Zygmunt Bauman, autor del “amor
líquido”, nació en Polonia y ha ejercido la docencia en las universidades de
Leeds, en Tel Aviv, en London School of Economics y Varsovia. En 2010 le fue
concedido, junto con Alain Touraine, el premio Príncipe de Asturias de
Comunicación y Humanidades.
Veamos su
pensamiento sobre el “amor líquido”.
Con frecuencia nos encontramos con un
amor humano que es capaz de amoldarse a cualquier situación, gracias a que es
un amor líquido, fluido, capaz de adaptarse a nuevos recipientes. Nada por
tanto de compromisos ni vínculos estables.
El “amor líquido” se propone como una
relación ágil, fluida, veloz, cambiante, con los sentimientos como principio
absoluto. Se renuncia a encontrar en la relación amorosa algo más estable que
la satisfacción sexual o afectiva. Uno vive su relación mientras es
satisfactoria, pero cuando deja de serlo tiene la capacidad de abandonarla y
buscar otra que le convenga más.
Cuatro preguntas se nos presentan:
1. ¿Se comprueba en la sociedad española
la existencia del “amor líquido” en algunas relaciones de noviazgo y matrimonio?
2. ¿Son los sentimientos, afectos y
emociones –tan importantes en una relación-, los ingredientes únicos del amor?
3. ¿Son los afectos el criterio
exclusivo de una relación amorosa?
4. ¿Es posible según el “amor líquido”,
llegar a percibir la intimidad de la otra persona en una relación?
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