viernes, 21 de diciembre de 2018

YA ESTÁ AQUÍ JESÚS



 El anuncio del Ángel a los pastores: “Hoy os ha nacido en ciudad de David un Salvador, que es el Cristo Señor” (Lc. 2, 11). Han pasado dos mil años, pero la Persona de Jesús y su misión están vivas.
Siempre ha habido un gran interés por conocer a Jesús: “Queremos ver a Jesús” (Jn. 12, 21), piden algunos griegos  al apóstol Felipe.   Los hombres de hoy también piden lo mismo.
¿Qué les podemos dar? Naturalmente les daremos al Jesús de las Sagradas Escrituras y de la Eucaristía. Los evangelistas, iluminados por el Espíritu Santo,  nos han dejado gracias a su fe, la huella de Cristo en la tierra.

Y, ¿qué nos dicen?
- Nos hablan de su nacimiento virginal.
- De su amplio periodo de vida oculta, 30 años  en Nazaret.
- De su religiosidad: peregrinaciones a Jerusalén por la Pascua; acudiendo habitualmente a la sinagoga; orando frecuentemente en lugares solitarios: el monte, el campo,…
- De su Bautismo en el Jordán.
- Del llamamiento a los primeros discípulos.
- Y del inicio y desarrollo de su predicación por ciudades, pueblos y aldeas. “Se fue Jesús al monte de los Olivos, pero de mañana otra vez volvió al templo, y todo el pueblo venía a Él, y, sentado, los enseñaba” (Jn. 8, 1-2)
LA PREDICACIÓN de JESÚS.
Una predicación en la que procura resaltar:
Que en el Reino se entra por la puerta estrecha. Importancia del esfuerzo y la lucha, puesto que el plan es exigente.
El amor a todos, también a los enemigos.
Que hay que obrar siempre con misericordia: El hijo pródigo; la mujer de vida licenciosa; la adúltera, el buen ladrón…
Que le corazón humano tiene que ser sensible y estar con el que sufre: curaciones, curaciones, …
Que la vida cristiana se debe encaminar según las Bienaventuranzas.
Que la ley de los Mandamientos continúa y continuará vigente.
Que Dios es un Padre providente que cuida más y mejor de sus hijos que de los pájaros o de los lirios del campo.
El camino de la virtud y del bien con parábolas maravillosas: el sembrador, la cizaña, el fermento, el tesoro y la perla…
Que ha venido a traer fuego a la tierra y desea que arda.
Que tiene que pasar por un duro camino, su Pasión, para redimirnos.
Por fin nos dirá: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá luz de vida” (Jn 8, 12).  Efectivamente, “Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona y es llamado por la gracia, a una alianza con su Creador” (CEC. Catecismo de la Iglesia Católica  357). ¿Cómo? Practicando las virtudes de fe, esperanza y caridad en cada momento de nuestra vida.
En su predicación, también nos enseña a hacer oración y compone el Padrenuestro para delicia de nuestra vida cristiana.
LA VIDA DE JESÚS ESTUVO LLENA DE GESTOS Y ACTUACIONES. Veamos algunas.
Institución de  la Eucaristía.
Las pescas milagrosas.
Los milagros sociales: En la boda de Caná, conversión del agua en vino.
Cultiva la amistad con sus amigos: Zaqueo, Nicodemo, José de Arimatea,…
El lavatorio de los pies.
LAS SORPRESAS DE CRISTO.
Perdona pecados a un  paralítico.  Anda sobre las aguas. Pide a Zaqueo (un gran pecador) que le hospede en su casa. A la Verónica le entrega la imagen de su cara. El Buen ladrón pide. Cristo le da más.
Con la Ascensión, ¿se terminaron las sorpresas de Cristo? NO.  Ahí están las que dio a Sta,. Teresa; a Sta. María Faustina Kowalska; S. Ignacio de Loyola; a cientos de miles de ciudadanos corrientes.
UNIÓN CON EL PADRE.
Relación íntima con Dios, como Hijo suyo. “Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado”. (Jn. 7, 16).
El que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que es de su agrado”. (Jn. 8, 29)
SU PASIÓN.
La primera escena nos presenta la agonía en Getsemaní y nos ofrece una idea de la intensidad de lo que va a ocurrir. Siguen las escenas de toda su Pasión.
- Todo culminará con un grito de Jesús en la Cruz: “¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?”
- Ve con perfecta claridad la gravedad del pecado y sufre por esto.
- Jesús  sufre en su Cuerpo, pero más, mucho más, sufre su alma.
SU RESURRECCIÓN.
La Resurrección fue la respuesta del Padre a la obediencia de Cristo.
No fue fácil creer. Los apóstoles no creen a las mujeres. Los de Emaús, creen después de escuchar largamente sus palabras y verle partir el pan. El “divino Caminante un día se puso al lado de estos dos discípulos para abriles los ojos a la luz y el corazón a la esperanza” (Juan Pablo. Ecclesia de Eucharistía, nº 59). Tomás creyó después de ver sus heridas. Por fin, Pedro, después de la pesca milagrosa en el mar de Tiberiades, pronunciará: “Señor, tú sabes todo, tú sabes que te quiero” (Jn. K21, 15-17).
Y es que a Jesús solamente se llega por la fe.
EL CRISTIANO CON CRISTO.
Nos llega la fe por “la comprensión de las palabras divinas que crece por su reiterada lectura”. (CEC. San Gregorio Magno). “La fe es la respuesta del hombre a Dios que se revela y se entrega a él, dando al mismo tiempo una luz sobrenatural al hombre que busca el sentido último de su vida” (CEC. 26). “Los que por la fe y el Bautismo pertenecen a Cristo deben confesar su fe bautismal delante de los hombres” (CEC. 14).
Con Cristo estamos en la verdad. Estar con Él, es lo más definitivo que existe. Él, es el único que ha podido hacer presente a Dios en el mundo.
RELACIÓN CON DIOS.
No puede ser una relación como miembro de una muchedumbre. La relación que Dios quiere, es una relación de individualidad, que solamente se consigue mediante la oración mental. Sta. Teresa incurrió en ese error cuando un día comenzó a serle infiel en la oración.
El Misterio de la fe exige que los fieles crean en él, lo celebren y vivan de él en una relación viviente y personal con Dios vivo y verdadero. Esta relación es la oración” (CEC. 2558).
 (Datos según la Carta Apostólica ”Novo Millennio Ineunte”, del 6 de enero de 2001).

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