Con frecuencia nos encontramos con niños y adolescentes con una educación insatisfactoria. A veces, por una educación de consentimiento, otras porque un pequeño se ha apoderado del protagonismo de víctima, o bien se crio en un ambiente de super abundancia de todo... la realidad es que a tal niño o joven, no hay quien lo aguante: es un ser insoportable y maleducado.
¿Qué
solución hay para este tipo de ciudadano?
Rudyard
Kipling solucionó este problema con la novela "Capitanes intrépidos",
que en el año 1937 dio origen a una película con el mismo título.
Trata de la
vida a un niño rico y mimado. Tras caerse accidentalmente del barco en el que
viaja, es recogido por unos pescadores. Acostumbrado a las comodidades, pronto
chocará el carácter de este muchacho consentido con el de los rudos
trabajadores del mar. El duro trabajo diario, la lucha contra la naturaleza y
en especial su amistad con uno de los pescadores, nos ofrece la transformación
de este muchacho en todo un hombre.
Un muchacho
que madura, más especialmente cuando experimenta el dolor por la pérdida de
aquel marinero que, tanto trabajó para que él fuese un joven de una pieza.
¿Cuál fue
el método? Nada de consentimiento, carencia de todo lo superfluo, educación en
el trabajo y con el esfuerzo y una vida rodeada de la verdad. Nunca se insistirá
bastante para reafirmar la importancia de la verdad en la educación y en la
vida feliz de la persona. Leer esta obra de Kipling bien vale la pena.
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