viernes, 7 de febrero de 2020

LA EDUCACIÓN INTEGRAL


Si queremos entender correctamente al ser humano debemos entender que “la estructura constitutiva de un hombre llega hasta la más alta cúspide de su espíritu” (Nietzche, 26, 52). Ni la materia ni el cuerpo lo son todo, ni vale decir, me dedico solamente a cuidar el alma. El hombre es cuerpo-alma-espíritu. La influencia es pues recíproca del cuerpo al espíritu y del espíritu al cuerpo. Lo cierto es que un tanto por ciento muy significativo de enfermos reales, también necesitan ayuda médica por motivos de origen anímico.

“No puede darse, en mi opinión, ningún humanismo verdadero que no se halle fundado sobre la divinidad”[1]. La concepción cristiana del hombre afirma que el hombre es creatura originaria de Dios, su creador, y el correcto sentido de su vida es una relación de filiación con su creador.

La doctrina de Cristo nos desvela a un Dios comprensivo, misericordioso, amoroso. Un Dios que se desvive en elevar al hombre a su mayor grandeza: ser auténticamente un ser humano, en busca de su plenitud.

La carencia de vida espiritual origina una falta de educación de la conciencia y entonces “el hombre no vive de acuerdo con sus determinantes esenciales. Se torna, en tal caso, simplemente en un ser poseído y llevado de acá para allá, pero no en un ser que decide responsablemente, como ejemplo, piénsese en los abusos del instinto de poder, capaz de destruir la totalidad de la estructura personal”[2].

Por lo tanto, en la educación de los hijos, se debe tener en cuenta su formación religiosa, que es educación del espíritu, consecuencia natural. Los esposos son los que determinarán de común acuerdo qué horizontes educativos quieren para sus hijos en esta importante parcela de sus vidas. Porque es la vida según el espíritu y de acuerdo con unas normas morales lo que será un importante cauce en sus vidas de hijos, que serán indudablemente ciudadanos responsables no en muchos años más tarde.


[1] Otto Dürr. Educación en la libertad. Rialp. 1971, Página 70
[2] Otto Dürr. Educación en la libertad. Rialp. 1971. Página 90

No hay comentarios:

Publicar un comentario