Muchas personas piensan que la
futura vida profesional de los chicos guarda una relación muy directa con el
aprendizaje. Tal vez sea cierto, y para un buen aprendizaje tener capacidad de
concentración es necesario.
Atención es dirigir, concentrar
la energía psíquica en algo. Abrir las puertas a algo. Es la luz del
conocimiento (Comenio). Su carencia o debilidad producirá naturalmente que se
escapen conocimientos a los alumnos.
Con la atención los contenidos se
asimilan mejor, se arraigan más en la memoria y se producen asociaciones con
otros contenidos ya aprendidos.
Hay concentración cuando hay
estabilidad en la ejecución de una actividad, es decir, capacidad continuada de
concentrarse en lo elegido o en lo que se nos pidió. La falta de esta capacidad
continuada es lo que llamamos distracción.
No hay inatención cuando el chico
se desentiende del trabajo porque no lo comprende o porque carece de hábitos de
laboriosidad: este último caso es una deficiente educación de la voluntad, más
que un problema de inatención.
Es cierto que la facilidad de
concentración en el trabajo tiene una alta correlación con la motivación. Un
individuo motivado, interesado en un objetivo, responde con buena atención a su
consecución. Di Vesta (1974) sintetiza las tres grandes concepciones que sobre
el aprendizaje, se vienen manteniendo: mente atenta; mente preparada y mente
transformadora. Sobre la primera dice que "el alumno que atiende es el
alumno que aprende. Importan mucho los estímulos para ayudarle a la concentración".
Pero también hay personas que
están motivadas, interesadas en algo y presentan una tremenda facilidad para
dispersarse ante cualquier leve circunstancia.
Una dificultad con la que se
encuentra frecuentemente el profesor, es la de aquellos alumnos que comienzan a
atender al realizar un trabajo o escuchar una explicación, pero pasados unos
minutos -muy pocos-, la atención comienza a flojear y como consecuencia,
aparece un periodo de concentración-dispersión aparejada: se está atento y
distraído a la vez, o lo que es más preciso, se atiende parcialmente, porque en
vez de seguir el camino señalado, el alumno comienza a introducir en ese
trabajo su propio recorrido: el de preguntas innecesarias, observaciones
desacertadas, miradas dispersadoras, etc. Su atención descontrolada va de un
sitio a otro sin fijarse en nada.
Corrientemente, la clase en su
estado normal debe ser motivadora, por lo tanto allí habrá atención. Me refiero
a una clase ventilada, sencillamente decorada, con ambiente agradable, con
normas reguladoras del comportamiento establecidas y conocidas, con adecuadas
relaciones afectivas entre los alumnos y entre ellos y los profesores, ... Esta
es una clase perfectamente preparada para el aprendizaje, allí se producirá la
motivación y la atención con normalidad.
Atender siempre es sobre algo, y
ese algo, en el caso de la vida escolar, suele ser algo dado por el profesor al
alumno. Incluso los alumnos con tendencia a la dispersión, a veces atienden
bien. ¿Qué ocurrió? Generalmente fue que el "algo" presentado tenía
fuerza, garra, era atractivo, es decir motivador. Los motivos del alumno y la
motivación del profesor se han unido. Y cuando esto sucede, la energía puesta
por el sujeto en el aprendizaje es considerable. De donde se deduce que para
atender, no todo tiene que ponerlo el que tiene que atender. Hay algo externo a
él.
Conocemos que la atención es
selectiva: se fija en lo que nos interesa o motiva. De ahí la conveniencia de
que el profesor utilice los "atrayentes": ejemplos, anécdotas,
curiosidades o historias. Y que frecuentemente haga preguntas que obligan a los
alumnos a centrar la atención. Pero sobre todo, que prepare muy bien la sesión
de trabajo con una presentación del contenido a aprender muy motivadora.
De la misma manera que debe
cuidarse el ambiente, el entorno, por lo mucho que predisponen a una buena
concentración. La asociación entre el lugar del estudio y su realización es
fuerte, de tal manera, que un buen lugar o ambiente hace mejorar la disposición
hacia el estudio y por supuesto hacia la atención. Por eso es tan importante la
habitación de estudio y el horario, los dos facilitan la consecución de un
hábito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario