viernes, 29 de mayo de 2020

LA LLAMADA


Cuaderno para acercarse a Jesús de Nazaret
LA LLAMADA.                                                                                      Pensamiento 5
Hay un óleo de Juan B Lepiani que, retrata el momento en el que Francisco Pizarro hace una “llamada” a sus soldados con el fin de partir a la conquista de Perú. Solamente trece respondieron a la invitación. Pero fueron con él y realizaron la conquista de aquel nuevo país. Hubo una “llamada” y una respuesta.

Con la Vida Pública de Jesús comienza un nuevo tipo de vida para la humanidad. Una nueva vida centrada en Jesús. Como la tuvo el endemoniado de la región de los gerasenos tras el “encuentro” con Jesús[1]. Pues bien, él quiere tener socios, compañeros para realizar la Redención. Esos socios serán, pues, corredentores y para ellos hay siempre una “llamada”.

La llamada será a una vida de plenitud, de felicidad, en la que se cuenta siempre con la Presencia de su Amor. No hay mayor bien para una persona que contar con la Presencia de su Amor, con la “llamada”. Con esta invitación, Jesús nos asocia a su obra evangelizadora. Si el “invitado” acepta, tiene que ponerse a trabajar en la obra de Cristo.

Para que la llamada de Jesús tenga un buen final, es preciso que el llamado experimente una atracción por el Señor mayor que por cualquier otra cosa. Esto es lo que les ocurrió a Juan y Andrés en aquel primer encuentro: tenían una cierta predisposición por hallar al Mesías y allá junto al río Jordán, se encontraron con él. Toda aquella tarde la pasaron con Jesús[2]: ¡Inolvidable!

Consolidar la vida cristiana, avanzar en ella es posible si vamos en compañía de Jesús.
Pedro también tuvo una experiencia magnífica. Una noche entera faenando en el mar y no cogió ni un solo pez. En la mañana, con el Señor en su barca y aceptando la voluntad de Jesús: “Echad vuestras redes para pescar[3]. Pedro oye el mandato del Maestro y con humildad y aunque no es hora apropiada para pescar, obedece y se produce una gran pesca: dos barcos fueron necesarios para coger cientos de peces. Y Pedro, deslumbrado, sobrecogido, “se echó a los pies de Jesús diciendo: “Señor, apiádate de mí, que soy un hombre pecador[4]. ¡Qué hermosa contrición! ¡Qué gran corazón! Y Jesús le da más: le invita al apostolado: “No temas, le dice, desde ahora serás pescador de hombres[5].

En otro momento, el Maestro y después de una noche de oración, eligió a doce: “Llamó a los que él quiso, para enviarlos a predicar[6].


[1] Mc, 5, 1-2-6, 13, 16-20
[2] Jn. 1, 35-39
[3] Lc. 5, 4
[4] Lc, 5, 8
[5] Lc. 5, 11
[6] Mc. 3, 13

viernes, 22 de mayo de 2020

VIDA PÚBLICA DE JESÚS



Cuaderno para acercarse a Jesús de Nazaret


VIDA PÚBLICA DE JESÚS.                                                           Pensamiento 4.

Jesús abandona Nazaret. Abandona su hogar para dedicarse plenamente a una misión: la que había traído, para la que había venido.

La noticia de que Juan estaba bautizando en el Jordán, debió suponer para María que, muy pronto Jesús saldría de Nazaret.

Efectivamente, Jesús llega adonde Juan, y entra en las aguas del Jordán para ser bautizado: se hace pecador y se humilla, porque aquel bautismo de Juan era de penitencia. Por lo tanto, para todo pecador. Isaías había dicho que el Mesías tenía que cargar con los pecados del mundo. Esto es lo que hizo Jesús.

Días después, Juan viendo que Jesús pasaba otra vez por allí, dijo: “Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo[1]. Jesús carga con los pecados del mundo y quita el pecado del mundo. Quita los pecados porque carga con ellos. “Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a los pecados, vivamos para la justicia[2]. ¿Por qué cargó Jesús con los pecados? Por el amor que tiene a cada persona. Un amor muy superior a toda ofensa, a todo quebranto.

Lo siguiente es nuestra posible respuesta a tan enorme generosidad. Busquemos una posible. Casi siempre una gran respuesta la logramos encontrar en la Escritura: “Acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, para que alcancemos misericordia y encontremos la gracia que os ayude en el momento oportuno”[3].

Las tentaciones. “El demonio le tentó, no directamente al mal (gula, vanagloria y ambición) sino a manera de engaños, bajo capa de bien, presentándole más eficaz su misión si la realizaba según una mentalidad más humana”[4]. “El demonio le propone, en lugar de la muerte en la cruz, un programa de éxito humano en el apostolado”[5]. En el hombre hay una vida que no se mantiene con el pan, sino con la Palabra de Dios, y por eso dirá al tentador: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios”[6].  Jesús viene a dar esa Vida. Él va a ser pan de vida. Toda tentación pretende que nosotros, hijos de Dios, rompamos con el Padre.



[1] Jn. 1, 29
[2] 1Pe. 2, 24).
[3] Heb. 4, 16
[4] Luis Mª Mendizábal. Los misterios de la vida de Cristo. BAC. Página 101.
[5] Idem. Página 102.
[6] Mt. 4, 4)

viernes, 15 de mayo de 2020

VIDA OCULTA DE JESÚS

NAZARET ACTUAL
Cuaderno para acercarse a Jesús de Nazaret
VIDA OCULTA DE JESÚS.                                                                               Pensamiento 3.
Hay que continuar con la tarea de conocerle. Nazaret es una muy buena escuela. Ahí se aprende a escuchar, a observar, a meditar en la grandeza de la vida sencilla. Ahí, en Nazaret, comenzamos a conocer algo más el misterio del Corazón de Cristo.
Escribió san Lucas que, Jesús crecía en gracia[1]. En unión con su Padre Dios, crecía como ser humano. María y José le enseñaban. Probablemente la gente de la aldea diría: “¡Cómo se parece a su Madre!”. Allí él aprendió y conoció el cansancio, la fatiga, la incomprensión, la sencillez, la humildad, el cariño, la ternura, la delicadeza… Treinta años de su vida aprendiendo y conociendo cosas, animales, diversos caracteres humanos y los sentimientos y emociones.
En aquella su casa, comprobaba que se vivía en el amor, en el aprecio por las personas y por los animales y plantas. Conocía y vivía en la estima por sus paisanos. De los tres que vivían en aquel hogar podría decirse: “¡Mira cómo se quieren!”. Se amaban con obras y con la actitud de que “no hemos venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida”[2].
Los días y los años de Jesús fueron de trabajos, de hacer buenas obras. Al realizarlas, al ser Él nuestro Salvador, esas obras se convierten en redentoras. También las nuestras pueden llegar a ser corredentoras si se ejecutan según la voluntad de Dios. Realmente esos años de Jesús en Nazaret, fueron años de familia, trabajo, obediencia y de obras redentoras.
Estos años de vida oculta encierran estupendas enseñanzas para los niños y adolescentes, para los jóvenes y los adultos. Es necesario y conveniente pensar en cómo asumía José su actitud de servicio para su familia, vecinos, amigos y clientes. Cómo sería esa misma actitud en María. Cómo en Jesús y partiendo de ahí, planificar la nuestra.



[1] Lc. 2, 52
[2] Mt. 20, 28

viernes, 8 de mayo de 2020

NACIMIENTO DE JESÚS


Cuaderno para acercarse a Jesús de Nazaret
Nacimiento de Jesús.                                                                             Pensamiento 2.
Siguiendo un orden cronológico, comenzaremos por su Nacimiento.
En aquella noche envidiable, nace Jesús. La Virgen lo mira y ya nunca dejará de mirarle. ¡Qué hermosa actitud a imitar! Sea mi mirada a este Niño, como era la mirada de su Madre.
José lo coge en brazos y le besa y le canta, fue el primer villancico de la tierra, en el que le habló al Niño del amor que le íbamos a tener por los siglos de los siglos.
El nombre de Jesús es consuelo para el alma. Sí, porque “todas las demás verdades dependen de una verdad, todos los demás amores de un Amor, todas las demás grandezas de una Grandeza”.[1]
“Este Señor no se espanta de las flaquezas de los hombres, que entiende nuestra miserable compostura, sujeta a muchas caídas”.[2]
Después llegan los pastores y le adoran y se embelesan, con la preciosidad de este Niño que, ya contempla a esos aldeanos a los que Él va a salvar.
Con Él queremos convertir la vida en vida de oración. En este trato de personas, en la que se piensa, se habla, se medita, se escucha, se contempla, se ama. “Vuestra oración ha de ser para provecho de las almas”[3].
Entonces, “¿Qué es lo que amo cuando amo a Dios? No la belleza de un cuerpo ni la hermosura de lo que se acaba… al amarle amo… algo como un abrazo tan íntimo que ningún cansancio lo desenlaza”[4]. Empleando una analogía, podemos decir: “Es como el largo abrazo entre un hombre y una mujer profundamente enamorados”. [5]


[1] Sta. Teresa de Jesús. Libro de su vida, 40, 5.
[2] Sta. Teresa de Jesús. Libro de su vida, 37, 5.
[3] Sta. Teresa de Jesús. Camino de perfección, 20, 3-4
[4] S. Agustín. Confesiones. Palabra 1988. Páginas 199-200
[5] M. Esparza. Sintonía con Cristo. Rialp 2011. Página 23.

viernes, 1 de mayo de 2020

JESUCRISTO AMIGO


Cuaderno para acercarse a Jesús de Nazaret
Jesucristo Amigo                                                                                       Pensamiento 1

Jesucristo es el Verbo de Dios hecho carne. Jesucristo vivo es mi amigo. Amarle, es amar a Jesús Resucitado y en Él, al Padre.

Conocerle es una inestimable empresa, pero aún, es más comprender que es mi amigo: ¡Asombroso! Conocerle es saber su obra redentora. Por eso, vivir en la presencia de la redención, de la salvación que él ha obrado, deberá ser la ocupación principal del cristiano.

A pesar de que el hombre falla y se equivoca con frecuencia, sin embargo, Dios mira a cada hombre con amor y por eso, con Él la vida tiene un claro y verdadero sentido. Hay que lograr que nuestra vida se desarrolle así: caminando en una verdadera dirección. Porque una vida sin sentido es una vida pobre, seca, floja… se podría decir inútil.

Acoger a Jesucristo y dejarle que Él reine en nosotros es ir por camino seguro. De esto se deduce la importancia del trato con Él, es decir, de la oración. Mediante la oración frecuente, unos minutos todos los días, es tanto como ponernos en sus manos. Con un poco de recogimiento y de silencio puedo acercarme al Señor e implorar su misericordia. A veces será una mirada a una imagen, a una estampa, a un sagrario. Seguramente que la mirada puede ir acompañada de un acto de amor. Y en ese momento podemos decir que estamos en la Presencia de su Amor, y lo lógico será pedir, dar gracias, desagraviar, exaltar de gozo.

Es el momento de la “grandeza de cada día” y hay que agradecerle que nos lo conceda. Él siempre espera y escucha nuestros deseos de mejorar y de comprobar cuales son nuestras necesidades e intereses importantes. Su “grandeza”, permite que habite en nuestra alma en gracia. Por eso podemos asegurar: “En mi corazón lo encontré”. Así ha ocurrido en los grandes santos: Sta. Teresa de Jesús, S. Juan de la Cruz, Sta. Teresa del Niño Jesús, S. Josemaría…