ROBERT SCHUMAN.
(S. XX). Político francés. Fue ministro
de Finanzas, de Asuntos Exteriores y de Justicia.
El 9-5-1959 propuso la creación de la Comunidad
Europea del Carbón y del Acero. Presentó
la célebre “Declaración Schuman”.
Recibió desde la infancia una esmerada educación
católica.
Creo la Confederación francesa de trabajadores
cristianos.
KONRAD ADENAUER
(S. XX). Canciller de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Creo el
partido alemán: CDU.
Unido a Schuman en la creación de la Comunidad Europea
del Carbón y del Acero.
ALCIDE DE GASPERI. (S. XX). Ministro de Asuntos
Exteriores y Presidente del Consejo de Ministros de Italia.
Fundador de la Democracia Cristiana.
Igualmente unido a los dos anteriores en la creación
de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero.
Está en curso su proceso de beatificación.
Los tres pusieron el germen
de lo que hoy es la Comunidad Europea.
OTROS PADRES DE
EUROPA.
SAN BENITO DE NURSIA. (480-547. S. V y VI).
Inició la vida monástica en Occidente. Fundó la Orden
de Benedictinos. Es considerado patrón de Europa y patriarca del monacato
Occidental. Escribió una “regla” para sus monjes que fue inspiración para los
reglamentos de otras muchas instituciones.
SAN BONIFACIO. Nació hacia el 672 ó 673, en una familia noble. Se educó en el
monasterio de Exeter. Más adelante abrazó la vida monástica. Recibió una
formación muy esmerada. Su gran amor fue las Sagradas Escrituras a las que
consagró las mejores horas de su existencia.
Fue un gran predicador. Evangelizó Germania. Su fama se extendió por
toda Germania y su nombre circuló ampliamente por todo el país. Escribió
numerosas cartas.
ALGUNOS PATRONOS DE EUROPA.
SAN BENITO DE NURSIA. S. V y VI,
SANTOS CIRILO Y METODIO. S. IX.
STA. CATALINA DE
SIENA. S. XIV.
STA. BRÍGIDA DE SUECIA. S.
XIV.
STA. TERESA BENEDICTA DE LA CRUZ. S. XX.
Las tres últimas, mujeres. Y es “muy significativo que
las tres coinciden en vivir en momentos críticos de la historia de la Iglesia y
que son capaces de interpelar a las autoridades civiles y religiosas. Por
ejemplo Catalina de Siena se dirigía con fuerza a los eclesiásticos de todos
los rangos para pedir la más rigurosa coherencia en su vida y en su ministerio
pastoral. Impresiona el tono libre, vigoroso y tajante con el que amonestaba a
sacerdotes, obispos y cardenales. Era preciso –decía- arrancar del jardín de
la Iglesia las plantas podridas sustituyéndolas con plantas nuevas, frescas y
fragantes”[1].
S. Juan Pablo II la declaró copatrona de Europa con “el deseo de que el Viejo Continente nunca
olvide las raíces cristianas que son la base de su camino y siga afianzando en
el Evangelio los valores fundamentales que aseguran la justicia y la
concordia”.
Y sobre la última de las DOCTORAS afirma S. Juan Pablo
II: Declarar hoy a Edith Stein (Sta.
Teresa Benedicta de la Cruz) copatrona de Europa significa poner en el
horizonte del viejo continente una bandera de respeto, de tolerancia y de
acogida que invita a hombres y mujeres a comprenderse y a aceptarse, más allá
de las diversidades étnicas, culturales y religiosas, para formar una sociedad
verdaderamente fraterna”[2]
Muchos otros más (cientos o miles) han aportado
suficientes ideas y testimonios en la formación de una Europa cristiana. Un ejemplo más:
S. Isidoro
(S. VI y VII). Fue el alma de los Concilios de Toledo. Está considerado como el
hombre más culto de su tiempo.
RAÍCES CRISTIANAS DE EUROPA.
España se hizo
plenamente cristiana en el siglo VI con el visigodo Recaredo. Aunque ya
anteriormente, la población lo era.
Camino semejante sucedió en Francia, Italia, etc.
Polonia se hizo cristiana en el 966. Hungría, en el
972. Kiev en el 988.
Palabras de S. Juan Pablo II: “Quiero proponer a
todos, para que nunca se olvide, el gran signo de esperanza constituido por los
numerosos testigos de la fe cristiana
que ha habido en el último siglo, tanto en el Este como en el Oeste. Ellos han
sabido vivir el Evangelio en situaciones de hostilidad y persecución,
frecuentemente hasta el testimonio supremo de la sangre.
El profesor
Albert Viciano, doctor en Teología y en Filología Clásica y Catedrático de la
Universidad de Murcia pone el acento en el carácter aglutinante del
cristianismo que está en la base de la conciencia europea. Europa nace, según
su tesis, gracias a la labor de inculturación del Evangelio llevada a cabo por
los intelectuales cristianos de los últimos siglos de la Edad Antigua,
conocidos como “Padres de la Iglesia”.
De hecho, en el proceso de construcción europea, el
pensamiento personalista, de inspiración cristiana, ha sido determinante tanto
a nivel filosófico como a nivel de acción política. Que la raíz cristiana de
Europa es una realidad podemos comprobarla en la misma actualidad.
Efectivamente a principio de mayo de 2011 el
parlamento húngaro ha aprobado una nueva Constitución cuyos ejes son el
reconocimiento de las raíces tradicionales –esencialmente cristianas- del país:
la defensa del matrimonio, la de la libertad educativa y de la vida. El texto
constitucional fe aprobado por 262 votos a favor, 44 en contra, una abstención
y 78 legisladores que se negaron a
participar.
“Estamos orgullosos de que nuestro rey Esteban,
santo patrón de Hungría desde hace mil años, haya fundado nuestra patria sobre
sólidos cimientos incorporándola a la Europa cristiana”, dice la
Constitución.
Y continúa afirmando:
-“Reconocemos el papel de la cristiandad en la
pervivencia de la nación”.
- “Consideramos que la familia y la nación constituyen
el marco principal de nuestra convivencia y que nuestros valores fundamentales
son la fidelidad, la fe y el amor”.
EL RESURGIR DE
EUROPA.
Benedicto XVI el 6-11-2010 en la plaza del Obradorio.
Santiago de Compostela: “Es necesario que Dios vuelva a resonar gozosamente
bajo los cielos de Europa; que esa palabra santa no se pronuncie jamás en vano…
Es necesario que la percibamos así en la vida de cada día, en el silencio del
trabajo, en el amor fraterno y en las dificultades que los años traen consigo.
Europa ha de abrirse a Dios, salir en su encuentro sin miedo, trabajar con su
gracia por aquella dignidad del hombre que habían descubierto las mejores
tradiciones”.
“La Europa de la ciencia y de la tecnología, la Europa
de la civilización y de la cultura, tiene que ser a la vez la Europa abierta a
la trascendencia y a la fraternidad con otros continentes, al Dios vivo y
verdadero desde el hombre vivo y verdadero. Esto es lo que la Iglesia desea
aportar a Europa: velar por Dios y velar por el hombre”.
TENEMOS CREER EN LO QUE HACEMOS.
Schuman, Adenauer, De Gasperi, ¿imaginaban adónde se iba
a llegar en la construcción de Europa?
Pocas veces sabemos cómo
terminan las cosas.
Desde nuestra actividad (la
enseñanza, el estudio, la labor profesional que tengamos) tenemos que tener
confianza en que con nuestro trabajo bien hecho, estamos construyendo un mundo
mejor, una civilización mejor.
Hoy para dar sentido
cristiano a la sociedad, es preciso formación y sentido de responsabilidad. Los
valores cristianos hay que difundirlos y defenderlos en la familia, en el
trabajo, en la comunidad de vecinos, en las organizaciones sociales, en los
deportes y el ocio.
Tenemos que sabernos
comprometidos en la construcción de un mundo mejor, el nuestro, el de nuestro
ambiente. La mejor respuesta es vivir con plenitud nuestra vocación de
cristianos. Nada de pasividad. Tenemos que aportar iniciativas e ir
contracorriente cuando sea necesario. Desde una mentalidad, la de ser
positivos, trataremos de ahogar el mal
con la abundancia del bien, idea que además nos empeñaremos en contagiar a
otros, para que también ellos, arrimando el hombro, logremos un sentido
cristiano de la vida. Sin miedos, sin timideces. Mucha gente desea esa mejora
en los valores y en las costumbres.
[1]
Emilia Bea. Karol Wojtyla y las raíces de Europa. Comunicación en la II
Jornadas de la Asociación Española de Personalismo. 16-18 de febrero de 2006.
[2]
Juan Pablo II. Homilía de la misa de canonización de Teresa Benedicta de la
Cruz.
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