viernes, 5 de febrero de 2016

LOS PADRES EDUCADORES PERMANENTES

Es impensable lograr un educación de calidad, de excelencia, sin el concurso activo del los padres.

Hay una educación intencional.

También se educa cuando no queremos, sin darnos cuenta se esparce por cada rincón del hogar una forma de ser y actuar.
Normalmente, los padres educan casi siempre, no intencionalmente, en el sentido de reflexionar antes, sino intuitivamente.

Para que las respuestas intuitivas a distintas situaciones, sean lo más acertadas, es preciso por parte de los padres, de una actitud de continúa apertura a formarse ellos, a crecer como educadores.

De ahí la importancia del diálogo entre ellos y con los educadores de sus hijos. Y a conocer el mundo de los hijos que no es exactamente igual que el nuestro.

Conocer más, para educar más y mejor, porque sólo podrán educar los que tengan algo que aportar. Por eso es importante llenarse para después desbordarse. Y no importa sólo el mensaje, sino también cómo se transmite. Cada familia crea un estilo educativo.

Limitaciones: las hay. Veamos algunas: Falta de reflexión: a veces, actuar con excesiva rapidez que puede dar lugar a gestos y palabras que no son educativos. Hay ocasiones, en que es preferible dejar la actuación para otro momento, porque antes hay que pensar serenos.

Igualmente  hay actitudes favorecedoras de una excelente educación. Nos detendremos también en algunas.

1.  La dedicación de tiempo. Porque lo más humano es la entrega a otros: la entrega al cónyuge y la dedicación a los hijos es una entrega muy honda y por eso muy educativa.  Muchas horas con ellos. En ese tiempo se transmite algo muy valioso: cariño y ejemplo. Ese cariño y ejemplo no hay nadie en el mundo que pueda darlo.

 La autoridad. Que sea madura y justa. Afecto y autoridad son correlativos: son las dos muletas que sostienen la progresión afectiva del chico. Ante una actuación acompañada de cariño, no hay quién se resista.

Por otra parte, ciertamente no son los padres los únicos propietarios de la verdad, pero la experiencia y el sentido común les han proporcionado unas lecciones que sí deben dar a los hijos.

La autoridad ejercida con sentido común siempre ha sido un potente foco educativo.  A veces el hijo se equivoca, pero la equivocación y el error son fenómenos humanos, hay que admitirlos, hay que contar con ellos en una educación en la libertad.

3.   Padres creativos. Padres creadores de:
Confianza                                        respeto                                 constancia
Serenidad                                        comprensión                         alegría
Afecto                                             generosidad                          fortaleza
Espíritus resistentes                          buen humor                          orden
Lealtades                                         ideales
Renuncia al consumo                       respeto a la intimidad

4.   La paciencia. En la educación es necesario tener muy en cuenta la importancia de la paciencia. Recordar:
-         Las grandes obras de arte se hacen contando con el tiempo.
-     En la educación todo tiene que ser suave, continuado, seguido. No hay saltos bruscos.
-         Los criterios empresariales y científicos de causa-efecto, aquí no sirven.
-         Saber escuchar.
-       Padres con labor parecida al agricultor, al campesino, que es un hombre paciente, pero no es un hombre dormido.
-         La educación es como un viaje largo. Y en un viaje largo hay de todo: momentos estupendos, y después: fatiga, cansancio.

5.   Ser constructores de hombres de voluntad.  ¿Cómo?:
-         Desarrollando la capacidad de amar.
-         Ayudándoles a que rompan el círculo de su yo. Servicios.
-         Fomentando la obediencia.
-         Estimulando el esfuerzo en el cumplimiento del deber.
-         Buscando el mejor ambiente para ellos.
-         Con normas. Pocas. Claras. Pensadas. Coherentes.
-         Atendiendo a la formación de su conciencia.

6.     Acogedores y amables.  
La exigencia, la virtud, el orden y el bien, no tiene por qué ser odiosos.
Crear un hogar acogedor y amable es estimular el deseo de volver cuanto antes a él.

7.     Sinceridad. Favorecer la verdad, insistentemente la verdad.
No se puede ser hipócrita, condescendiendo con lo que siempre ha sido y es un mal para el hombre, especialmente todo aquello que no produce un respeto al mismo.

8.     Interacción educativa.  Sobre tal cuestión, escribe Edelmira Deménech en  Revista Española de Pedagogía. Nº 196. 1993):

      Principalmente debe darse por medio de la presencia y la comunicación entre el estudiante y su educador. Para ello es muy conveniente:
      Que el rato de mutua presencia sea agradable y relajante para el chico, sin prisas. No estar con un chico y nuestra cabeza en cien cosas.
   Si hay que presentar alguna exigencia, hacerla dentro de una buena relación afectiva.
    Valorar al chico en todo lo que tiene de positivo. Ejercer una sana autoestima sobre sí mismo y sobre los demás, que nos proporcionará conductas adaptables y flexibles.
   Saber escuchar y comprender sin agobiar. Escuchando y comprendiendo se puede llegar a intuir lo que al otro preocupa y necesita.
       El punto más negativo para el estudiante es que se haya roto la comunicación con sus educadores.



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