jueves, 25 de octubre de 2018

NO NECESITO CASARME


NO NECESITO CASARME
Escrito por Javier Vidal-Quadras Trías de Bes. Publicado: 19 Octubre 2018
¿Amar por necesidad? ¡Una contradicción en los términos! Yo, desde luego, tampoco me hubiera casado así, por necesidad
Andaba yo todavía flotando a la estela de la celebración, íntima e intensa, de mis primeros 34 años de matrimonio, cuando ayer me topé con una interesante entrevista a Laura Pausini, cantante. La entrevista destilaba sentido común y mostraba a una persona luchadora, empática y con energía, a quien no se le ha subido el éxito a la cabeza.
Sin embargo, hubo una respuesta que me desconcertó y que solo puedo entender por las malas experiencias previas de engaños que tuvo la entrevistada. La respuesta inesperada siguió a la pregunta ¿qué tal con su actual pareja?: “Encantada de estos trece años y medio, día a día, y ahora con Paola… y no necesitamos casarnos. ¡Ella nos lo pide! Pero, por ahora, no”.
Y digo que me sorprendió por dos motivos. El primero, que no me encaja mucho con el perfil que muestra la entrevistada de persona que no teme los grandes retos. El segundo, porque nunca se me había ocurrido pensar en el matrimonio como necesidad. Y esta visión, nueva para mí, me ha arrojado no poca luz.
Si esta es la noción de matrimonio que se impone, entiendo perfectamente que la gente no quiera casarse. ¿Amar por necesidad? ¡Una contradicción en los términos! Yo, desde luego, tampoco me hubiera casado así, por necesidad.
Sería como si un montañero dijera que llegar a la cima es una necesidad. Sonaría extraño. Lo necesario es ir preparado, llevar agua, tener buen estado de ánimo, querer llegar, pero alcanzar la cima no es una necesidad: ¡es un reto, una aventura, una osadía! Un escalador no “necesita” llegar a la cima. Quiere hacerlo y lo intenta por todos los medios, preparándose lo mejor que puede para lograrlo, aunque no tenga garantía de éxito.
Porque si el matrimonio se ve como una necesidad, acaba siendo una cobertura, una seguridad, una garantía… y uno deja de luchar, de entregarse.
No. El matrimonio no es una necesidad, como comer, respirar o descansar. El matrimonio es… una cierta locura, de amor, pero locura al cabo. Lanzarse al matrimonio por necesidad es garantía de fracaso. Hay que entrar en él con osadía, con atrevimiento, con decisión. No caben cálculos ni columnas de pros y contras ni falsas seguridades. Nada hay dado ni concedido antes de casarse porque el matrimonio será exactamente lo que nosotros queramos y hagamos que sea. Hace falta recorrerlo día a día, hora a hora, minuto a minuto hacia la única meta que logrará nuestra felicidad: el amor para siempre. Se requiere un cierto espíritu de aventura. El matrimonio no es para aburguesados, que se reclinan en el sofá a la espera de las rentas de sus negocios. Exige no tomarse muy en serio a uno mismo y centrarse en el otro.
El matrimonio es para espíritus magnánimos, almas grandes que no se arredran ante las dificultades, que tienen visión lejana y son capaces de sortear o afrontar los pequeños y grandes riscos que van encontrando en el camino, aunque a veces tengan que dejar en ellos parte de sí mismos.
El matrimonio es un estilo de vida, el estilo del conquistador que quema las naves al llegar porque no admite la vuelta atrás. Comprendo que esta mentalidad de una entrega total no está muy de moda. Hoy en día los aventureros suelen ir con patrocinadores, promotores, anunciantes, ropa técnica y avituallamiento. Y habrá quizá un momento en el matrimonio en que haya que ir a buscar todo eso porque la meta merece la pena y cualquier ayuda puede ser decisiva.
Pero hay un momento inicial en que uno se encuentra consigo mismo y ha de decidir si se casa o no se casa, si se lanza o no se lanza. Si espera a necesitarlo, a asegurarlo todo, en lugar de casarse, acabará firmando un contrato, como si el matrimonio residiera en un papel. Si ve la meta, a lo lejos, exigente pero atractiva, sugerente y seductora, con picos y con valles, con ríos, riscos y colinas, con flores y espinas en el camino y no deja de verla ningún día porque ella (él) vale la pena ¡y vale la pena para siempre y pase lo que pase!… Si su visión del amor se asemeja más a una contemplación que a un análisis, a una admiración que a una sospecha, a una diaria novedad que a una rutina… y está dispuesto a entregarse a la más incierta, loca y osada aventura que hoy existe, entonces cásese. Si no, espere a sentir la necesidad.
Javier Vidal-Quadras Trías de Bes, en javiervidalquadras.com.


jueves, 18 de octubre de 2018

LA BELLEZA



Continuamente pensamos y hablamos del enorme deterioro que apreciamos en nuestro ambiente, en nuestras cosas y en nuestras relaciones. Pues bien, si queremos mejorar ese ambiente, ese objeto o esa relación, acudamos a la belleza que tiene un poder transformador.
Sin la belleza nos contagiamos de banalidades, de extorsiones, de aburrimiento, de nostalgia y de pesimismo. La propia carrera consumista y materialista que nos acompaña es un serio ataque a la belleza.
Y por el contrario, con la belleza descubrimos cosas, las creamos, disfrutamos de ellas y contagiamos a otros.  Porque la belleza es un rostro, una figura, un paisaje, unas convicciones, un sólido argumento, una sublime idea. Y con ellas nos enamoramos. Y si por la belleza llegamos al amor, estamos salvados! Entonces, la vida se ha convertido en una aventura maravillosa.
Decía una sabia persona que había que convertir la prosa de la vida en endecasílabo.
¿Seremos capaces de decir qué es la belleza? No es fácil, pero podemos intentarlo. Belleza es aquello que nos produce un placer inmediato, puro y desinteresado. Es un placer que no se agota, que consume lo presenciado, o lo tomado. Belleza puede ser contemplar una puesta de sol, un cuadro de Velázquez, una sinfonía de Mozart, un poema de Rubén Darío…
Es bello el objeto que posee unidad y variedad a la vez, y justo con proporción. Las cosas bellas son proporcionadas: Un brazo mucho más largo que el otro, en una persona, rompe la proporción y no produce belleza. La proporción es unidad en la variedad. Otra importante característica de la belleza es que es expresiva, tiene vida y sugiere sentimientos. Nos ponemos ante la Pietá de Miguel Ángel y su contemplación nos ofrece proporción, unidad y variedad y como consecuencia la floración de sentimientos, que fácilmente pueden producir arrobamiento.
El suizo von Balthasar dice que “ante la belleza –no frente a la belleza, sino dentro de la belleza- toda la persona se estremece. No, solo se descubre que la belleza es conmovedora, sino que se experimenta esa conmoción, que nos posee”.

Un hermoso ejemplo para contemplar y deleitar:

Pregunta de la esposa a las criaturas.          Respuestas de las criaturas.
¡Oh bosques y espesuras,                                Mil gracias derramando,
plantadas por la mano del Amado,                 pasó por estos sotos con presura,
Oh prado de verduras,                                    y, yéndolos mirando,
de flores esmaltado,                                       con sola su figura,
decid si por vosotros ha pasado!                   vestidos los dejó de su hermosura.
(S. Juan de la Cruz: Cántico espiritual).



jueves, 11 de octubre de 2018

FILEMÓN Y BAUCIS CON JÚPITER Y MERCURIO



Recrea Octavio Paz la historia de Filemón y Baucis, contada por Ovidio en el libro VIII de Las metamorfosis. Júpiter y Mercurio recorren Frigia pero no encuentran hospitalidad en ninguna de las casas adonde piden albergue, hasta que llegan a la choza del viejo, pobre y piadoso Filemón y de su anciana esposa, Baucis. La pareja los acoge con generosidad, les ofrece un lecho rústico de algas y una cena frugal, rociada con un vino nuevo que beben en vasos de madera. Poco a poco los viejos descubren la naturaleza divina de sus huéspedes y se prosternan ante ellos. Los dioses revelan su identidad y ordenan a la pareja que suba con ellos a la colina. Entonces, con un signo, hacen que las aguas cubran la tierra de los frigios impíos y convierten en pantano sus casas y sus campos. Desde lo alto, Filemón y Baucis ven con miedo y lástima la destrucción de sus vecinos; después, maravillados, presencian cómo su choza se transforma en un templo de mármol y techo dorado. Entonces Júpiter les pide que digan su deseo. Filemón cruza unas cuantas palabras con Baucis y ruega a los dioses que los dejen ser, mientras duren sus vidas, guardianes y sacerdotes del santuario. Y añade: puesto que hemos vivido juntos desde nuestra juventud, queremos morir unidos y a la misma hora: “que yo no vea la pira de Baucis ni que ella me sepulte”. Y así fue: muchos años guardaron el templo hasta que, gastados por el tiempo, Baucis vio a Filemón cubrirse de follajes y Filemón vi cómo el follaje cubría a Baucis. Juntos dijeron: “Adiós esposo” y la corteza cubrió sus bocas. Filemón y Baucis se convirtieron en dos árboles: una encina y un tilo. No vencieron al tiempo, se abandonaron a su curso y así lo transformaron y se transformaron. 

viernes, 5 de octubre de 2018

LA PAZ INTERIOR Y LA FELICIDAD




La paz del espíritu, del corazón, es una de las joyas más preciosas que existen. Sin embargo, habrá días o periodos en los que aquella paz puede ser atacada. Cuando esto ocurra hay que tratar de enfrentarse con el problema con la mayor fortaleza posible para volver a recuperar la paz. La experiencia nos suele enseñar que pocas cosas tienen el valor y la felicidad que proporciona la paz. La conclusión es que hay que cuidarla, venerarla y en ella procurar vivir. Esa paz, es un cielo en la tierra. De ella hay que llenarse.

¿Cómo decir “Te amo”?
Hay varias posibilidades. Veamos algunas:
-         Mediante la palabra.
-         Con un regalo.
-         Con un contacto físico.
-         Invitándole a dar un paseo, a salir un fin de semana, a ir al teatro, etc.
-         Con la realización de servicios para ella o para él.

Una película: Loving.
Loving es el apellido del marido, y el esposo y la esposa son conducidos a  la cárcel y los dos condenados por haber contraído un matrimonio interracial.
-¿Qué puedo decir ante el Tribunal  Supremo?, pregunta el abogado al sr. Loving.
-Dígales, afirma el esposo, que amo a mi mujer.
¿Verdad que esa aseveración es claramente y a pesar de haber pasado ya muchos años, y tener varios hijos, una clara declaración de amor?

Un apunte final.
Hay que disfrutar del bien que tenemos  y de los bienes que hacemos. No se puede hacer cosas buenas y estar amargaos. Cuando no disfrutamos de lo que tenemos, buscamos compensaciones.
Conclusión final: Seas tú, la alegría diaria de ella o de él.