lunes, 4 de febrero de 2019

JÓVENES, SOIS FUERTES


JÓVENES SOIS FUERTES
Es normal, que una sociedad sana atribuya una especial importancia al periodo de la juventud como una etapa clave de la vida de cada hombre. 
¿Qué podemos ver en el joven?
La riqueza de la misma vida. El primer objetivo será pues, el amor a la vida. Una vida que se forma y desarrolla para algo. También vemos un algo profundo y radical que quiere siempre el hombre y que se alcanza amando la vida. Una vida que transcurre aquí, en el mundo.
Vemos además, que un joven puede responder generosamente al amor y por eso, ama al mundo.
Y amar al mundo es amar lo más cercano que tenemos de ese mundo: los padres, los hermanos, la familia…, los amigos, los estudios, la profesión, la patria.
Amar al mundo es también amar lo defectuoso que encuentres en el mundo, para transformarlo. ¿Cómo? Con tu vida aplicada a lo bueno, a lo justo, a lo verdadero.
Amar al mundo es entregarse con ardor a la conquista del bien.
Entrega generosa, no egoísta, no para enriquecerse con poder o con lo material. La verdadera entrega digna de ser humana quiere un mundo mejor no sólo para mí.
Amar al mundo es vivir la propia situación concreta en la que estamos (familiar, profesional, etc.) implicándonos en ella para mejorarla y para convertirla en positiva.
Es un  periodo para crecer en sabiduría. Amor apasionada al saber: los libros, las clases, el estudio, la propia relación con el mundo, con la naturaleza, con las personas, son fuente de sabiduría. La estrecha relación del hombre con ese gran manantial de sabiduría que es la Sagrada Escritura, facilita también la sabiduría.
Con seguridad, ahí podrá encontrar la verdad, la bondad y la belleza de la vida. Te enseñará a usar la libertad.
Si es llamado a una vocación matrimonial –no es la única posible-, entonces la entrega del joven, deberá ser la de “comprometerse a construir en vuestro futuro familias sanas”. 
Naturalmente esto es posible hoy y lo será siempre, pero hay que poner los medios necesarios y precisos.
¿Hay algo más? Claro que sí. Es como si oyeras: trabaja en conseguir la virtud, los valores,  pelea en esa conquista. Es como si estuvieras oyendo a Séneca. O a Jesucristo, que también empleaba ese lenguaje.
¿Qué más? ¿Qué pide el mundo? “Los pobres claman justicia y solidaridad; los oprimidos exigen libertad y dignidad; los ciegos suplican luz y verdad”  ¿Cómo lo hacemos? “Dando testimonio con nuestra vida”
“Me habéis preguntado cuál es el problema de la humanidad que más me preocupa. Precisamente éste: pensar en los hombres que aún no conocen a Cristo, que no han descubierto la gran verdad del amor de Dios. Ver una humanidad que se aleja del Señor, que quiere crecer al margen de Dios o incluso negando su existencia. Una humanidad sin Padre, y por consiguiente, sin amor, huérfana y desorientada, capaz de seguir matando a los hombres  que ya no considera como hermanos, y así preparar su propia autodestrucción y aniquilamiento. Por eso, mis queridos jóvenes, quiero de nuevo comprometeros hoy a ser apóstoles de una nueva evangelización para construir la civilización del amor”. (Juan Pablo II en  Buenos Aires, 11-4-1987).
“Deseo que la juventud os dé una base robusta de sanos principios para que seáis siempre “”personas de conciencia””, personas que inspiran confianza.  (Juan Pablo II. Carta apostólica a los jóvenes, 31-3-1985).
“Toda persona afronta la vida con un desafío, el desafío de tener un objetivo, un destino y luchar por él. Lo contrario sería pasar la vida de modo superficial, perder la vida en la trivialidad”. (Manila, 14-1-95).
UNAS PREGUNTAS AL JOVEN.
1.        ¿Qué haces  o que puedes hacer para valorar más la vida?
2.        ¿Tienes un plan breve y concreto en la vida familiar, de amistad o de estudios, con el que intentas transformar un poco tu mundo particular?
3.        ¿Tienes afán de saber? ¿Lo concretas en algo: tiempo de estudio, de lecturas, de formación, etc.?
4.        ¿Utilizas diariamente la Sagrada Escrituras durante unos minutos? ¿Haces oración con ella?
5.        ¿Pones los medios necesarios para alcanzar una auténtica vocación  dentro de un futuro matrimonio o en el camino que Dios te pida?
6.        ¿Te esfuerzas para conseguir cada día algo más de virtud?

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