viernes, 27 de diciembre de 2019

UNA SEÑAL PARA LOS PASTORES



Un ángel se presenta en el centro de la noche a los pastores que velaban su rebaño, y les anuncia que en la ciudad de David ha nacido el Salvador. Y con el mensaje les da una señal para que puedan localizar al “esperado”: encontraréis un niño con pañales y en un pesebre.

Así que la señal que reciben tiene tres partes: pañales, un pesebre y un niño.
Los pañales es lo primero que recibe Jesús de los hombres. Incluso antes que el alimento recibe pañales, que son la manifestación de lo necesario para un bebé, para un ser humano recién nacido. Pero los pañales que recibe Jesús iban acompañados de la inmensa ternura que su Madre había puesto en ellos.

Un pesebre, lugar en el que se alimentan los animales. Jesús será alimento espiritual, alimento de la palabra y alimento eucarístico.

Un niño. Este niño, Jesús, es Dios que se ha encarnado, se ha abajado a eso, a ser niño. Ha entregado todo su poder, toda fuerza, todos sus recursos. Es nada, un pequeño que duerme y mueve sus brazos y piernas. Oye, pero no ve. Es un bebé que acaba de nacer. Es la humildad, la pequeñez. Este es realmente el mensaje del ángel: la humildad y pequeñez del Salvador. Es el que vive en el abandono que no se preocupa de lo que harán con Él.

En esos primeros minutos de su estancia en la tierra, ya comienza Jesús su enseñanza desde el pesebre: quién quiera parecerse a mí, sea humilde, sencillo, pequeño, desprendido, confiado, sobrio, dócil. Porque la vida en el Espíritu Santo es alegría, paz, dulzura, sencillez, luz, amor.

viernes, 20 de diciembre de 2019

CAMINANDO HACIA BELÉN



María es la llena de gracia, es decir, la que tiene tal intimidad con la Trinidad, que está “endiosada”. Y el ángel Gabriel le habla de un Hijo. Y como su vida descansaba en Dios, abandonada a la voluntad de Dios, acepta el encargo. Continuará volcada en los quehaceres ordinarios de una joven israelita, pero ahora la presencia de Dios es más íntima. Enseguida, ante el mensaje de Gabriel, se pone en marcha. Camina hacia las tierras altas de Judea. Va a visitar a sus parientes Isabel y Zacarías. Va con disponibilidad, a servir a unos ancianos que esperan con enorme gozo el nacimiento del Bautista. Pero lleva en su vientre al Hijo del Altísimo y por ello es portadora de Dios, la embajadora de Dios.

Tres meses después regresa a Nazaret, su querida aldea. Con diligencia se dispone a celebrar el matrimonio con José, con quien estaba desposada. Y con él, vive en comunión de amor. Mientras, los dos se preparan ante la próxima cercanía del Hijo de Dios.

Pero hasta que el Niño nazca, María al igual que José, gasta sus días en las tareas propias de una madre de familia: la atención al hogar, las compras de alimentos, la limpieza de la ropa de José y la suya, la preparación de las comidas, el servicio a sus vecinas… Una vida muy semejante a la de muchas otras madres de familia de ayer y de hoy. Muy parecidas estaban siendo las jornadas de José.

Y surge lo imprevisto: hay que acudir a Belén para el censo dispuesto por Augusto. Es diciembre, María y José caminan hacia Belén. Llegan. Es de noche. Silencio. Recogimiento. Nace Jesús. Adoración de María. Adoración de José. Todo para el Niño. Y nosotros nos acercamos al belén que hemos puesto en nuestra casa: en el centro Jesús reclinado en un pesebre, a un lado su Madre, al otro José. Muy bien, pero allí en aquella noche ocurrieron más cosas: María cogería a su divino Hijo, lo estrecharía en su pecho y lo cubriría de besos. A Dios le gusta que seamos afectivos con Él. Y también la bendita contemplación del Niño y la hermosa canción de la Madre y a continuación se oyó en el cielo el primer villancico que María y José al Niño cantaron. Todo sucedió, junto a la pobreza del lugar hermoseado por el amor para el Amor. Más detalles afectivos: al Niño le gustan (no olvidemos practicarlos ante nuestros belenes y en la Comunión) y la ternura de María porque “ha encontrado al que ama su alma, lo ha encontrado y no lo dejará jamás”. (Cantar 3, 4).

Minutos después llegan los pastores. Comunican el mensaje que han oído a los ángeles y adoran al Niño y le piden a María si lo pueden tomar en brazos. María que es toda generosidad, asiente. Y pastor tras pastor depositan besos en los pies de Jesús. Cada pastor se siente un pequeño ante el gran Pequeño y con breves palabras y muchos gestos, manifiestan su adoración y cariño al nuevo habitante de Belén.

Fueron horas inolvidables. Muchos siglos después, el novelista Graham Greene decía: “A los hombres les gusta tener a Dios lejos, como al sol, lo suficiente para aprovecharse de su calorcillo y huir de su quemadura”. No sea así en esta hora, en este siglo. Vuelvan las horas inolvidables de los pastores de Belén, de José y de María: El Niño hoy, este año, vuelve a nacer. Porque cada vez que vencemos un poco nuestro egoísmo, Jesús se instala un poco más en nuestro corazón.
Belén se ha llenado de luz y de salud. Lo mismo que tu alma, tu corazón y el mío, porque Jesús es sobre todo, nuestro Salvador.

viernes, 13 de diciembre de 2019

SÍMBOLOS NAVIDEÑOS. 2



EL ÁRBOL DE NAVIDAD.
Es evocación del árbol de la vida, plantando en el jardín del Edén y del árbol de la cruz. Sobre el mismo, Benedicto XVI dijo: Cristo es el verdadero árbol de la vida. Árbol siempre verde y fecundo. Árbol de los regalos, entre los cuales no deberían faltar los regalos para los pobres. En el salmo noventa y seis encontramos la frase: “Que dancen de gozo los árboles del bosque, delante del Señor que hace su entrada”. Así, podríamos decir, se asemejan  nuestros árboles de Navidad. Nos hablan del gozo por el Nacimiento del Mesías. Árboles que pretenden que aquella frase del salmo se convierta en una verdad visible: el Señor está presente y los árboles danzan y le alaban.

VILLANCICOS.
Los villancicos nacieron en Castilla en el siglo XV. Eran cantos sencillos.
Nuestro corazón brinca de alegría y de gratitud al escuchar el gran prodigio que anuncian: Dios se ha encarnado. Se Encarna por amor a los hombres. Los villancicos nos despiertan y avivan nuestra espera. ¿Se espera aún en el siglo XXI, un Salvador? Si hacemos caso de los villancicos, que todos cantamos, y nos encanta oír, diremos que sí, que le esperamos. Pues bien, que nuestra espera sea como la de Zacarías e Isabel, como la de los pastores, pero sobre todo como la de María y José.
Pero aún más, los villancicos, nos hablan de Belén, de un pesebre, de pobreza, de humildad, de paz, de amor. Hay que abrir el corazón, son días para abrir el corazón a la gracia.
Los villancicos son la música de Navidad, una música que nos acerca a Dios y ayuda a que nuestro corazón despierte hacia motivos elevados.

LOS REGALOS.
Los Magos acudieron a visitar a Jesús con regalos. El sentido de los regalos en estas FIESTAS se corresponde con nuestra propia vocación cristiana, puesto que recibimos esa vocación como donación de Dios.  Especialmente con la donación que Dios Padre nos hace concediendo a la humanidad la Encarnación de su Hijo. Por eso, nuestros regalos de “·Reyes” deberán tener un carácter religioso. Su motivación es claramente evangélica y como tal, debe evitarse la ostentación y el despilfarro con ellos.

viernes, 6 de diciembre de 2019

LOS SÍMBOLOS NAVIDEÑOS. 1



Lo divino es bueno y conveniente que nos entre por los sentidos: Belén, un pesebre, la luz, unos villancicos, un árbol… Son símbolos navideños que ayudan a conocer a Dios y a crecer en vida divina.
LA LUZ.
La luz es un bien que vence al mal. Una estrella (luz), aparece ante los Magos. La luz la encontramos en las cuatro velas del Adviento. La luz es amor que supera al odio. La luz es reflejo de la vida que derrota a la muerte.
Según se acerca la Navidad, las alusiones a la luz son numerosas.  Coincide la Navidad con el momento en el que cada día comienza a tener más minutos de luz solar. Las calles de las ciudades se adornan con la luz.
También ponemos luz, iluminamos nuestros belenes, el árbol de la Navidad, etc. Todo eso es para que nuestra alma se abra a la auténtica luz que nace.
Pero, ¡cuidado! Corremos el riesgo de pasar unos días llenos de luz, de música y regalos, pero con alma sin Dios. Esta Navidad, no será así. Será una Navidad diferente.
Las luces nos recuerdan que dejamos las tinieblas y pasamos a la luz porque Jesús es la luz del mundo. En Belén se manifestó al mundo la luz que ilumina nuestra vida.
Figura principal de esas semanas es la Virgen María que fue totalmente envuelta con la luz del Espíritu Santo.
EL PESEBRE.
¿Quién está en el pesebre? Un Niño. ¿Solamente un Niño? Sí, un Niño que es Dios-Amor. “El Verbo hecho carne”.
Ahí está el Emmanuel, es decir, el Creador del mundo que se ha hecho criatura, envuelto en pañales y está acostado en el pesebre.  Ahí está el recién nacido que ha venido a poner su morada entre los hombres. En la oscuridad de aquella noche se encendió una gran luz.
Ese Pesebre está la enseñanza del valor de la vida. El Pesebre canta el don de la vida, porque siempre el nacimiento de un niño tendrá que ser un acontecimiento de alegría. Sin embargo, ¿cómo no pensar en los recién nacidos que son rechazados? ¿O en aquellos otros que nacen en medio de una gran pobreza?
El Pesebre es la sencillez. Ahí en ese Pesebre, “Dios de Dios y luz de luz”, comenzó a ser hombre, verdaderamente hombre. Se hace pequeño, humilde, para vencer nuestra soberbia. Se hace pequeño para librarnos de la pretensión humana de grandeza que brota de la soberbia.
En un Pesebre, el Señor, se encarna, es decir, se pisotea como Dios, elige una cueva, también se pisotea como hombre. Pasa desapercibido. Nadie sabe nada, Sólo María, José y más tarde, unos pastores. El Mesías, el heredero de David, y de Jacob, el Hijo de Dios, oculto en la prosaica condición de hombre.
Es momento de dejarse sorprender: ¡Fíjate, Dios se hace Niño!
Por todo ello, el belén doméstico, es lugar muy apropiado para la lectura del Nacimiento de Jesús y para que la familia ore.
Además, los cristianos tenemos como misión difundir la verdad de la Navidad. Navidad es alegría paz en el alma humana.
EL CANTO DE LOS ÁNGELES.
La Iglesia entera se une al canto alegre de los ángeles, que en la mitad de la noche anunciaron a los pastores el extraordinario suceso ocurrido en una cercana cueva.
Un Niño ha nacido. Su morada está aquí en la tierra. Tenemos que percibir a Dios. Se ha acercado a nosotros. Pasa junto a nosotros. Su venida y su mensaje a unos pastores, ¿no son una clara indicación de que las realidades del mundo (el descanso, el trabajo, el estudio, la vigilancia –en eso estaban los pastores), le interesan y quiere Él también estar en ellas, con nosotros?
El canto de los ángeles fue el gran acontecimiento en la vida de aquellos vigilantes hombres. ¿Seremos capaces de dejarnos sorprender por la gracia que Dios nos entrega en esta Navidad? ¿Nos damos cuenta de la importancia de estar vigilantes ante la gracia que Dios continuamente nos envía?
Dios, amor absoluto y total, abandona todo lo que le pertenece en el hombre. Eso es amar.

viernes, 29 de noviembre de 2019

TAN DÉBILES, TAN FUERTES



Quizá como nunca, tenemos hoy estupendos medios para cubrir nuestras necesidades. Estamos enfermos y vamos al médico y a continuación al farmacéutico. Tenemos una dificultad económica y nos acercamos al banco que nos podrá facilitar un préstamo o hipoteca. El hijo/a se ha metido en un penoso lío o ha cambiado sustancialmente su conducta, y nos vamos al psicólogo… Estos y otros muchos avances en disciplinas muy diversas, han logrado que tengamos en muchos aspectos una vida más agradable.
Sin embargo, la influencia del individualismo y del racionalismo también es asunto evidente. En occidente, el racionalismo se ha extendido y anclado en exceso. Nuestro tiempo es científico y tecnológico en el que parece que no tienen cabida ni la religión ni Dios. Hoy gran número de cristianos viven de espaldas a Dios. Es una realidad que procede de la Ilustración.
No obstante, prestigiosos científicos y humanistas declaran su plena adhesión a la trascendencia.

El europeo sufre un preocupante enfriamiento, incluso hay casos de congelación, respecto a la religión. Son tiempos de debilidad.
Sin embargo, la religión en África, América y Asia es una parte fundamental de la sociedad humana. Esos numerosos países están constituidos por hombres con creencias. “En ellos con frecuencia la religión es la que redime al hombre del materialismo, de la guerra y de las luchas fratricidas, de la pobreza y de la desesperación, del individualismo y el egoísmo”[1].

Tiempos fuertes. También los hubo y continúan con nosotros, puesto que otros muchos consideran a la religión el referente más claro y fuerte ante el bien y el mal. Es una convicción con más de veinte siglos de existencia.

Uno de esos tiempos fuertes lo vivió Emérito. En el año 304, en Cartago, el jefe de policía detuvo en casa de Emérito a veintiséis hombres y dieciocho mujeres, todos cristianos que se habían reunido un domingo para celebrar la santa misa. El procónsul interroga a Emérito:
-          ¿Se han celebrado algunas asambleas en tu casa?
-         Sí, replicó Emérito. Nosotros hemos celebrado el dominicum en mi casa.
-         ¿Por qué les permites entrar a todos esos?
-         Porque son mis hermanos y no podía prohibírselo.
-         Hubieras debido hacerlo.
-         Yo no podía, porque nosotros no podemos vivir sin el dominicum.
Esta respuesta le envió al suplicio.

Es lo mismo de Teresa de Jesús en su sencilla y bella poesía en la que dice: “Sólo Dios basta”. O la estrofa del Cántico espiritual de Juan de la Cruz: “Y yéndolos mirando, con sola su figura, vestidos los dejó de hermosura”. Esta es la cuestión: dejar que Él pase y hermosee el alma.

La religión es necesaria. Dios tiene una presencia continua en el mundo. La relación con Dios origina una mejor estima del hombre. Su ausencia, daña al hombre, lo hace más inhumano. No cabe duda que en el cristianismo fuerte, el hombre gana en apertura mental, conoce y vive en una mayor plenitud. Olvidar esta afirmación o combatirla es una forma perfectamente clara de ir contra el hombre y su libertad.

Tan débiles, tan fuertes. Varios Papas y predicadores expertos han propuesto una llegada y consolidación de los tiempos fuertes, son estos: Mejorar el trato con el Espíritu Santo, aumento de la adoración eucarística y arrimar el hombre hasta conseguir un fuerte crecimiento de la caridad.


[1] R. Yepes Stork. Entender el mundo de hoy. Página 223. Año 2010.

viernes, 22 de noviembre de 2019

LOS TRIUNFADORES



En la segunda mitad del siglo XX y en lo que llevamos del XXI, nos hemos venido encontrando con diversos tipos de triunfadores.  En primer lugar, están los grandes ricos y también todos los que últimamente han mejorado sustancialmente su patrimonio: nuevos ricos, les llaman. Aquí están los que han dejado de interesarse por los miles de euros porque están en los millones.

Pero hay más. En estos últimos setenta años han aparecido tres tipos de triunfadores, fruto de su trabajo y unas habilidades específicas que han adquirido y mejorado, más unas circunstancias que en estos pasados decenios han puesto a sus pies. Son los triunfadores del mundo del cine, del deporte y de la canción.
Y hay otro grupo curiosamente muy interesante: son los que han elevado y lanzado los medios: Los “famosos de los medios de comunicación”. Los ligados a la cultura de la “perfomance”.

Un grupo de triunfadores con gran influencia social y bastante apoyo socio-económico son los intelectuales de la corriente “progre”. Hoy, ser progre tiene muchas puertas abiertas. Quizá es que es lo moderno. De su durabilidad aún nada se sabe.

Y, ¿qué ocurre con la ética?
He conocido a otros muchos triunfadores: D. Calixto, médico rural de los años setenta, que atendía a los enfermos de tres pueblos. A D. Argimiro, maestro de primaria que consagró varios años de su vida a enseñar y educar a los niños y muchachotes de pueblos de la “Siberia extremeña”. A Pepe, herrador, con jornadas de catorce y dieciséis horas, cuidando los cascos de los mulos, asnos y caballos de una comarca. A Julio, jardinero, con pasión y esfuerzos para que el jardín del colegio creciese años tras años en lozanía y hermosura.

Todos, personas sencillas, naturales, optimistas y con las alforjas llenas de esperanza. Triunfadores en lo pequeño, en la tarea cotidiana, en el quehacer bien hecho. Casi todos ya desaparecidos o jubilados. Se fueron sin medallas. Se fueron o jubilaron con algo grande: un trabajo excelente y el cariño de sus conciudadanos. Porque todos y cada uno de estos últimos, fueron “señores” de la amistad. No tuvieron clientes, tuvieron amigos; gentes muy variadas, que pusieron noble y generosamente , gran cariño en ellos..
Estos triunfadores dejaron huella. Enseñaron un modo de vivir y de sentir cálido y cercano con todos aquellos a los que trataron. Y se formaron principalmente en el amplio campo de la excelencia.




viernes, 15 de noviembre de 2019

CON GRAN AGRADECIMIENTO


Cuando miro lo mucho y excelente que nuestros antepasados nos han dejado, me entran escalofríos. Me refiero al amplio y excelso trabajo de escritores, pintores, músicos, arquitectos y escultores.

Ponerse delante de la Meninas o del Entierro del conde Orgaz, o de la Creación de Miguel Ángel… ¿no te produce un gran gozo? A mí sí.

Visitar el Partenón de Atenas, el Coliseo de Roma, Las catedrales de Colonia y Toledo. Admirar las vidrieras de la catedral de León o el Monasterio de El Escorial, me produce un agradable agradecimiento.

Visitar Florencia y detenerse ante el David. Hacer lo mismo en la Galería Borghese ante la majestad de las obras de Bernini. Acercarse a San Petersburgo y permanecer horas ante la obra de Rembrandt, ¿no es verdad que las horas se convierte en minutos?
Reencontrarse con Sófocles, con Shakespeare, Ovidio, Lope de Vega, Calderón, Cervantes y Gerardo Diego, ¿no es como transportarse a otro mundo?

La herencia que hemos recibido es de un valor inmenso. Todo fue obra de antepasados inteligentes, trabajadores, creativos y con una férrea voluntad.

Les llegaron luces, se encendieron sus corazones y sus ojos, junto a sus manos hicieron el resto.
Si has escuchado el Réquiem de Mozart, alguna o varias de las sinfonías de Beethoven, la quinta de Piotr Ilich Chaikovski, el Concierto de Aranjuez o las diversas sinfonías de Schubert, te habrás dado cuenta que entre todos han contribuido notablemente a llenar el mundo de belleza.

Mi respuesta a tanta hermosura, a la que también te invito, es de agradecimiento y de un determinado deseo de profundizar más y mejor en tan sublimes creaciones, sean del orden que sean.

En este ajetreado siglo XXI, vale la pena mirar con sosiego tanto esplendor como nuestros antepasados nos han dejado para el disfrute y cultivo del alma. Y quien tenga posibilidad de presentarse en Florencia, Burgos, Colonia, Viena, etc, se llenará de unas experiencias imposible de olvidar.

Finalmente, tener presente que todo ese gran mundo de belleza y esplendor, obra de unos hombres extraordinarios, también lo ha sido de Dios que puso en ellos esas habilidades con tanta grandeza.

viernes, 8 de noviembre de 2019

LOS PACÍFICOS

ESTHER  DUFLO, premio Nóbel por su lucha contra la pobreza global.

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La paz y las dificultades. Hay que intentar descubrir las actitudes profundas de nuestro corazón. Esas que, por ser negativas, quitan la paz.

Una imagen o comparación: La superficie de un lago sobre la que brilla el sol. Si está serena y tranquila, el sol se refleja perfectamente. Si está agitada, removida, la imagen del sol no podrá reflejarse. Algo parecido ocurre en el alma: cuanto más serena esté, más se reflejará Dios en ella. (Jacques Philippe y Dietrich von Hildebrand)

Todos tenemos preocupaciones y temor a equivocarnos. Y una y otra cosa, nos pueden hacer perder la paz. Efectivamente, los problemas de salud, del dinero, de afectos, de ser estimados, profesionales, etc.  Más aún, el mayor peligro es creer que podemos resolver todos los problemas de la vida solamente con nuestro esfuerzo y nuestro interés. No es así, porque somos torpes, limitados, débiles.

Nos hace perder la paz desear una cosa buena y que no llegue. Por ejemplo, que un hijo marche bien, y a veces impacientarnos e incluso ofrecemos actitudes negativas ante él, como gritos, indiferencias, olvidos… El deseo bueno, lo hemos estropeado. Nos faltó paz y paciencia para ver que Dios, que también es padre de ese hijo, la tiene y espera.

Enemigos de la paz, son: 1. El amor desmesurado a uno mismo. 2. La absoluta confianza en uno mismo. 3. La complacencia en uno mismo 4 Poner los afectos en uno mismo. 5. Un desproporcionado exceso de trabajos profesionales. 6. La falta de paz es un veneno para nuestra felicidad.
Iréne Némirovsky escribe la novela “El baile”. La adolescente, hija de la señora Kampf, herida en su orgullo por la prohibición materna de asistir al ágape, planifica una venganza en toda regla. Su alma no estaba en paz.
Pone en peligro la paz: el hombre susceptible que se siente ofendido con extraordinaria facilidad. Sus reacciones son de irritación o de apartamiento de aquellos que, según él, le ofendieron. Es una postura que no encaja con la vida de acercamiento a Jesucristo. Hay que examinar esa susceptibilidad que a veces nace de los celos. Otra cuestión distinta es cuando realmente ha habido una auténtica ofensa. En este caso, la actitud cristina es perdonar. Perdonando continuamos viviendo en la paz.
Siempre estaremos dispuestos a destruir en nosotros, todo rencor, toda amargura, toda enemistad y quemar los agravios recibidos enseguida.
Una cuestión distinta es si nuestros derechos y nuestra libertad, que es un gran don recibido de Dios, son atacados o menoscabados. En esos casos, sí que es necesaria la lucha para defender esos derechos. Dejar de hacerlo, no es propio de la vida cristiana. Un ejemplo: S. Pablo dice al centurión: ¿Os es lícito azotar a un romano sin haberle juzgado? Al oír esto el centurión se fue al tribuno y se lo comunicó, diciendo: ¿Qué ibas a hacer? Porque este hombre es romano” (Hech. 22, 25-26).

La paz no es separación en las relaciones humanas, cuya trágica situación muy bien escribió ALBERR CAMUS: “Es como si dos personas estuvieran separadas por la pared de cristal de una cabina telefónica. Se ven, están muy próximos, y, sin embargo, está esa pared que los hace mutuamente inaccesibles.”

Facilitan la paz: El amor. Este don constituye familias, sociedades y amistades en las que brillan la paz. Sin el amor surgen las guerras, las rencillas, las faltas de entendimiento entre las personas. El que ama es además un agente del amor. Además, la oración, los sacramentos, la purificación del corazón y la docilidad al Espíritu Santo. La paz es fruto de la lucha. Especialmente contra las tres concupiscencias.
El Señor nos dice: “la paz os dejo, la paz os doy; no es como la del mundo la que yo os doy. No tengáis más el corazón turbado y encogido” (Jn. 14. 27).  Estas palabras tienen la misma fuerza que las que crearon el cielo y la tierra de la nada, o que las que calmaron la tempestad en Genesaret, o las que dijeron: “Talithá kumi” a la hija de Jairo, o a Lázaro, “sal fuera”.  Por lo tanto, confianza en que Dios quiere nuestra paz.

S. Francisco de Sales propone tres cuestiones:
A. Hay que tener la intención de buscar en toda la gloria de Dios.
B. Busquemos un buen consejero y sigamos sus consejos.
C. Y por último, dejemos que Dios se encargue del resto.
La paz nace de la humildad y del olvido de sí mismo.
El hombre que se pone en los brazos de Dios vive en gracia en el cuerpo místico de Cristo y se reconoce redimido por la Sangre del Señor. Será un individuo de paz interior. Todo esto es fruto de ser alma de oración, alma de eucaristía, alma de penitencia y caridad.
La paz interior consiste en el abandono de los estilos de vida que producen desasosiego y turbación y en la incesante búsqueda de unión con el amado y con lo bueno. Es la poesía de Sta. Teresa de Jesús:
“Nada te turbe                                                           Nada de espante,
Todo se pasa,                                                            Dios no se muda,
La paciencia                                                               Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene                                                     Nada le falta:
Sólo Dios basta.

Nuestros defectos no deben contribuir a que perdamos la paz. Se asumen, se lucha contra ellos, se pide ayuda al Señor y consejo en los casos necesarios.

domingo, 3 de noviembre de 2019

TAN CERCA TAN LEJOS


Es el título de una comedia romántica francesa, estrenada en España el veinticinco de octubre de dos mil diecinueve. Es decir, hace muy pocos días.
Rémy y Mélanie son dos jóvenes treintañeros que viven en París y buscan encontrar el amor. Ella lo hace por las redes sociales, acudiendo a citas a ciegas que nunca salen bien; él, sigue sin encontrar esa conexión especial que busca en su pareja.
Los protagonistas viven en la soledad y en los sueños y se van a ver a un psicólogo, que en Francia se le titula “ir a ver a alguien”, evitando su auténtica denominación profesional, para tapar la problemática del individuo necesitado de ayuda.
Me ha recordado el título de una ponencia que me han encargado sobre la comunicación en el matrimonio con el título: “Trabajo, casa, cole y … tú y yo ¿cuándo?” Es una denominación que me deja algo perplejo. Porque, ¿qué podemos entender por ese cuándo?: ¿cuándo vamos a casa de tus padres? ¿cuándo vamos a cambiar de coche? ¿cuándo vamos a tener otro hijo? … ¿Cuándo vamos a hablar un rato?...
Tan cerca, tan lejos”, también se puede titular la vida de algunos matrimonios en los que aún perdura la fidelidad, la relevancia del compromiso adquirido, cierto grado de erotismo y amor. Pero, al mismo tiempo ofrecen un declive en la amistad.
La amistad es fundamental en la pareja. Y la amistad es compartir tiempo, sí, y también compartir ideas, opiniones, intereses, aficiones. En definitiva: comunicarse.
Estos matrimonios podrían preguntarse por qué hace ya algunos años, se enamoraron. Se enamoraron porque cuando aún eran amigos, se comunicaban mucho. Es decir, fue la comunicación, un elemento principalísimo en su enamoramiento. Por la comunicación llegaron al amor.
Tan cerca, tan lejos”, nos debe recordar que el amor de amistad, en el que muy buen papel juega la comunicación, no es hablar por hablar. Convertir la conversación de cada atardecer, después de la jornada de trabajo, en un coloquio lánguido, triste y aburrido en el que siempre contamos las mismas cosas: las dificultades del trabajo; el autoritarismo de uno de los jefes; los precios de la carne y el pescado; la desobediencia de los hijos; la pesadez de las llamadas telefónicas de un familiar o amigo; lo difícil que es el ahorro; las quejas que el colegio nos da del adolescente; la separación de unos vecinos…
El amor de amistad cuenta con un tipo de comunicación mucho más alegre, optimista, variado, atractivo, dinámico y en gran manera divertido.
¿Cómo se logra? Es bastante fácil: la pareja tiene que conocer qué ocurre en el mundo, qué publican las grandes editoriales, qué defensa se viene haciendo últimamente sobre la naturaleza y la ecología, qué noticias o mensajes importantes viene dedicando el Papa a los cristianos y a los no cristianos, qué piensan nuestros amigos sobre las verdades esenciales de la vida, cómo nos defendemos de los ataques a nuestra dignidad y al matrimonio y a la familia… Infinito número de cuestiones de actualidad sobre las que intercambiar los pareceres.
Tan cerca, tan lejos”. El amor de amistad, mediante la buena comunicación, y también el cariño, nos llevará siempre a una vida “tan cerca” de aquel, de aquella al que tanto queremos, que bien podíamos cantar: “He encontrado al que ama mi alma, lo he encontrado y no lo dejaré jamás”. (Cantar, 3, 4).


martes, 29 de octubre de 2019

LA GRANDEZA DE LA FAMILIA. 2



Hay una educación intencional y no intencional. Estamos en educación no intencional, cuando se educa sin una intención de educar. En este caso, sin darnos cuenta se esparce por cada rincón del hogar una forma de ser y actuar. Normalmente, los padres educan casi siempre, no intencionalmente, en el sentido de reflexionar antes, sino intuitivamente.
Cuestiones a evitar en la educación familiar:
Padres preocupados: ansiosos, perfeccionistas, exigentes en prohibiciones y parcos en permisos.
Padres despreocupados: indiferentes, fríos, hostiles.
Padres que abdican por debilidad, comodidad o inmadurez.
Padres autoritarios o paternalistas.
Los hábitos de trabajo de los hijos.
La tarde de los hijos es un momento educativo de gran relieve.
Las tareas hay que considerarlas como algo sagrado. Se hacen.
Tarea es también el estudio y la lectura. Ambos deben ser diarios.
Misión de los padres es conocer cómo razonan los hijos. Si les cuesta retener. Si tienen facilidad para expresarse. Si estudian de forma activa: con lápiz y papel y si son ordenados.
Los chicos necesitan a padres positivos, que animan y muestran clara satisfacción cuando ellos  cumplen con sus obligaciones, siguen de cerca los estudios y progresos de cada hijo.
Importancia del guía.
El guía presenta señales, normas, tradiciones, … Es el  que sabe.
Si no hay guía, la conducta carece de dirección y se vuelve más instintiva.
No podemos tener complejos de buen guía. Al contrario, complejo de superioridad de serlo. Lo que tiene que hacer un padre y una madre, no lo puede suplir nadie. Nadie tiene su categoría, ni la relación afectiva e íntima que ellos tienen con cada hijo.
Los progresos en la educación.
En la educación y en la enseñanza, todo avance en la excelencia es una dichosa ventura. Es un avance que irá acompañado del amor por la educación, por la formación del carácter y por unas asignaturas.
ESTIMULACIÓN DE LOS PUNTOS FUERTES
Dicen Canfield y Wells: “El camino  más efectivo para estimular a una persona a desarrollar todo su potencial es concentrarse en sus punto fuertes. Desgraciadamente, muchos niños y adolescentes no encuentran nada positivo y valioso en sí mismos. En general, las personas tienen más conciencia de sus limitaciones que de sus capacidades y recursos.”
PADRES MODERNOS.
Es moderno conocer cómo piensan los hijos y sus amigos.
Es moderno conocer críticamente las actuales corrientes del pensamiento y de la cultura.
Es moderno rechazar lo superficial y vano.



LA AUTORIDAD. 4


Una perspectiva, a no olvidar, es la de estimular a los hijos a que analicen el grado de confianza que poseen y darles motivos para que crezca y se desarrolle más la que ya tienen. Los hijos que confían en sus propias posibilidades y en las ayudas que pueden recibir de sus padres, irán caminando en un avance continuado. Ya dijimos que el respeto y la confianza favorecen el desarrollo de su personalidad.

Otro aspecto con alta relación con la autoridad es que los hijos perciban que son valiosos, muy valiosos para sus padres. Y crearles la necesidad de vivir según sus convicciones.

Me parece necesario finalizar transcribiendo el cuento chino, anónimo del siglo XIII, “El dilema de la cuerda de arco”:

“Un arquero preparaba arcos con los materiales que le daban, con las cuerdas que le traían. De eso vivía y con eso disfrutaba porque eso sabía hacer.
En ocasiones las cuerdas que le llegaban, siempre todas del mismo material, eran flojas; no había forma de tensarlas; aplicándoles el mismo tratamiento que a todas, o no reaccionaban o se destensaban poco después.
En esos momentos el arquero se afanaba, pues si tiraba demasiado, la cuerda se rompía y ya nunca más serviría; si por el contrario nada le hacía, la cuerda por sí sola, desde luego no se movía.
Pasó un anciano junto al taller un día, y el arquero le contó su porfía: ¿Qué hacer con esas cuerdas que desperdiciar tampoco quería? ¿Qué decir al amo de todas ellas, suministrador único de la buena y floja mercancía?; ¿que sólo en el trabajo cómodo ocuparse quería? ¿Que su destreza ante lo inesperado se rendía? Si así fuera, el amo pensaría que quien de cuerda difícil nada sabía, a la cuerda buena menos partido que el posible sacaría, y quizá el suministro terminara, algún día.
El anciano respondió al arquero: tú has dicho la solución y si así lo ves, podrás con tu habilidad aplicarla. Si, como a otras, al llegarte la cuerda deficiente, la tensas enseguida con firmeza, estará enseguida deseando aflojarse o se romperá dolorida en un instante. Si por el contrario antes de apretar la preparas y la observas esperando su momento, aunque tarde años ese acontecimiento, deben durar tus esfuerzos de mantenimiento, sin tensar inoportuno y con sufrimiento; aunque la cuerda parezca indiferente, esa es la situación aparente, que ella se empapa del calor de tus cuidados y del tino de tu mente.
Si así actúas verás, que antes de lo que piensas ocurre que la floja cuerda se anima y al estirarla, se mantiene firme en la tensión debida y más elástica que otras por la ciencia en su propia fibra recibida; firmeza y elasticidad permitirán después, a su arco orgulloso, lanzar más lejos los dardos en que se empeñe. Y así el trabajo donde ahora desesperas, será para ti la ocupación más querida.

Esperar, por ello, esta es la solución. Pero esperar haciendo; y para ello necesitas al esperar no ocultar tu corazón”.

viernes, 25 de octubre de 2019

BARCELONA



En aquella tarde de domingo, Josefa y Daniel invitaron a sus vecinos Sara y Sergio a que bajasen a su casa a tomar café y pastas. Era una tarde agradable para los dos matrimonios. Pero cuando se acercó la hora del telediario, Daniel preguntó: ¿queréis que veamos las noticias? Todos asintieron y Daniel encendió el aparato. Comenzaron las noticias y guardaron silencio… Hasta que el presentador anunció: Esta mañana se han enfrentado dos grupos vandálicos en Barcelona y como consecuencia de la refiega realizada con piedras, adoquines y todo objeto contundente, un joven ha perdido un ojo y otro un testículo.

-Pero ¿por qué esa pelea?, preguntó Sara.

-Dicen, que unos quieren una bandera y los contrarios otra distinta, repuso Sergio, su esposo.

-Otros hablan de que la causa es el idioma, añadió Josefa.

-También hay algunos que piensan que es que España les roba, expuso Daniel.

-Es inconcebible, pronunció Sergio. Cuando estudiábamos, aprendimos que los primitivos pueblos, los de  Cro-Magnon se llamaban, se peleaban porque una tribu cercana les había matado un ciervo que pacía en sus campos. La pelea de entonces también era con grandes pedruscos. Habiendo pasado ya tantos siglos se podían haber inventado otros métodos de peleas, digo yo.

-Por un lado vivimos en un gran progreso, dijo Josefa, somos capaces de ir a la Luna; por otro el retraso es espantoso: no somos capaces de solucionar un problema de banderas o de idiomas.

-Los adelantos que cantaba don Hilarión, se referían a cosas materiales, pero en las conductas seguimos pareciendonos a los cromañones, continuó hablando Sergio.

- El hombre del siglo XXI continúa cayendo en los mismos hoyos que los del siglo XV antes de Cristo: somos celosos, codiciosos, soberbios y además no hemos aprendido a saber evitar herir los sentimientos de otros, expuso Sara.

-Pues, ya nos valdría tener más tacto al hablar y al hacer, añadió Daniel.

-¡Qué raros somos los seres humanos!, ¿no? Preguntó Josefa.

Y cuando se dieron cuenta, el telediario se había acabado.

viernes, 18 de octubre de 2019

LA ALEGRÍA


Un audaz escritor contemporáneo escribe en su libro: “Razones para la alegría”: “Si tuviera que pedirle a Dios un don, uno solo, un regalo celeste, le pediría que me concediese el supremo arte de la sonrisa”.
Nos alegran y emocionan las estupendas calificaciones de un hijo, un trabajo profesional bien hecho, la Primera Comunión de un hijo; que toda la familia se acuerde de nuestro cumpleaños, la victoria de nuestro equipo, una estupendísima noticia que nos han dado; que nos hablen bien de la conducta y comportamiento ejemplar de un hijo o de un nieto. Diariamente nos alegra que nuestra esposa, accediese a casarse con nosotros (pudiera no haber aceptado), la boda de una hija…
Pues nos tiene que alegrar y mucho, que somos personas íntegras. Hay que remarcar que la alegría cristiana nace de que somos hijos de Dios.
La alegría nace y se desarrolla en el corazón humilde y confiado, del que tiene fe. Y además es fruto del amor. El enamorado es una persona alegre.
Eugene Boylan es un escritor enamorado de la verdadera alegría y con pasión, escribe: “Todas las vidas de los santos están llenas de alegría; un júbilo que en el mundo no conoce, un júbilo que surge en el corazón del hombre y brota como un río, rebosando y anegando todo su ser hasta que el alma entona un cántico de júbilo. Solamente los que aman a Dios pueden comprender la belleza de la Novena Sinfonía”.
Sin embargo, la alegría es compatible con el dolor, el sufrimiento. Con las contrariedades de la jornada. Con las angustias y tribulaciones. La fe y la esperanza (no el apoyo en nuestras propias fuerzas), son fuentes de nuestra alegría.
Una anécdota: Un campesino encuentra en el campo un polluelo de águila. Lo lleva a su casa y lo encierra en una jaula junto a sus gallinas. Pasados unos meses comprueba el error cometido. Saca el águila y la lleva a un monte y allí le grita: “¡Abre tus alas y vuela!”. ¡Eres la reina de los cielos! ¡No pintas nada en la tierra! “¡Abre tus alas y vuela!”. Algo parecido podemos decirle a un cristiano. “¡Sal a la calle, al mundo y conquístalo!”.
La calle, las plazas, los estadios, los campos, los jardines, los lugares de recreo, las fábricas, las oficinas, los mercados, los colegios, los hogares: son tus ambientes.
Y, ¿cómo se logra eso? Las virtudes y el buen ejemplo de la vida son tus armas.
Un apunte más de un personaje alegre: “¿Cómo vivimos nuestro ser Iglesia? ¿Somos piedras vivas o somos, por así decirlo, piedras cansadas, aburridas, indiferentes? ¿Habéis visto que feo es ver a un cristiano cansado, aburrido, indiferente? Un cristiano así no funciona; el cristiano debe ser vivo, alegre de ser cristiano; de vivir esta belleza, de formar parte del Pueblo de Dios que es la Iglesia”. (Papa Francisco: audiencia del 26-06-2013).


viernes, 4 de octubre de 2019

LA AUTORIDAD 3



Los padres deben comprender la singularidad de cada hijo y trabajar en añadirle aquellos valores fundamentales para la vida, que observe que le faltan al muchacho.

Misión pues, importante de los padres es proporcionar tal educación al hijo, y tal convicción de que la autoridad es elemento imprescindible en su vida, que es la gran ayuda mediante la cual el hijo podrá dejar años después una huella en su ambiente, en su posible futura familia y en la sociedad. En el fondo, que el hijo pueda ver en su padre el timonel en el que confiar para surcar felizmente los mares de su vida. Es asunto relevante: cada hijo deberá ir tomando conciencia mientras es educado, y también una vez finalizada, que él está en la vida y en el mundo para transformarlo un poco o mucho, depende de varias condiciones y probabilidades.

En fin, que la autoridad debe ser madura y justa y se ejerce como un acto de servicio a la familia, y en especial a los hijos. Su objetivo, juntamente con otros muchos factores educativos, es enseñar a hacer el bien. Para ello, que la familia tenga un mínimo de normas es dese luego, un elemento positivo para la relación familiar.  Debe tenerse en cuenta que el paternalismo es un mal ejercicio de la autoridad y debe evitarse. La autoridad descansa fundamentalmente en la presencia de los padres. Ya lo hemos considerado anteriormente: los padres que funcionan bien, que tienen prestigio y saben arbitrar correctamente normas y flexibilidad, no suelen tener problemas con la autoridad. Saben ejercerla sin crear tiranteces ni angustias.

Pero tener en cuenta que los hijos harán cosas sin consultar; en otros asuntos informarán a sus padres y en unos terceros, acudirán a sus progenitores solicitando autorización para algo. Es el mundo de los hijos, no lo olvidemos. Anticiparse, ante la tarea o encargo que se les vaya a encomendar, es ayudarles para que se organicen. Por ejemplo:
-         ¿Cómo se va a hacer?
-         ¿Dónde se va a hacer?
-         ¿Cuándo se va a hacer?
-         ¿Quién lo va a hacer?
Las normas que sean pocas, importantes y conocidas por los hijos. “Así que es lógico que existan sanciones cuando alguna no se cumple. Sanciones positivas para ayudar a los hijos a cumplir mejor. No es el momento de hablar de premios y castigos. Sin embargo, sería conveniente destacar dos puntos importantes:

1.     Estamos continuamente sancionando el comportamiento de nuestros hijos, dando un beso, sonriendo, hablando con ellos, mostrando interés en lo que están haciendo. La sanción no solo consiste en: “que no salgas a jugar”, “que no veas la televisión”, etc.
2.     Cada hijo necesita una sanción distinta. Pueden existir unas sanciones, muy pocas, para todos los hijos. La gran mayoría se adaptarán según las necesidades del hijo. Como dice Aristóteles: “es tan injusto tratar a iguales desigualmente como tratar igualmente a desiguales”. [1]
Ya lo hemos dicho también, aceptar al hijo tal y como es y tratar de comprenderle. La relación de Tobit con su hijo Tobías, puede ayudar a dar luces y orientación. Los padres ayudarán además a que el hijo se acepte como es. En este aspecto, es de gran valor ayudarle a que reflexione sobre las cualidades positivas que posee, y otras que puede adquirir si las trabaja siguiendo un pequeño plan que él mismo puede confeccionar. Este plan y trabajo incidirán muy positivamente en su autoestima, luego merece la pena volcarse ello por el buen bien que produce.


[1][1][1] David Isaacs: Relaciones familiares padres-hijos. Nota técnica.

domingo, 29 de septiembre de 2019

LA AUTORIDAD. 2


“Los hijos necesitan mucho ser afirmados en su horizonte personal por alguien que tenga autoridad. Eso significa que el hijo ha de percatarse de que es un ser valioso para su padre, que puede llegar a satisfacer buena parte de lo que en ese momento es apenas un destello, una promesa de lo que puede llegar a ser, y que se confía en que él puede llegar a alcanzar esas metas”.

Desde luego es de sumo interés que el hijo tenga esa percepción de su enorme valor ante su padre. Sucede a veces, que esa carencia es más que suficiente para que el hijo tenga un concepto mediocre o nulo de la autoridad de su padre. Un hijo que puede mentalmente afirmar: “yo valgo mucho para mi padre”, tiene más posibilidades de que su conducta sea más conforme con lo que correctamente se espera de él. El hijo es siempre una promesa, un ser en potencia, según el concepto aristotélico, que circula y se desarrolla por las diversas etapas previas a la madurez con la más que segura convicción de que le esperan metas asequibles y muy valiosas.

“Respeto y confianza constituyen dos fundamentales principios que favorecen el desarrollo de su personalidad.  Si se consiguen estas dos notas en las relaciones padre-hijo es luego más fácil la sinceridad entre ellos, es decir, la posibilidad de abrir el corazón y que se manifiesten recíprocamente -de acuerdo con su edad y experiencia de la vida- sus temores y angustias, sus esperanzas acaso limitadas por ciertas frustraciones, los sueños e ilusiones que se ambicionan y la mayor o menor confianza que cada uno tiene en sí mismo”.

La sinceridad es fruto del respeto y la confianza en cualquier relación entre personas. Mucho más, la que por la ley de la sangre y del amor mantienen padres e hijo. En este sentido es necesario que los padres cuiden las formas en las que transmiten su modelo educativo y correcciones al hijo. El respeto solicita ausencia de autoritarismo y de malas maneras en los gestos y palabras. El hijo debe sentirse siempre queridos por sus padres y cuando haya que corregir, asunto que es vital en la educación, percibirá que se critica la acción, la conducta, pero se respeta a la persona. Los padres que actúan de este modo, están ofreciendo al hijo una imagen bastante perfecta de la “presencia”, de esa actitud que hemos llamado corazón de una relación educativa.

“Los padres han de procurar enseñar al hijo a aceptarse como es y a quererse a sí mismo, difíciles aprendizajes estos que tan necesarios son para la vida, pues en la misma medida que se desarrollen se aprenderá a respetar, aceptar y querer a los demás. Con ser muy importante, no basta con aprender a quererse a sí mismo, esta es solo una meta inicial que hay que rebasar para desde allí alzarse a otra más alta y benefactora; la de aprender a querer a los demás. Cuando esta etapa inicial no se trasciende, cuando no se articula como debiera con la siguiente (la donación a los otros), surge el narcisismo, un trastorno de personalidad de fatales consecuencias en el futuro.”

Quererse y querer. A este plan, tan enorme y tan trascendente para cada persona, se reduce toda la educación, toda la vida. Quererse es aceptarse con las cualidades positivas y negativas que cada persona posee. Quererse es también aceptar el físico que tenemos, el tono de voz que poseemos, las cualidades propias para el canto y para la interpretación que tengamos. Consustancial con quererse es querer a los demás: al pariente, al vecino, al compañero, al amigo… Querer a los normales, a los raros y a los difíciles. Nadie podrá lamentar que a D. Quijote le faltase el cariño de Sancho Panza. Lo tuvo con comprensión y con las correcciones que a Sancho le parecieron necesarias. Y el ingenioso hidalgo, no era una personalidad fácil.