jueves, 23 de enero de 2020

EL AMOR A LA VERDAD



Una meta esencial, hoy y siempre, en la educación es la de inculcar en los hijos el amor a la verdad y valorar los acontecimientos, las opiniones, las ideas, que observan y escuchan. Pedirles su opinión y darles ejemplos de críticas positivas y razonadas para que tengan buenos modelos de argumentación.
Añade el pedagogo alemán Otto Dürr, que con el lenguaje se cultiva el alma, se educa la mente, se forma el carácter. Por el contrario, la falta de dominio del lenguaje se convierte en causa importante del fracaso escolar y de importante pobreza personal.
Los libros, los excelentes libros suelen ser elementos imprescindibles para conseguir aquella meta. Cada libro que leen los chicos es una ayuda para un mejor conocimiento del mundo y de las personas. Que los padres acentúen ese conocimiento mediante el intercambio de ideas sobre el libro, es un cometido que debe desarrollarse en sentido creciente.
Los libros engrandecen la vida y permiten conocer a personas muy diversas, caracteres muy distintos, sucesos sencillos unos, complejos y difíciles otros, vidas heroicas junto a otras superficiales y anodinas.
Los chicos acuden a la lectura:
A. Para el descubrimiento de su propia identidad personal.
B. Para un mejor conocimiento del mundo y de los demás.
C. Para la formación de una cosmovisión o filosofía de la vida.
D. Para hallar pistas de solución a problemas y responsabilidades sociales.
Los libros, los buenos libros, facilitan la destrucción de la mentira, de la falsedad, de una vida líquida, de una vida relativizada. Los buenos libros nos ayudan al conocimiento y amor de la verdad. Porque no todo es según nos parece o nos hacen que así parezca. ¡No!¡ Qué hartura de que nos manipulen y se practique abusivamente la corrupción de menores! Queremos ser libres queremos que nos dejen educar a los hijos en el amor a la verdad y a la libertad.

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