Escribe Séneca: “Por
eso, nosotros, con gallardía grande, no nos hemos encerrado en las murallas de
una ciudad, sino que hemos abierto coloquio con todo el mundo y hemos profesado
por patria el universo, para dar con esto más ancho campo a la virtud”. El
filósofo cordobés nos dice que todo educador –padres, profesores, tutores,
etc.- es educador del mundo. Con propiedad se puede decir de él que es un
auténtico educador universal por la amplitud y acierto de sus escritos y
sentencias. En carta a su amigo Lucillium llega a afirmar: “El sabio no es otra cosa sino el pedagogo
del género humano”.
Séneca nos previene y exhorta sobre el peligro en transformarnos
en manada y nos dice que el único bien del hombre es ser honesto y la
afirmación la puede acompañar manifestando que el bien inestimable es hacerse
dueño de sí. Avisa de que la vida puede transcurrir entre el vicio o la virtud
y que el esfuerzo es un factor esencial en el que desea ser un hombre o mujer
íntegros, al que se llega por un camino, a veces, no llano. Toda una vida que
acompañada de convicciones se instala y desarrolla en la virtud:” que es auténtica cuando solo adviene de un
alma instruida y adoctrinada y conducida a la perfección por una práctica
constante”, le continúa expresando a
Lucillium. Para finalizar también en la carta a su buen amigo hablándole de la
libertad le expone: “Me preguntas qué
libertad es esta. No temer a los hombres ni a los dioses; no desear nada
inhonesto ni excesivo; tener el completo señorío de sí mismo; bien inestimable
es hacerse dueño de sí”.
Como puede verse, Séneca fue un hombre con pasión por educar,
y más concretamente por educar bien a la juventud. De ahí la riqueza y claridad
de sus obras y sus escritos.
Pero, podemos preguntarnos: ¿qué importancia, en orden a la
educación, le daba Séneca a la relación del hombre con Dios? Su respuesta,
también la encontramos en la carta a su amigo Lucillium. Manifiesta nuestro filósofo: “Dios está cerca de ti, contigo está; está
dentro de ti. Sí Lucilio, sagrado espíritu habita dentro de nosotros,
observador de nuestros males y guardián de nuestros bienes; este, así nos trata
como le tratamos nosotros”.
Extraordinaria sentencia: Dios está cerca de ti, contigo
está; está dentro de ti. Unos siglos después, S. Agustín escribe en Las
Confesiones la misma idea: “¡Tarde te
amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y he aquí que tú estabas
dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba… Tú estabas conmigo, mas yo no
lo estaba contigo”.
Considero que el niño, el adolescente y el joven mejorarán
mucho su educación, si en el contexto de una educación en libertad, se les
ofrece una educación con la presencia de Dios en su vida. Max Scheler, filósofo
del siglo XIX, y gran cultivador de la filosofía de los valores, afirmaba que
sólo la religión convertía a la persona
en persona. Y el efecto de esa consideración es que voy a crear una nueva
sección en el blog. La llamaré renovación
y procuraré semana tras semana ofrecer materias a los padres, educadores y
chicos con temas que posibiliten este tipo de educación.
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