viernes, 27 de marzo de 2020

LOS HIJOS EN UNA SITUACIÓN DE CRISIS



En estos días sin colegios y con encerramiento en nuestras casas, los hijos conviene que tengan un orden y un plan en las numerosas horas que comparten la vida familiar con padres y hermanos. Me parece que hay dos o tres ideas que, pueden ayudar a las familias a conseguir ese orden y un poco de mejor aprovechamiento del tiempo. Las detallo:

·        El estudio. Porque el estudio es un importante elemento de preparación para el futuro trabajo profesional. Cada día, de una a dos horas, dependiendo de las edades y cursos. Siempre hay temas que trabajar. Los más pequeños, las tablas matemáticas y preguntas de religión. Los mayores, los conceptos gramaticales y las cuestiones relacionadas con la geografía, la historia, religión y la biología.

•   La participación en la vida familiar. Porque la casa debe ser sacada adelante por todos. No es válido encontrarnos con padres muy sacrificados, muy responsables, todo lo hacen ellos, de todo se responsabilizan y los hijos no aportan nada o dan poco a la vida familiar. NO puede ser así. Cada hijo deberá tener una tarea o encargo familiar con el que ayuda al resto de los miembros de su familia. Los padres las adjudicarán, también de acuerdo con la edad de cada uno.

·        Una tarea más es dedicar unos minutos, al menos treinta a la práctica de un idioma. Entre ellos mismo pueden establecer una conversación en ese idioma. Cada día de la semana con un contenido distinto. Un día puede ser sobre los deportes, otro sobre libros o películas, un tercer día sobre los amigos y así sucesivamente.

·        Por último, también todos los días, dedicar unos minutos a una afición. Cada cual a la suya. Unos preferirán leer (bonita afición), otros a un juego: ajedrez, parchís, etc. Alguno seguro que se orientará por el dibujo. Muy bien, adelante. Todos a disfrutar con una hermosa afición, nadie pasivo, aburrido o chisquis miquis.

   La educación para el trabajo. Para ello, los hijos deben tener un buen concepto del trabajo, cuestión que se conoce a través del ejemplo y con manifestaciones prácticas de los propios padres sobre el valor y el esfuerzo en sus trabajos.


sábado, 21 de marzo de 2020

EL ENORME PODER DE LOS NIÑOS



Jesús les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él.» Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos. Marcos 10,13-16.

Por su parte, Sta. Teresa del Niño Jesús escribe a su hermana: “Lo que agrada al Señor es verme amar mi pequeñez y mi pobreza, es la esperanza ciega que tengo en su misericordia… Este es mi único tesoro”. (Carta 197). Y muy próximo su fallecimiento, con 24 años de edad, decía: “Dios quiere que me abandone como un niño que no se preocupa de lo que harán con él” (Últimas conversaciones 15, 6, 1).

Los niños dueños de un gran poder: de ellos es el reino de Dios. Sta. Teresita lo comprendió muy bien y siempre quiso ser una niña. El poder de los niños es el de ser muy amados y escuchados por Jesús.

Ahora, en estos días en los que nos azota la pandemia de un virus enloquecido, tenemos que pedirle a los niños que utilicen su gran poder: ¡Niños, rezad pidiendo a Jesús la curación de los enfermos de la pandemia y que se detenga el virus!

Ellos lo comprenden muy bien porque también sufren: no pueden estar con sus amigos, soportan el encerramiento, no pueden jugar con sus amigos, los torneos deportivos en los que participaban se han anulado o aplazado.

Es el momento de motivar a los niños para que utilicen su gran poder: Jesús siempre les escucha.
Animar a los niños a que recen todos los días un avemaría, un padrenuestro, un ¡Oh Señora mía…! Un ratito de oración pidiendo el final de la pandemia y la sanación de los enfermos.
Este es el gran momento de los niños.


jueves, 12 de marzo de 2020

UN HOMBRE BUENO



Robó unos mendrugos de pan para alimentar a sus sobrinos y a su hermana viuda. La consecuencia de esa acción fue cárcel y diecinueve años en trabajos forzados.
Al cumplir la condena, volvió a robar. Pero la víctima del robo le perdonó y este hecho le cambió la vida. Este perdón, le transformó y pasó a ser un hombre trabajador y preocupado por las necesidades de sus semejantes. Una vez recuperado, pudo hacerse con una pequeña empresa en la que daba trabajo a unas decenas de personas. Atendió las necesidades de unas de sus empleadas, la apoyó en su enfermedad y fallecimiento. Y antes de que ella muriese, le prometió que cuidaría de su hija de apenas cinco o seis años. Así hizo.

Durante todos estos años sufrió la persecución policial de quien estimaba que no podía haberse redimido. Una persecución extenuante, continúa, agotadora y extremadamente celosa.

Aquella niña que, él adoptó, creció y se enamoró. Y él, socorrió al novio de la chica cuando salió mal herido en una refriega estudiantil.

El día que celebraba el casamiento de aquella amada niña, extenuado, agotado, gastado, percibió que el final de sus días se acercaba y minutos antes de su marcha definitiva reflexionó y oró sobre todos aquellos sucesos y decía: “Señor, escúchame. Voy junto a ti. Dónde estás quiero ir yo. Llévame hasta allí. ¡Sálvame! Soy un hombre que aprendió a amar. Y amar a otra persona es contemplar la faz de Dios”. Fue un hombre bueno: Jean Valjean (Los miserables).

Varios siglos antes, otro hombre bueno también se despedía de forma parecida. Decía: ”Padre, perdónales porque no saben lo que hacen. En tus manos entrego mi espíritu; y diciendo esto expiró”.

Otros muchísimos hombres buenos caminan por nuestro mundo. ¡Qué alegría dan! Pero otros miles más son precisos. Son de urgente necesidad.


viernes, 6 de marzo de 2020

LA AMISTAD


Un inestimable encuentro se produjo entre Tolkien y Lewis.
J. R. R. Tolkien autor de “El Hobbit”, “El Señor de los anillos” y “Silmarillion”. C. S. Lewis, escribió “Las crónicas de Narnia” y “Cartas del diablo a su sobrino”, entre otras. Los dos, profesores de la Universidad de Oxford, son dos pesos pesados de la literatura fantástica. Grandes amigos y fervientes creyentes, Tolkien católico y Lewis cristiano de la iglesia de Inglaterra.

Junto a otros profesores de Oxford se reunían un día de la semana en un pub donde bebían cerveza, fumaban en pipa y hablaban o leían sobre literatura en una agradable tertulia. Al grupo también se le conoce como el “círculo de Oxford”. Tolkien escribió sobre Lewis: “Fue mi más íntimo amigo poco más o menos desde 1927 a 1940 y siguió siendo muy querido para mí”.

Westley, Iñigo Montoya y FezziK (también conocido como André el Gigante). Los tres célebres personajes de “La princesa prometida”. Aunque cada uno persigue unos interese personales – Westley, la recuperación de su amada; Iñigo, la venganza de la muerte de su padre-, sin embargo, los tres establecen una sólida amistad asentada en la inteligencia de Westley, la maestría de Iñigo con la espada y la enorme fuerza de Fezzik, proporcionando como resultado la recuperación de la bella Buttercup y que Iñigo cumpla su promesa y propósito con relación a la muerte de su progenitor. Toda una enrevesada operación que sale bien y consuma la amistad entre los tres.

El hombre no puede hacerse enteramente hombre mediante su relación consigo mismo, sino gracias a su relación con otro. Es una relación en la que el diálogo es parte fundamental.

Tiene la amistad una importante tarea: acercarse a la realidad, a las cosas, al descubrimiento de nuevos planteamientos sobre los problemas, a pensar y hacer juntos unos quehaceres. Hay en la amistad una fase madura. Es aquella en la que el amigo nos interesa no sólo por lo que dice, sino por lo que es.