personajes han llegado a tener un conocimiento exacto de las cosas y reaccionan modificando sus
conductas. Es decir han sido bien educados por sus padres, profesores,
políticos, periodistas… por la sociedad.
La pregunta siguiente puede ser: ¿Se
educa hoy procurando que las personas (niños, jóvenes, adultos) lleguen a tener
un conocimiento exacto de las cosas? ¿No es verdad que desde ambientes muy
diversos: periodismo, enseñanza, políticos, asociaciones,… se manipula la
realidad por falta de conocimiento, por pereza, por adhesión inquebrantable a
una ideología inmadura, por… y gran parte de la población vive en el error y en
la mentira?
La consecuencia más grave es que carecer del conocimiento exacto de las
cosas, que es lo mismo que carecer de la verdad, es una pérdida de
libertad.
Un sencillo ejemplo: llevamos
cuarenta años en los que las autoridades que hemos tenido, no han sido capaces
de elaborar una Ley de Educación que valga para el ser humano y por lo tanto que
valdría para todos.
Y sin embargo, el ser humano ha
nacido en libertad y para la libertad. Esa es la verdad.
Si pasamos a examinar algunas de
nuestras conductas o de nuestros ocios, continuamos encontrándonos con lo
mismo: manipulación, manipulación. ¿O no es eso lo que proporcionan bastantes videojuegos, por
ejemplo?
Los que ahora me leéis, ¿qué hacer
para recobrar esa libertad de la que tanto se habla y que para darnos tantos
bienes nos retiran, con lo cual resulta que uno de nuestros mejores bienes nos
está desapareciendo? ¡Haz, algo, por favor! Escribe, protesta, habla, estudia,
lee para conseguir mejores argumentos que te lleven a luchar por la conquista
de tu libertad, de mi libertad.
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