lunes, 5 de marzo de 2018

ENEMIGOS DE LA VOLUNTAD




Enemigos importantes, que dificultan el tener voluntad son los caprichos, hacer los primeros deseos no bien pensados y planeados, cambiar de planes o actividad al menor contratiempo. Conseguir las cosas muy fácilmente (niños caprichosos) es fatal, porque no hay correlación entre la consecución de algo y el esfuerzo puesto. Con muy poco esfuerzo - se pide y basta -, se obtiene lo que se quiere. Para tener autocontrol hay que ganar en voluntad: el caprichoso, en el fondo, no es dueño de su vida.

El egocentrismo. Esa disposición, en muchos casos fruto de los caprichos, a colocar los propios intereses por encima de todo y a buscar anhelosamente que sean satisfechos.

La superprotección. Que pretende evitar incomodidades o enfrentamiento con el deber propio de la edad, infantiliza al chico, le impiden realizar la operación educativa de superar dificultades, se le despoja de la capacidad de superarse a sí mismo.

La desobediencia. En un estudio realizado por LAMBERT, encontró que había una correlación muy alta entre los niños que sacaban buenas notas y los que estaban acostumbrados a obedecer órdenes estrictas de sus padres, y a su vez, los niños que sacaban malas notas tenían padres que no se preocupaban por hacerse obedecer. Efectivamente, el niño  no acostumbrado a la obediencia, no sabrá equilibrar su comportamiento para poder estar centrado en una tarea sin distraerse. José Antonio Marina en un estupendo artículo -"Paradojas de la obediencia"-, lo expresa bien claramente: "Acabo de escribir un estudio sobre el aprendizaje de la libertad, y no salgo de mi asombro. Resulta que el niño aprende a ser libre obedeciendo. No hay razón alguna, por lo tanto, para pensar que la obediencia o la disciplina son castradoras. Eso sería tanto como decir que obedecer a las reglas de la sintaxis inhibe la creatividad literaria. Kant debió tenerlo presente cuando escribió "la disciplina es lo que consigue transformar la animalidad en humanidad".

El ambiente desmotivador es otro importante enemigo. Un ambiente flojo, desganado y superficial, es desmotivador para el aprendizaje, la exigencia y el ejercicio de la voluntad. El buen ambiente, por el contrario, arrastra, facilita la tarea. Un ambiente escolar en el que continuamente encontremos murales en la clase, competiciones, premios, chicos que trabajan, logros propios, fomento de la capacidad de observación partiendo desde la vertiente superficial y variable que naturalmente tienen los alumnos, a una observación más profunda que descubra y se fije en detalles y en las conexiones que hay entre las cosas y conceptos. Este sí que es un ambiente que impulsa a la laboriosidad.

Hay profesores que habitualmente predisponen un buen ambiente con frases estimuladoras:
            -"esfuérzate en terminar".
            -"ya sé que te cuesta, pero esfuérzate un poco más".
            -"comienza tus trabajos a tiempo".
            -"anímate en llegar al final".
            -"concéntrate unos minutos más".
            -"esta tarea es estupenda".
            -"me gustaría que enseñases este buen trabajo a tus padres", etc, etc.
En fin, recuérdese que el perezoso está menos capacitado que aquél que está constantemente ocupado en hacer algo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario