jueves, 27 de febrero de 2020

DOS CORAZONES



Vincent trabaja como ejecutivo de un banco importante. Tiene treinta y dos años y buena presencia física. Realizó en la Sorbona la carrera de economista. Es deportista, se cuida tanto en el aspecto físico como en el alimenticio. Algo tímido y con muchos amigos. Suele encontrarse atento a involucrarse en todo tipo de empresa que le reporte algún beneficio de poder. El objetivo del poder es para él mucho más importante que el económico u otros.

Hélène estudió derecho. Tiene veintinueve años y ejerce como abogada de una empresa gestora del ramo del automóvil. Es rubia, guapa y soñadora. Le encanta bailar, y raro es el fin de semana que no dedica algunas horas a su práctica. Es extrovertida y agradablemente expresiva. Está muy bien considerada en su trabajo.

Un amigo de ambos los presentó un sábado en un bar en el que tomaban una copa. Desde entonces han venido teniendo contactos frecuentes: mail, móvil, whatsapp y encuentros físicos. En las últimas semanas han quedado varios días para cenar, ir al cine y bailar. Vincent tiene una clara inclinación por la compañía de Hélène y ella piensa, con absoluta seguridad, que está enamorada de Vincent.

Así pues, acaban de prometerse y comentan a sus amigos el propósito de casarse en seis meses. Y por supuesto lo hicieron.
Pasados cinco años, Vincent continúa muy atento a su trabajo, a su imagen física y a la conquista de poder siempre que la oportunidad se presente. Enamorado de Hélène, diariamente le expresa su cariño.

Hélène tiene cada año más experiencia y prestigio en su trabajo. Raro es que pierda un juicio. Tampoco ha perdido su pasión por el baile. Quiere a su esposo, aunque aún no se han planteado formar una familia con uno o dos hijos.
Vincent está muy centrado en sus convicciones de las que nada hace partícipe a su esposa. Hélène, tiene las suyas propias que las vive de forma hermética.

Sibila la diosa de Delfos, le dice a Sócrates:
-          Tú eres el más sabio de los atenienses.
-          ¿Por qué?, pregunta Sócrates.
-          Porque tú eres el único que ha cumplido el mandato que hay en la entrada del templo, en donde aparece: “Conócete a ti mismo”.
-          Si yo no sé nada, añade Sócrates.
-          Sí, pero tú eres el único que reconoce su ignorancia. Al saber que no sabes, eres el único dispuesto a conocer, a buscar la realidad.

Vincent y Hélène tienen ante sí una gran tarea: conocerse a sí mismo. Puesto que realmente son dos corazones que un día se encontraron, se enamoraron, se quieren, se aceptan, pero no han logrado ser un solo corazón.


viernes, 21 de febrero de 2020

LA FAMILIA INCOMPLETA



Por familia incompleta no me refiero a aquella en la que falta algún miembro. Para mí, familia incompleta también es aquella que aún no ha llegado a conseguir el grado normal de calidad, que se puede pedir a un grupo de seres humanos unidos por el afecto y una consentida convivencia y convicciones.

Me refiero a los miembros de una familia que poseen cualidades y habilidades que las ofrecen en generosa acción de servicio a los demás.

Decía Sócrates que el mayor placer es sentirse transformado en mejor y contribuir al mejoramiento de los amigos. Por ese camino sí quiero ir. En el fondo son personas que transmiten un modelo de conducta ejemplar, y por eso hacia ellos se dirigen nuestros ojos con admiración, alegría y un poco de envidia de la buena.

Voy a concretar algo más. La familia completa será aquella que está formada por personas ilustres por la integridad de sus pensamientos, por la ejemplaridad de sus conductas, por la entrega servicial de sus vidas, por la atractiva belleza de sus comportamientos. Son pues, esos que dejan una huella imborrable en sus semejantes.

Estoy llegando al final. Para mí, la familia completa, que también podemos denominar perfecta o cuasi perfecta, es la que está formada por unos corazones buenos. Esta sí que es la familia a la que todos deberemos aspirar.


viernes, 14 de febrero de 2020

EL DESBORDAMIENTO



Como consecuencia de la “gota fría”, también llamada Dana, o bien de alguna borrasca invernal, se vienen produciendo frecuentemente desbordamientos de los ríos Júcar, Segura y de la rambla de Fuente Álamo, produciendo graves inundaciones en las localidades que están asentadas en su cuenca, por ejemplo, Los Alcázares y Torre-Pacheco. También en otras regiones de España se han producido desbordamientos por una causa similar. Generalmente, este fenómeno físico suele producir cuantiosos daños personales y sobre las propiedades.

Sin embargo, también existe el desbordamiento emocional. Uno de los más conocidos y comentados se produjo el diez de julio de dos mil diez, en aquella memorable tarde en la que la selección española de fútbol se proclamó campeona del mundo. Son el resultado de una alteración anímica y puede producir sensaciones agradables o muy agradables, si la causa fue algo placentero y dichoso. Pero también este tipo de desbordamiento puede producir dolor, mucho dolor, si la causa fue un mal físico, psíquico o moral. Las emociones agradables atraen, las desagradables se rechazan.

El desbordamiento emocional suele ir acompañado de gestos, expresiones, risas, llanto, gritos, aclamación. Una emoción es un cambio corporal que llega caracterizado por variables fisiológicas que se pueden observar y medir: ritmo cardíaco, ritmo respiratorio, tensión arterial, temperatura corporal, sudoración, producción salivar, apertura de las pupilas, hormonas en la sangre, etc.

Conviene dedicar un tiempo a conocer las emociones, a cómo controlarlas y desarrollarlas. Y por supuesto, conocer ¿qué reacciones producen, qué influencia tienen en la vida familiar, en la vida social y en el aprendizaje? Afectan a nuestras conductas y comportamientos.

En estos últimos años ha aparecido un desbordamiento emocional nuevo. Suele aparecer en los días previos al comienzo de la primavera. Se trata de lo que podemos llamar una “explosión feminista”. Su manifestación es una multitud de mujeres de distintas edades que claman en muchas ciudades por el reconocimiento de sus derechos. Toda una procesión, generalmente jocosa, que quieren ser oídas, elevando el volumen de sus expresiones.

¿Qué consecuencias tiene este último desbordamiento? Sabemos que, en determinadas circunstancias, la emoción puede perturbar el razonamiento. Como tiene mayor velocidad de respuesta, la mente emocional puede secuestrar la atención y la memoria de trabajo y dejar fuera la mente racional. Una represión continua de las emociones comporta apatía y alteraciones graves del comportamiento, pero así mismo, dejar que los sentimientos y las emociones desborden frecuentemente a la razón, conduce a patologías indeseables. La depresión, la ansiedad, la violencia, la euforia enfermiza son ejemplos a evitar.

viernes, 7 de febrero de 2020

LA EDUCACIÓN INTEGRAL


Si queremos entender correctamente al ser humano debemos entender que “la estructura constitutiva de un hombre llega hasta la más alta cúspide de su espíritu” (Nietzche, 26, 52). Ni la materia ni el cuerpo lo son todo, ni vale decir, me dedico solamente a cuidar el alma. El hombre es cuerpo-alma-espíritu. La influencia es pues recíproca del cuerpo al espíritu y del espíritu al cuerpo. Lo cierto es que un tanto por ciento muy significativo de enfermos reales, también necesitan ayuda médica por motivos de origen anímico.

“No puede darse, en mi opinión, ningún humanismo verdadero que no se halle fundado sobre la divinidad”[1]. La concepción cristiana del hombre afirma que el hombre es creatura originaria de Dios, su creador, y el correcto sentido de su vida es una relación de filiación con su creador.

La doctrina de Cristo nos desvela a un Dios comprensivo, misericordioso, amoroso. Un Dios que se desvive en elevar al hombre a su mayor grandeza: ser auténticamente un ser humano, en busca de su plenitud.

La carencia de vida espiritual origina una falta de educación de la conciencia y entonces “el hombre no vive de acuerdo con sus determinantes esenciales. Se torna, en tal caso, simplemente en un ser poseído y llevado de acá para allá, pero no en un ser que decide responsablemente, como ejemplo, piénsese en los abusos del instinto de poder, capaz de destruir la totalidad de la estructura personal”[2].

Por lo tanto, en la educación de los hijos, se debe tener en cuenta su formación religiosa, que es educación del espíritu, consecuencia natural. Los esposos son los que determinarán de común acuerdo qué horizontes educativos quieren para sus hijos en esta importante parcela de sus vidas. Porque es la vida según el espíritu y de acuerdo con unas normas morales lo que será un importante cauce en sus vidas de hijos, que serán indudablemente ciudadanos responsables no en muchos años más tarde.


[1] Otto Dürr. Educación en la libertad. Rialp. 1971, Página 70
[2] Otto Dürr. Educación en la libertad. Rialp. 1971. Página 90