viernes, 16 de junio de 2017

CONOCE A TUS HIJOS: EL DEPRESIVO



Estamos con mucha probabilidad ante un sujeto depresivo cuando el chico presenta una conducta continuada en la que se aprecia tristeza, aflicción, preocupación, bajón en el rendimiento de estudios, retraimiento social con tendencia al aislamiento, a no participar. Con frecuencia se comprobará que sus ilusiones e intereses son bajos o mucho más bajos que lo fueron en otra época.

El depresivo puede confundirse con el perezoso, pero evidentemente no es el mismo caso. Como las causas de la depresión pueden ser muchas, una de las de mayor interés para padres y profesores es  la relacionada con las calificaciones escolares. Efectivamente, hay chicos en los que comienza una depresión o se agudiza por unas calificaciones que manifiestan reiteradamente bajo rendimiento. También sucede lo contrario: un alumno deprimido presenta disminución en sus resultados escolares, siendo ésta manifestación uno de los primeros síntomas de su enfermedad.

Conviene que los profesores tengan un conocimiento de las depresiones infantiles y juveniles para poder reconocerlas y orientar a sus padres y animarles, si es el caso, a que lleven al chico a un especialista.

Características de las conductas depresivas.
• Funciones fisiológicas generales:
Ingestión de alimentos y líquidos: disminuida.
Tendencia al estreñimiento.
Pérdida en el peso total del cuerpo.
Sueño: perturbado.
• Factores neuromusculares:
Tono muscular: elevado.
Reflejos: hiperactivos.
• Funciones perceptivas y motrices:
Tiempo de reacción y decisión: lento.
Reproducción de los estímulos: lenta.
Tolerancia a la fatiga: elevada.
Agudeza perceptiva: precisa.
• Contacto con el medio ambiente:
Interacción con los demás: mínima.
Gama de intereses: estrecha.
Lo que se espera de otros: rechazo, desvalorización, castigo.
Reacción a los intentos para acercársele: retirada.
Expresión de los sentimientos: mínima.
Valoración de la realidad: exacta.
Relaciones con el medio ambiente: remotas.
Acercamiento a sus diversiones tradicionales: menor.
Interés sexual: disminuido.
• Autoestima:
Autovaloración: desvalorizado. Menor autoconfianza.
Responsabilidad: temor hacia ella.          * (Adaptado de J.O. WHITTAKER: Psicología).

COMO AYUDAR AL DEPRESIVO.
* Con un tratamiento médico psicofarmacológico: existen diversos tipos de antidepresivos, cuya eficacia, en general, es bastante parecida.
* Con psicoterapia. Una psicoterapia de apoyo, cognitiva-conductual suele ser un elemento positivo muy necesario en bastantes casos de depresión.
* Actuar ante él con seguridad y transmitírsela. El chico debe captar claramente que sus educadores pueden hacer algo competente por él.
* Ganarse su confianza y afecto. Para ello hay que buscar puntos de coincidencia con él. Asuntos a través de los que se puede llegar a un buen nivel empático con el chico.
* Desvincular los sucesos que preocupan al muchacho de cualquier sensación de culpa.
* Conseguir que se comunique: con personas de su confianza pero que le pueden atender su problema.
* Analizar con el chico los sucesos que le mantienen en la situación depresiva. Enseñarle a ser objetivo y a buscar soluciones. Proporcionarle un apoyo emocional basado en una actitud permanentemente positiva.
* Romper su pensamiento y conducta preocupona con expectativas de buen humor, esperanza y enfoque sencillo de los problemas.
* Lograr que el chico comience a moverse en una tarea determinada: que pase a ser actor, aún con su problema, de pequeños encargos y lleve una hoja-registro con la valoración de su actividad.
* Encajarle dentro de un grupo de compañeros y amigos con los que pueda hacer actividades deportivas, culturales,... algún trabajo en equipo y esté dispuesto a recibir ayudas de ellos. Siempre que pueda, es conveniente que se esfuerce en salir, distraerse, hacer ejercicio, practicar una afición.
*Las personas del entorno del paciente conviene que conozcan suficientemente qué es una depresión, su diagnóstico y tratamiento. Una actitud comprensiva es siempre una buena ayuda para el depresivo. Por el contrario, la actitudes radicales no son positivas y deben evitarse: sermonear o ridiculizarle es echarle más carga encima al enfermo. Sin embargo, una postura de disponibilidad, cariño, paciencia y comprensión, acompañada de la firmeza necesaria, es un buen acompañante para el paciente.
* Igualmente, los familiares se asegurarán de que el paciente acude a las visitas programada con el especialista. De que toma la medicación indicada. No presionarle para que realice actividades. Lo mejor es insistirle de forma suave y proponerle actividades en las que él siempre ha disfrutado, pero sin agobiarle. Tratar de que no se sienta incomprendido porque no valoramos su enfermedad. Disuadirle de que en ese estado tome decisiones importantes que pueden afectar a su vida presente y futura. Comunicarle las mejorías reales que se observen en él.

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