lunes, 8 de febrero de 2016

EL HOMBRE IMAGEN DE DIOS


El Génesis dice que el hombre es imagen de Dios. Todo el ser humano, con su alma y con su cuerpo es imagen de Dios.
Hombre y mujer, como consecuencia del pecado original, pueden convertirse para el otro en un simple objeto de placer, de procreación, de apropiación, de prestigio personal. En este caso, pierden la condición personal de su gran dignidad.
Cuando la sexualidad se ejerce de una manera captadora, dominadora y hasta manipuladora, hace  a los esposos incapaces de una verdadera comunión a la que están llamados y esta separación del uno respeto al otro les lleva frecuentemente incluso a alejarse o separarse de Dios.


Valores que apoyan el éxito de una relación

“El placer y el atractivo físico no aseguran el éxito de una relación porque aunque es cierto que la relación sexual tiene un componente placentero, es un error fundamentar el éxito de la relación en la dimensión placentera o en el atractivo físico, ya que por la propia naturaleza humana es un valor caduco. Hay que fundamentar el éxito de la relación sexual en valores más duraderos como son el afecto, la comunicación, la donación o la fecundidad”.  (J. de Irala e I. Gómara. Nuestros hijos quieren querer. Editorial Universitaria. 2012. Página 98).

Importancia de la renuncia

En la vida matrimonial, normalmente suelen aparecer discusiones, diversidad de pareceres… o te puedes acostumbrar al esposo/a que tienes y perder cierto grado de atracción y afecto hacia él/hacia ella, (cuestión que se debe superar volviendo a los puntos en los que al principio se asentó tu amor), y sin embargo no te dejan de gustar otras personas como posibles pareja.
Son episodios que aparecen con bastante generalidad, y si no ha habido y no hay renuncias a determinadas actitudes, gestos, palabras, miradas  y acciones desde el principio que empezaste a salir con tu chica/o,  o no las has controlado a lo largo de tu matrimonio, ¿Podrás mantener tu compromiso de fidelidad?

La espera en la juventud

La persona que controla y encauza ordenadamente los impulsos durante su juventud, tiene más probabilidades de ser fiel en los periodos siguientes.
“La espera es un acto de amor anticipado, un acto de amor hacia esa persona con quien queremos y podemos acabar compartiendo la vida”. (J. de Irala e I. Gómara. Nuestros hijos quieren querer. Editorial Universitaria. 2012. Página 66).


No hay comentarios:

Publicar un comentario