lunes, 25 de septiembre de 2017

DIOS PADRE



“El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre” (Catecismo Iglesia Católica: CEC nº 27). “Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el  Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina” (CEC nº 51).

Atributos de Dios. Es Todopoderoso, Misericordioso, Bondadoso, todo Amor y Verdad.
Jesús y el Padre.
Jesús revela la existencia de una persona en Dios, a la que Él llama Padre.    Amaba y admiraba al Padre y Él se presentó como Hijo. Sus primeras palabras en Templo, con doce años, citan al Padre. Sus últimas palabras, allá en la cruz, se vuelven al Padre. Y dice que el Padre actúa continuamente: “Mi Padre no cesa nunca de trabajar; por eso yo trabajo también en todo tiempo” (Jn. 5, 19), a propósito de por qué hace milagros en el sábado.

Por otra parte, el Padre, declara que Jesús es su Hijo.
-En el bautismo del Jordán: “Este es mi Hijo muy amado, en quine tengo mis complacencias” (Mt. 3, 17).
-En la transfiguración: “Este es mi Hijo  amado, en quien tengo mi complacencia; escuchadle” (Mt. 17, 5).
        
El pecado.
“La acción devastadora del pecado en el mundo es un evidencia palpable. Pero eso no ha desanimado el amor que nos tiene el Padre. El Padre reacciona contra el pecado haciendo de su Hijo querido el Redentor. Es algo así como si dijera: “Puesto que me habéis ofendido, os enviaré a mi Hijo”.

Paternidad y Filiación.
El Padre, presente en la Creación y en la Redención, tiene un proyecto: hacernos hijos adoptivos. “Ved qué amor nos ha mostrado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios, y lo seamos.” (1 Jn. 3, 1).

Providencia de Dios.
La Providencia del Padre es consecuencia de su bondad, de su amor paternal. Mediante su Providencia, el Padre ejerce su solicitud sobre todo lo creado, especialmente hacia el hombre.
“Haces brotar la hierba para el ganado y las plantas que el hombre cultiva, para sacar el pan de la tierra y el vino que alegra a los hombres, el aceite que hace brillar su rostro y el alimento que los conforta” (Sal. 104, 14-15). Estas  reflexiones del Salmo tienen multitud de aplicaciones prácticas en nuestra vida cotidiana.

¿Cómo es su Providencia?
“El que no perdonó a su propio Hijo, antes bien lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no va darnos gratuitamente todas las demás cosas con Él?” (Rom, 8, 32).
Más es imposible dar, imposible comprender, imposible amar y atender a todas las necesidades espirituales y materiales de sus hijos. Nada permanece olvidado por nuestro Dios Providente.
“¿No se vende un par de pájaros por un poco de dinero? Y, sin embargo, ni uno de ellos cae en tierra sin que lo permita vuestro Padre… Vosotros valéis más que todos los pájaros” (Mt. 10. 29-30).
La Providencia de los siglos XIX y XX: Lourdes, Fátima, y los grandes santos de estos siglos: S. Francisco de Sales, Sta. Terea del Niño Jesús, San Pío X, S. Juan XXIII, S. Josemaría Escrivá, S. Juan Pablo II, S. Pío de Pietrelcina, Sta. Teresa de Calcuta…

El culto al Padre.
En el Bautismo, en la Confirmación, en todos los sacramentes, y muy especialmente en la Santa Misa. Ahí se alaba al Padre, se le dan gracias, se repara y desagravia.

La oración: el Padrenuestro.
Oración realizada con sinceridad, humildad, confianza, perseverancia y amor filial. Y saber que toda oración es escuchada.
Dice Jesús: “Cuando oréis decid: Padre nuestro que estás en los cielos…”
1ª Petición: “Santificado sea tu nombre”. Jesús nos invita a que adoremos al Padre. Y, ¿cómo santificarle nosotros pecadores?  Santificamos el nombre de Dios, cuando nos acercamos a nuestra propia santidad.
2ª Petición: “Venga tu reino”.  Jesús exhorta a sus discípulos a rezar por la expansión del reino del Padre. De esta forma les hace comprender más su responsabilidad en este terreno.  Así pues, todos los cristianos tienen la misión de contribuir, al menos por la oración, a la expansión de la Iglesia.
3ª Petición: “Hágase tu voluntad”. El culto al Padre y el establecimiento de su reinado no pueden alcanzar toda su realidad más que a través del cumplimiento de su voluntad.  La sumisión a esta voluntad viene de una respuesta de amor filial al amor paternal.
4ª Petición: “Danos hoy el pan que necesitamos”. El Padre, que en su Providencia se interesa por todas las necesidades de sus hijos, está siempre dispuesto a acoger la petición del pan de cada día. El pan que se pide es el pan material, signo de todo lo que es necesario para el mantenimiento de la vida del cuerpo e igualmente el pan espiritual.
5ª Petición: “Perdona nuestras ofensas, así como nosotros personamos a los que nos ofenden”.  Jesús nos invita a todos a pedir para nosotros mismos el perdón de nuestras culpas. El desea que, al situarnos en presencia del Padre, tomemos   más vivamente conciencia de nuestro estado de pecadores. Sin embargo, se menciona expresamente una condición para que otorgue el perdón. Tenemos que perdonar por nuestra parte a los que nos han ofendido, de tal forma que no se puede rezar el Padrenuestro más que renovando la intención de perdonar.
6ª Petición: “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del Maligno”.  No podemos pedirle al Padre que nos ahorre todas las tentaciones. Cristo fue tentado. Lo que pedimos es la ayuda del Padre para tener la fuerza de resistir a la seducción del mal. Esta petición nos recuerda nuestra fragilidad, que tiene necesidad de ayuda. (El Padrenuestro preparado por Jean Galot).

La respuesta del buen hijo.
Tal vez lo primero sea “pedir un corazón grande para amar a Dios” (Fco. De Sales: Vida Devota. Cap. XXI. Directorio).
Y Poner más conciencia al santiguarnos.
Comprender que ante la mayor desgracia (el pecado), sobreabundó la gracia. Y Rectificar, buscar la reconciliación en el sacramento de la Penitencia.
Vivir la Santa Misa  con más plenitud.


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