martes, 16 de febrero de 2016

PREPARACIÓN PARA LA EXCELENCIA

Es necesario detenerse en  lo que podemos llamar la excelencia académica. Desde luego, es una excelencia importante aunque  es mucho más excelsa la excelencia  de la persona, porque esta engloba a toda la personalidad  de un individuo. Pero, ¿qué podemos hacer para también lograr excelencia académica en nuestros niños, adolescentes y jóvenes?

El conocimiento que ya tenemos del niño, de su psicología y de sus intereses y motivaciones nos puede ayudar.

La experiencia nos dice que en el niño y en el joven, suele haber una preparación para la excelencia, en la que juega un papel importante su tendencia a la curiosidad.

Efectivamente, hay chicos que desarman sus juguetes, los observan y posteriormente los vuelven a organizar perfectamente. Otros, realizan dibujos de aparatos o de herramientas desconocidos y curiosos, o bien, observan como las gotas de vapor condensadas se establecen en la tapadera de la olla en la que su madre prepara un cocido y el muchacho se pregunta por qué sucede tal fenómeno. Tal vez, ese mismo chico confecciona objetos nuevos, a veces inservibles y también, construye barquitos y aviones o coches. Y se rodea de libros y más libros, que se apilan en su habitación, que tratan de las materias más diversas y que por supuesto los devoran en sus lecturas. Hace multitud de preguntas, participa en las conversaciones de sus padres, hermanos mayores y otros adultos.

En algunos, y ya en su primera infancia, se les observa con algunas predisposiciones más excepcionales. Seguramente conocemos a algún niño de cinco o seis años con un  alto dominio del lenguaje: su fluidez léxica, su capacidad de asociación auditivo-vocal, su comprensión y asociación visual, su comprensión verbal, su alto desarrollo gramatical, se distinguen notablemente. Otro destaca muy pronto para alguna  actividad deportiva en el que se aprecia su excelente psicomotricidad, sentido del equilibrio, etc.

En un tercero, comprobamos su despierto oído, su gran disposición para el  ritmo y una capacidad envidiable en la distinción de los sonidos: estamos muy probablemente, ante un futuro buen músico.



Es decir, si los observamos con detenimiento, podemos decir que algunos niños, al mismo tiempo que crecen y se desarrollan, gestionan unas habilidades que nos indican una cierta preparación para la excelencia académica. Y por supuesto sus padres pueden y deben favorecer este interés tan sobresaliente de estos chicos. Imaginemos a un niño con gran interés por el mundo de los dinosaurios. Si sus padres, además de fortalecerle su voluntad, le fomentan la curiosidad por este mundo animal, con operaciones concretas relacionadas con esa disciplina, estarán preparando a un gran biólogo.

La conclusión es que hay niños, adolescentes y jóvenes con una especial disposición para un arte, para una ciencia, para una habilidad y naturalmente, es muy positivo para él, que sus padres y educadores la fomentemos, porque ese despertar que en ellos se ve,  es un indicio de excelencia.


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