Hemos ido conociendo las dificultades del tren en
Extremadura. Trenes con frecuentes y exagerados retrasos, trenes averiados en
su recorrido, pasajeros con la paciencia por los suelos, etc.
Sin embargo, conoceremos un día, aún no sabemos cuándo, en el
que el AVE llegará a Extremadura. Cáceres, Trujillo, Mérida, Badajoz … lo
recibirán tal vez con música, banderas y pancartas. Tal día, será de gran gozo
para varias y diversas poblaciones extremeñas. Sus habitantes comprobarán con
enorme entusiasmo, que finalmente el tren puede llegar a su hora y sin averías.
Ese será un día de gloria, de excelencia
para el pueblo extremeño. Y es que siempre que se alcanza la excelencia en algún aspecto o cuestión,
lo propio es el gozo. Igualmente sucede en la vida profesional de las personas:
una mejora en este ámbito, es un paso hacia la excelencia.
Si nos proponemos el ejercicio de un deporte, de una
actividad artística, de una determinada actividad de ocio y somos conscientes y
constantes, también llegará un día en el que llegaremos a comprobar nuestro
avance en esa ejercicio elegido y practicado. Es decir, nuevamente aparecerá la
excelencia en nuestra vida. Puede que
incluso sea en algo pequeño, pero siempre alegre y gozoso.
Igualmente le sucede al chico, a la chica, que un día se
encuentran con un amor correspondido. Y
a la esposa y al esposo que comprueban como el querer y ser querido, llenan sus
a veces monótonos días.
Hace unas jornadas escribí sobre la
“pareja líquida”. Imagínese que aparece un momento, un minuto, una hora, en la
que sus dos componentes perciben que nada es más satisfactorio que vivir en
pareja sólida, es decir, con un compromiso permanente de amor, que es de
donación hacia el otro/a. ¿Qué ha ocurrido? Sencillamente han vislumbrado la
enorme importancia de vivir en la excelencia.
Pero la excelencia de la excelencia,
es la recompensa que produce trabajar, amar, descansar en medio de una vida
intachable. Nada como eso.
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