lunes, 21 de noviembre de 2016

LOS MODELOS CONYUGALES



Los cuatro que presentamos, los hemos tomado del libro de Enrique Rojas, “El amor inteligente”.

MODELO FÍSICO-MATERIAL.
Sus dos valores fundamentales son el sexo y el dinero.
No se respetan las leyes de la naturaleza: utilizan la contracepción.
A la larga, produce un gran vacío. Se busca solamente lo pragmático.
Estamos ante un amor enfermizo.

MODELO  LIGHT.
Parejas con un alto componente de hedonismo, consumismo y permisividad.
Relación establecida sobre lo inmaduro. Les da igual el casamiento y la ruptura.
Lo importante es pasarlo bien. Parejas sin convicciones firmes.
Puntos de atracción: el dinero, el éxito, el triunfo y el sexo.

DOS PROFESIONALES QUE TRABAJAN FUERA DE CASA.
Funciona bien si hay ayuda mutua en tareas del hogar.
Conviene un intenso y extenso diálogo.
Hay que buscar y tener tiempo libre.
Que lo profesional no inunde la vida familiar. Saber desconectar. Huir de la profesionalitis.

MODELO   INTEGRADO.
Se respetan las leyes de la naturaleza. Se procura la procreación.  Métodos naturales de planificación natural y fertilidad.
Se tiene la convicción de que un gran amor conlleva un sacrificio gustoso.
Descubren y viven el matrimonio como vocación a una misión divina.
Dialogan  sobre deberes del nuevo estado.
El amor conyugal o es un amor que nos lleva a una intimidad personal creada por una participación en todo lo que afecte a la vida de los dos, o aquello se puede convertir en pasión y egoísmo.

PAUTAS  Y  AYUDA.
Mantén un tiempo de calidad;
Cultiva el cariño y la admiración (en lo personal y profesional).
Acércate al otro en sus necesidades.
Demuéstrale y dile al otro que te importa.
Valóralo y manifiéstalo en los momentos cotidianos (no solo especiales).
Que se sienta comprendido/a.
Conoce la necesidad de distancia/cercanía del otro.
Deja que el otro te influya – usa el “nosotros” –
Crear un sentido de trascendencia, valorando los aspectos espirituales  (Momentos familiares, Navidad, etc.)

Suaviza los conflictos y mejora la relación.
Si te quejas, no lo hagas echando la culpa al otro.
Empieza las frases con el “yo”, no con el “tu”. Es decir, manifiesta tus necesidades sin responsabilizar al otro.
Describe lo que pasa sin juzgar o evaluar al otro.
Exprésate con claridad, una idea a la vez, sin gritar.
Busca el momento oportuno para hablar.
Habla sin guardarte temas que estallen más tarde.
Evocar la historia de los padres y la vuestra.
Preparación inicial y permanente para el matrimonio.
Actualización frecuente de la entrega.
El verdadero amor conlleva permanencia (apostarlo todo disminuye las dificultades).
Contad con apoyos humanos (diálogo, respeto, división de tareas, etc.) y sobrenaturales (rezar juntos y estar en la Iglesia).

ENAMORADOS PARA SIEMPRE.

Que cada día: Os escuchéis. Os miréis.  Os perdonéis.

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