Estamos con mucha probabilidad
ante un sujeto depresivo cuando el chico presenta una conducta continuada en la
que se aprecia tristeza, aflicción, preocupación, bajón en el rendimiento de
estudios, retraimiento social con tendencia al aislamiento, a no participar.
Con frecuencia se comprobará que sus ilusiones e intereses son bajos o mucho
más bajos que lo fueron en otra época.
El depresivo puede confundirse
con el perezoso, pero evidentemente no es el mismo caso. Como las causas de la
depresión pueden ser muchas, una de las de mayor interés para padres y
profesores es la relacionada con las
calificaciones escolares. Efectivamente, hay chicos en los que comienza una
depresión o se agudiza por unas calificaciones que manifiestan reiteradamente
bajo rendimiento. También sucede lo contrario: un alumno deprimido presenta
disminución en sus resultados escolares, siendo ésta manifestación uno de los
primeros síntomas de su enfermedad.
Conviene que los profesores
tengan un conocimiento de las depresiones infantiles y juveniles para poder
reconocerlas y orientar a sus padres y animarles, si es el caso, a que lleven
al chico a un especialista.
Características de
las conductas depresivas.
• Funciones fisiológicas generales:
Ingestión de alimentos y líquidos: disminuida.
Tendencia al estreñimiento.
Pérdida en el peso total del cuerpo.
Sueño: perturbado.
• Factores neuromusculares:
Tono muscular: elevado.
Reflejos: hiperactivos.
• Funciones perceptivas y motrices:
Tiempo de reacción y decisión: lento.
Reproducción de los estímulos: lenta.
Tolerancia a la fatiga: elevada.
Agudeza perceptiva: precisa.
• Contacto con el medio ambiente:
Interacción con los demás: mínima.
Gama de intereses: estrecha.
Lo que se espera de otros: rechazo, desvalorización,
castigo.
Reacción a los intentos para acercársele: retirada.
Expresión de los sentimientos: mínima.
Valoración de la realidad: exacta.
Relaciones con el medio ambiente: remotas.
Acercamiento a sus diversiones tradicionales: menor.
Interés sexual: disminuido.
• Autoestima:
Autovaloración: desvalorizado. Menor autoconfianza.
Responsabilidad: temor hacia ella. * (Adaptado de J.O. WHITTAKER: Psicología).
COMO AYUDAR AL DEPRESIVO.
* Con un tratamiento médico
psicofarmacológico: existen diversos tipos de antidepresivos, cuya eficacia, en
general, es bastante parecida.
* Con psicoterapia. Una
psicoterapia de apoyo, cognitiva-conductual suele ser un elemento positivo muy
necesario en bastantes casos de depresión.
* Actuar ante él con seguridad y
transmitírsela. El chico debe captar claramente que sus educadores pueden hacer
algo competente por él.
* Ganarse su confianza y afecto.
Para ello hay que buscar puntos de coincidencia con él. Asuntos a través de los
que se puede llegar a un buen nivel empático con el chico.
* Desvincular los sucesos que
preocupan al muchacho de cualquier sensación de culpa.
* Conseguir que se comunique: con
personas de su confianza pero que le pueden atender su problema.
* Analizar con el chico los
sucesos que le mantienen en la situación depresiva. Enseñarle a ser objetivo y
a buscar soluciones. Proporcionarle un apoyo emocional basado en una actitud
permanentemente positiva.
* Romper su pensamiento y
conducta preocupona con expectativas de buen humor, esperanza y enfoque
sencillo de los problemas.
* Lograr que el chico comience a
moverse en una tarea determinada: que pase a ser actor, aún con su problema, de
pequeños encargos y lleve una hoja-registro con la valoración de su actividad.
* Encajarle dentro de un grupo de
compañeros y amigos con los que pueda hacer actividades deportivas,
culturales,... algún trabajo en equipo y esté dispuesto a recibir ayudas de
ellos. Siempre que pueda, es conveniente que se esfuerce en salir, distraerse,
hacer ejercicio, practicar una afición.
*Las personas del entorno del paciente
conviene que conozcan suficientemente qué es una depresión, su diagnóstico y
tratamiento. Una actitud comprensiva es siempre una buena ayuda para el
depresivo. Por el contrario, la actitudes radicales no son positivas y deben
evitarse: sermonear o ridiculizarle es echarle más carga encima al enfermo. Sin
embargo, una postura de disponibilidad, cariño, paciencia y comprensión,
acompañada de la firmeza necesaria, es un buen acompañante para el paciente.
* Igualmente, los familiares se
asegurarán de que el paciente acude a las visitas programada con el
especialista. De que toma la medicación indicada. No presionarle para que
realice actividades. Lo mejor es insistirle de forma suave y proponerle
actividades en las que él siempre ha disfrutado, pero sin agobiarle. Tratar de
que no se sienta incomprendido porque no valoramos su enfermedad. Disuadirle de
que en ese estado tome decisiones importantes que pueden afectar a su vida
presente y futura. Comunicarle las mejorías reales que se observen en él.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario