RAINER MARÍA
RILKE
Pasea el poeta alemán con su amigo por las calles de
su ciudad. Pasan ante una iglesia en las que una mendiga pide limosna. Su amigo
le da unas monedas. Continúan caminando y Rilke compra una rosa. De vuelta, al
pasar nuevamente junto a la iglesia, Rilke entrega la rosa a la mendiga. Su
respuesta a esta ofrenda, en apariencia sin valor, alguno, fue diferente:
levantó los ojos y sonrió. Durante una semana no se la volvió a ver en la
puerta mendigando. Cuando el amigo de Rilke preguntó al poeta: ¿De qué habrá
vivido esta mujer durante todo este tiempo? Recibió esta respuesta: “Está claro, Ha vivido de la rosa”.[1]
[1] Anderson y Granados: Llamados al amor. Monte Carmelo. 2011. Página 45.
LA CARACOLA.
Una niña africana celebró el cumpleaños de su profesora llevándole una caracola preciosa.
- ¿Dónde la encontraste? Le preguntó la maestra, quien sabía que caracolas como esa sólo se encontraban en una playa que estaba a una hora de camino.
–No debiste haber ido tan lejos para buscarme un regalo, añadió.
La niña contestó:
-Maestra, la caminata forma parte del regalo
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Los gestos de afecto son importantes.
Los detalles con la persona amada (una sonrisa, una palabra amable, un piropo, un servicio, …) favorecen el crecimiento del amor.
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