Ir de lo sencillo a
lo complejo:
Conviene comenzar a entrenar a los estudiantes
con la organización de informaciones sencillas, para ir pasando poco a poco a
otras más complejas.
Utilizar hábitos correctos:
Es preciso evitar que los chicos
comiencen a emplear algún hábito erróneo en la organización. Después,
extinguirlo costará más. Es mejor que sus padres o su profesor vayan indicando
las pasos que habría que dar para organizar un material. Al menos al principio
es preferible que los alumnos sean dirigidos, aunque siempre se procure su
participación como así debe ser en la ejecución de toda tarea escolar.
Comprensión de la organización:
Padres y profesores deben
procurar mientras están enseñando la tarea de organizar o cuando los chicos se
entrenan en ella, que comprendan claramente que es una actividad con mucho
sentido y valor para la asimilación y retención del material que se trabaja.
Transferencia:
Como la adquisición de cualquier
destreza, conseguir esta habilidad costará esfuerzo para padres, alumnos y
profesor, pero no debe olvidarse que es muy conveniente conseguirla. Una
ventaja más, a las ya expuestas, es que el material organizado se transfiere
mejor. Los conceptos o ideas aislados que haya que aprender, tienen poca vida
en la memoria como ya se sabe.
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