jueves, 6 de abril de 2017

QUÉ ES LA ATENCIÓN?


Muchas personas piensan que la futura vida profesional de los chicos guarda una relación muy directa con el aprendizaje. Tal vez sea cierto, y para un buen aprendizaje tener capacidad de concentración es necesario.

Atención es dirigir, concentrar la energía psíquica en algo. Abrir las puertas a algo. Es la luz del conocimiento (Comenio). Su carencia o debilidad producirá naturalmente que se escapen conocimientos a los alumnos.

Con la atención los contenidos se asimilan mejor, se arraigan más en la memoria y se producen asociaciones con otros contenidos ya aprendidos.

Hay concentración cuando hay estabilidad en la ejecución de una actividad, es decir, capacidad continuada de concentrarse en lo elegido o en lo que se nos pidió. La falta de esta capacidad continuada es lo que llamamos distracción.

No hay inatención cuando el chico se desentiende del trabajo porque no lo comprende o porque carece de hábitos de laboriosidad: este último caso es una deficiente educación de la voluntad, más que un problema de inatención.

Es cierto que la facilidad de concentración en el trabajo tiene una alta correlación con la motivación. Un individuo motivado, interesado en un objetivo, responde con buena atención a su consecución. Di Vesta (1974) sintetiza las tres grandes concepciones que sobre el aprendizaje, se vienen manteniendo: mente atenta; mente preparada y mente transformadora. Sobre la primera dice que "el alumno que atiende es el alumno que aprende. Importan mucho los estímulos para ayudarle a la concentración".

Pero también hay personas que están motivadas, interesadas en algo y presentan una tremenda facilidad para dispersarse ante cualquier leve circunstancia.

Una dificultad con la que se encuentra frecuentemente el profesor, es la de aquellos alumnos que comienzan a atender al realizar un trabajo o escuchar una explicación, pero pasados unos minutos -muy pocos-, la atención comienza a flojear y como consecuencia, aparece un periodo de concentración-dispersión aparejada: se está atento y distraído a la vez, o lo que es más preciso, se atiende parcialmente, porque en vez de seguir el camino señalado, el alumno comienza a introducir en ese trabajo su propio recorrido: el de preguntas innecesarias, observaciones desacertadas, miradas dispersadoras, etc. Su atención descontrolada va de un sitio a otro sin fijarse en nada.

Corrientemente, la clase en su estado normal debe ser motivadora, por lo tanto allí habrá atención. Me refiero a una clase ventilada, sencillamente decorada, con ambiente agradable, con normas reguladoras del comportamiento establecidas y conocidas, con adecuadas relaciones afectivas entre los alumnos y entre ellos y los profesores, ... Esta es una clase perfectamente preparada para el aprendizaje, allí se producirá la motivación y la atención con normalidad.

Atender siempre es sobre algo, y ese algo, en el caso de la vida escolar, suele ser algo dado por el profesor al alumno. Incluso los alumnos con tendencia a la dispersión, a veces atienden bien. ¿Qué ocurrió? Generalmente fue que el "algo" presentado tenía fuerza, garra, era atractivo, es decir motivador. Los motivos del alumno y la motivación del profesor se han unido. Y cuando esto sucede, la energía puesta por el sujeto en el aprendizaje es considerable. De donde se deduce que para atender, no todo tiene que ponerlo el que tiene que atender. Hay algo externo a él.

Conocemos que la atención es selectiva: se fija en lo que nos interesa o motiva. De ahí la conveniencia de que el profesor utilice los "atrayentes": ejemplos, anécdotas, curiosidades o historias. Y que frecuentemente haga preguntas que obligan a los alumnos a centrar la atención. Pero sobre todo, que prepare muy bien la sesión de trabajo con una presentación del contenido a aprender muy motivadora.

De la misma manera que debe cuidarse el ambiente, el entorno, por lo mucho que predisponen a una buena concentración. La asociación entre el lugar del estudio y su realización es fuerte, de tal manera, que un buen lugar o ambiente hace mejorar la disposición hacia el estudio y por supuesto hacia la atención. Por eso es tan importante la habitación de estudio y el horario, los dos facilitan la consecución de un hábito.


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