LOS VALORES
Y EL RENDIMIENTO ACADÉMICO.
Un paso más en la preparación de los
estudiantes para la excelencia es
que reciban una correcta educación en valores. Será muy difícil llegar a aquel
objetivo si los hijos y alumnos no han incorporado en sus vidas unas cualidades
fundamentales.
Me parece que un punto crucial para
resolver muy favorablemente los problemas educativos de la infancia,
adolescencia y juventud y desde luego, mejorar sustancialmente su rendimiento
escolar, es con una educación en valores.
Los valores no importan por la calidad que
proporcionan, si no que una vida humana
sin valores no es una vida humana.
Y, ¿qué son los valores? Ya lo dijo
Ortega: “Los valores son cualidades de las acciones, de las personas, de las
cosas, que las hacen atractivas”. Así que cuando una acción o una persona o una
institución, tienen un valor positivo, es atractiva, aquello es algo deseable;
cuando tienen un valor negativo, es desagradable. Los valores nos ayudan a
hacer un mundo habitable.
Siendo tan importantes, no hay plan
educativo que no cuente y suscriba la necesidad de tratar los valores durante
los años de la infancia, adolescencia y juventud, puesto que ellos van a
dirigir en gran medida la conducta humana. Con estos supuestos ya nos
imaginamos lo conveniente que es que los valores se definan y clarifiquen bien
como primer paso. A continuación, los planes educativos deberán tratar cómo
conseguir que esos valores sean estimados y asumidos, pues si estas dos últimas
cuestiones no se logran en vano ha sido todo el trabajo anterior.
La primera operación por lo tanto, es que
el educando conozca los valores. Padres y educadores tendrán que ofrecerle en
el desarrollo de la propia vida familiar y académica, diversas opciones.
Conocer distintos valores, es una riqueza de la que no hay que privar a los
chicos. Seguidamente hay que conseguir que algunos sean estimados e
incorporados. Porque el valor no se tiene hasta que no comprobemos que está
dirigiendo la vida de los chicos. Los valores asumidos aparecen en las acciones
que realizamos. Son persistentes y permanecen inalterables antes las
circunstancias agradables o adversas.
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