viernes, 29 de enero de 2016

LA CUENTA BANCARIA EMOCIONAL

Stephan Cove escribe  “Siete hábitos de la gente feliz” en donde compara el mantenimiento de la vida afectiva con una cuenta bancaria, eso sí, de tipo emocional. Comprobemos lo que dice el sr. Cove:

 Mantiene la vida afectiva:

Los depósitos constantes de cariño, comunicación y comprensión en el corazón de ella/de él.

Con las personas con las que tenemos una relación más personal, frecuente y de compromiso, los depósitos deben ser constantes.

Los actos de indiferencia o de olvidos, producen reintegros automáticos.

También producen reintegros las peleas, echarse las cosas en cara, etc.


A lo anterior, se puede añadir lo siguiente:

La educación afectiva y sexual, nos permitirá elegir y obrar con más libertad. Serán nuestra inteligencia, voluntad y corazón quienes nos ayuden a elegir, quiénes nos faciliten obrar bien. No elegiremos por las escenas de una película, de una novela o por la presión de unos amigos. La voluntad es el órgano del amor, según Guitton.

 En texto del Génesis aprendemos que la diferencia sexual, con todo lo que supone, es una cosa buena: el hombre y la mujer son imagen de Dios, no a pesar de esta diferencia sexual, sino precisamente con ella.

Adam no exclama ante Eva: “inteligencia de mi inteligencia” o “espíritu de mi espíritu”. Sino “ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Gn 2, 23). Dos seres corpóreos para una vida de comunión. Es  a través del cuerpo como será posible esa comunión de personas.



Un cuerpo para el amor.

El hombre y la mujer son seres, con cuyos cuerpos expresan que son personas llamados a una vida de comunión corporal por la sexualidad.

El cuerpo, incluida la expresión corporal, expresa la verdad del amor, la verdad de la comunión de las personas en la entrega de sí mismas.

El cuerpo está hecho para ser entregado. Significa la vocación de la persona a una vida esponsal.


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