Se conoce por chico disléxico
aquel que teniendo una inteligencia normal posee incapacidad o dificultad para
procesar debidamente los símbolos del lenguaje. Suele sufrir un retraso lector
de 1 ó 2 años en relación con su edad cronológica y mental.
Entre el 6 y el 10% de la
población escolar padece dislexia. Un gen del cromosoma sexto, parece ser que
es el culpable de este síndrome.
Fácilmente es reconocido el
disléxico puesto que junto a su incapacidad para la lectura, aparecen algún/os
otros factores acompañantes:
* Problemas visuales y motores.
* Signos de ansiedad.
* Lateralidad mixta, dominancia cruzada.
* Retraso evolutivo de maduración.
* Hiperactividad.
* Inmadurez espacio-temporal y en el ritmo.
* Escasa atención.
El estudiante disléxico tiene una
seria dificultad para su tarea, asentada como está fundamentalmente en el área
verbal. Efectivamente, casi toda la trasmisión cultural se apoya en esa área, y un débil desarrollo de la misma
indicará poca capacidad para seleccionar y relacionar conceptos, razonar
verbalmente, así como seria dificultad para la comprensión de vocabulario y de
órdenes escritas.
Actitudes y acciones
:
Ante el disléxico es preciso
diferenciar el tratamiento en sí, cuestión que debe recaer fundamentalmente en
el especialista y en el profesor de lengua del chico - recuperación
perfectamente posible si se parte de un buen diagnóstico y correcto tratamiento
que hoy ya existe-, y la actuación que padres y restantes profesores, sean de
las asignaturas que sean, deben tener con él. Aquí nos referimos a esta segunda
actuación.
El trato con el
disléxico:
1. Presentarse con actitud tranquilizadora, comprensiva y
amistosa. Hacerle notar que cuenta con nuestra confianza.
2. Aparecer siempre ante el chico como su estimulador y su
apoyo. Ser su animador. Que él sienta que padres y profesores están "cerca de él."
3. Reforzar cada acierto con un elogio proporcionado.
4. Basar toda la relación con el chico/a en esta ley
educativa fundamental: todo progreso que es gratificado, iniciará una curva
ascendente en ese aspecto.
5. Hablarle exigiéndole, pero con cariño en el tono.
6. Potenciar las actividades
sobre diversos aspectos del lenguaje y las matemáticas que pueden y deben
realizarse en clase. La densa actividad en cantidad y calidad es uno de
los mejores remedios para los alumnos
con deficiencias y una ayuda valiosísima al desarrollo del pensamiento de los
estudiantes normales.
7. Ayudarle a corregir sus errores y equivocaciones diciéndoles o demostrándole lo que debería hacer.
8. Concretar y exponerle con mucha claridad que es lo que se
quiere que haga. Asegurarse de que nos ha entendido correctamente.
9. Mejorar la seguridad del
disléxico, eliminando suave y paulatinamente la pobre impresión que tiene de sí
mismo. La autoestima mejora con trabajos que puede hacer y se le puede premiar de algún modo.
10. EVALUACIÓN: Es importante que
progrese según sus propias capacidades y que sea recompensado por ello. Valorar
su esfuerzo y trabajo. Suspender a
chicos que presentan alguna alteración, que no son vagos, no es el mejor
estímulo para apoyar el esfuerzo que realizan.
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