jueves, 4 de julio de 2019

CICERÓN. AÑOS DE FORMACIÓN


Sobre este importante aspecto de su vida, él mismo nos dejó algunos escritos. Nos detendremos en los más importantes siguiendo a Pierre Grimal,  en su libro “Cicerón” y concretamente, en las páginas que se señalan:

Cercano a sus treinta años, realizó un viaje a Grecia y a Oriente. Fue un viaje de aprendizaje, en los que las influencias que recibía todavía modelaban su espíritu y su corazón (82). Entre otras cosas, percibió una concepción muy general en el mundo antiguo sobre el conocimiento. Consistía en que el saber, no estriba ante todo, o solamente, en almacenar conocimientos, sino en escoger a alguien a quién imitar. (76)
Era profundamente consciente de lo que le aportaba la amistad de Ático, los consejos que recibía de ese amigo prudente, diestro en discernir las complejísimas intrigas de la vida pública, en desarticular las trampas, en sugerir una acción que se revelará fructuosa, y por encima de todo eso, el encanto de una presencia, de una conversación en la que no hacía falta fingir. (186).

Algunas de sus decisiones, le eran dictadas por sus consideraciones de moral pública, que extraía de la lectura de los filósofos y los poetas. (194).

Asumía que vencerse a sí mismo era una victoria aún más difícil de lograr, y más importante, que las que se obtienen por las armas. El hombre que es capaz de semejante generosidad es más que un hombre un dios.[1] (353).

Confesaba pues, Cicerón, la importancia de las influencias en su formación. De una parte, de los sucesos que presenciaba y por supuesto de personas. Especialmente del amigo con el que mantiene una relación interpersonal con continuos cambios de impresiones sobre los asuntos públicos de Roma. En el fondo, está destacando la importancia de una especial presencia con una determinada persona. Quiero destacar esta relación que ya se da en la antigüedad y que continúa siendo en la actualidad un foco de luz en la educación y formación de toda persona. ¡Cuánta necesidad de esa luz necesitan nuestros niños, adolescentes y jóvenes!

Sin embargo, Dice C. S. Lewis en el excelente libro “Los cuatro amores”, que la amistad hoy es considerada “algo bastante marginal, no un plato fuerte en el banquete de la vida... Pocos la valoran, porque pocos la experimentan”. Así que la amistad no es algo innato. No se da sin esfuerzo, hay que conquistarla y luego ha de ser alcanzada y mantenida. Es decir, exactamente igual que el amor que además no nos deja intactos. Se conquista, pero más difícil es luego su mantenimiento si no hay un propósito exigente de hacerlo. A todo ello, el profesor Millán Puelles añade que también necesita tiempo de crecimiento, de esfuerzo para ganarse la confianza del amigo. Tiene la amistad una importante tarea: acercarse a la realidad, a las cosas, al descubrimiento de nuevos planteamientos sobre los problemas, a pensar y hacer juntos unos quehaceres. Hay en la amistad una fase madura. Es aquella en la que el amigo nos interesa no sólo por lo que dice, sino por lo que es. Su lazo se convierte en imán atrayente, más fuerte que la disgregación connatural a la vida, porque la amistad es lealtad, estar unidos en la adversidad y la ventura, asumir como parte de nuestra existencia la del otro. Esto es lo que mantiene Cicerón con su amigo Ático, cuatro años mayor que él. En ellos se cumple lo que Lewis añadió varios siglos después: “los pequeños círculos de amigos que dan la espalda al mundo son los que los transforman de veras”.

Por último, no olvidar el enorme poder que tuvo la lectura en su formación. Por eso, hay que insistir en que nuestros educandos lean. Buenas y abundantes lecturas. Las lecturas y aquel amigo, Ático, colaboraron enormemente en su personalidad.

La recomendación a padres y profesores es claramente fácil: que los hijos y educandos estén auxiliados de estas dos excelentes compañías: libros y buenos amigos. El papel de ellos, junto a la permanente presencia de los padres y profesores, suelen obrar y conseguir estupendos logros educativos.


[1] Cicerón. Pierre Grimal. Ed. Gredos. 2013. Páginas 82, 76, 186, 194 y 353, respectivamente.

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