jueves, 4 de mayo de 2017

DEFENSA DE LA FANTASÍA



“Dice mi hermana que en nuestra infancia, como no contábamos con televisión, teníamos que acudir a la televisión prehistórica: la imaginación. Yo le digo que nunca jamás se conoció mejor televisión y que jamás se inventará otra semejante. Porque en la imaginación teníamos todos los canales a nuestra disposición: no había que soportar que nadie nos adoctrinara  desde ideologías que no fueran la elegida y jamás se filmaron en tan bellos colores como los que cada de nosotros elegía y se inventaba a placer.

“Yo siento una cierta compasión ante los niños de ahora, a quienes les damos ya todo inventadísimo. ¿Para qué van a hacer el esfuerzo de imaginar cuando, a diario, les bombardeamos con imágenes desde que amanece hasta que se acuestan? Su Blancanieves no podrá ser la que ellos se fabriquen; será por fuerza la que les dio Disney encadenada. Sus sueños estarán llenos de pitufos prefabricados y, cuando lean a Julio Verne, pensarán que es un señor que puso en letra lo que ellos ya vieron en las películas de la tele. Todo más cómodo. Todo infinitamente menos creativo y, por tanto, mucho menos fecundo para sus almas”.


Publicado por: J. L. Martín Descalzo: Razones para la alegría. Biblioteca básica del creyente. Página 31.

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