viernes, 19 de junio de 2020

LA ORACIÓN DE JESÚS


Cuaderno para acercarse a Jesús de Nazaret
LA ORACIÓN DE JESÚS                                                                     Pensamiento 8

“Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro… y se puso a orar”[1]. Llevaba en su Corazón el mundo entero y de ese mundo hablaba con el Padre. Al Padre le cuenta todo: su actividad apostólica, los llamados a ella, las penurias y problemas de sus coetáneos, las debilidades humanas, nuestras caídas y esfuerzos por vivir en el bien. También habla con el Padre sobre su “hora”.

De la oración obtiene Jesús luz del Espíritu para iluminar a Pedro, a Juan, a Nicodemo, a la samaritana, a sus amigos de Betania, al ciego de nacimiento, incluso a los escriba y fariseos.

De la oración obtenemos “sal y luz” para iluminar la vida de nuestras familias, compañeros y amigos. Para así, “empujarlos” hacia el cielo. La oración nos ayuda a “nacer de nuevo para ver el reino de Dios”[2], convertirnos y purificarnos. Porque la oración nos cambia, y facilita vernos y ver las cosas con los ojos de Dios. La oración acrecienta la vida del Espíritu por la que se llega a la intimidad con Él.

En la oración descubrimos la oveja perdida y vamos hacia ella para ofrecerle una vida nueva. Porque toda oveja perdida también está en el Corazón de Cristo, que la mira, la atiende y quiere ofrecerle su misericordia a través de nuestra oración. “¡Es el gran misterio de Dios! Dios que no necesita del hombre para nada, viene en busca de él como si le necesitase”[3].

En la oración percibimos que Dios busca a cada hombre: a Pedro, a Bartolomé, a Mateo, al paralítico de la piscina… Me busca a mí y a ti. Y quiere valerse de nosotros en esa búsqueda, que es una búsqueda de amor. Nos quiere “instrumentos” de su misma actividad. Es decir que seamos lo que Él es.

También en la oración descubrimos nuestras miserias que nos impulsan al arrepentimiento y a la contrición.


[1] Mc. 1, 35
[2] Jn. 3, 3,
[3] Luis Mª Mendizábal. Los misterios de la vida de Cristo. BAC. Página 139

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