El hombre necesita amor. Feliz pues, aquel que ha encontrado
el amor. Gran fortuna la del hombre o la mujer que encontrado el amor, desea que su historia sea la de un hermoso
amor en su vida.
Pero el amor es un regalo y a la vez una tarea. Es un regalo
porque encontramos el amor, pero es tarea porque esa “joya encontrada” hay que
mantenerla, procurar que no languidezca, lo cual nos lleva a pelear para
mantener vivo ese amor. Amor que tiene
una gran fuerza, por eso su poder es curativo. Efectivamente, nos
transforma y el vigor de ese afecto nos puede purificar, enderezar, recomponer,
allanar, siempre que naturalmente le dejemos. Para conseguirlo, no solamente
amar, sino también dejarse amar. Es entonces, conjugando amar (darse) y dejarse
amar, cuando es realmente transformador.
Sófocles dice en Antígona: “No estoy en este mundo para
odiar, sino para amar”. Aspecto importante en el amor es el cariño. La base del cariño es la delicadeza en el
trato, El amor conyugal nos conduce a la intimidad creada por la participación
en todo lo que afecte a la vida de los dos. Ser educados siempre. También en
los momentos de intimidad. Pero, si la relación se focaliza en lo negativo, esa
relación termina mal.
Hay que fomentar las creencias para que cuando las cosas se
estropean un poco o mucho, sean las creencias quiénes nos sostengan.
El amor se establece en los sentimientos, en la inteligencia
y en la voluntad. La formación ayuda a continuar progresivamente en el camino
elegido.
Es fácil enamorarse, pero algo más difícil mantenerse
enamorado. Depende de un trabajo laborioso, de un esfuerzo para que los
sentimientos no se apaguen ¿Cómo lograrlo? Dándole gran importancia a los
detalles pequeños. El descuido de las cosas pequeñas, es la ruina del amor.
Enamorarse es decirle a alguien: no entiendo la vida sin ti,
eres parte fundamental de mi proyecto. El enamorado/a es aquel que toma
conciencia de que el bienestar del otro es más importante que el propio.
La unión amorosa origina la fecundidad. El amor puede
expresarse de diversas maneras, una de ellas es con el acto sexual con el que
se expresa corporalmente el amor y de él
puede proceder una nueva vida. O sea, en concreto, en el matrimonio y con el
acto sexual expresamos vida y amor.
Qué destruye el amor? : El egoísmo. El consumismo
materialista. La ola de sensualidad que desde revistas, cierta literatura,
programas de TV, algunas películas y la
pornografía, han convertido al hombre y a la mujer en unos “mirones”. Su objetivo:
la búsqueda del placer a cualquier precio.
EL MATRIMONIO. En él encontramos: Dos caracteres. Dos puntos
de vista. Dos gustos. Dos personas con sus virtudes y defectos.
Un escritor dice: “El amor es un ejercicio de jardinería:
arranca lo que hace daño, prepara el terreno, siembra, ten paciencia y riega.
Habrá plagas, sequías o exceso de lluvia, pero no abandones el jardín”.
MISIONES DEL MATRIMONIO: Quererse. Apertura. Educación de los
hijos. Iglesia doméstica.
PADRES EDUCADORES.
Son por ellos los padres, los mejores educadores: Unos padres
capaces de crecer y transformarse (Torelló, 1991), puesto que los educadores
educan cuando han obrado en sí un conjunto de transformaciones por las que
llegan a ser mejores personas. Un gran medio: Un entorno familiar saludable. Un
entorno hogareño, escolar y social saludable estimula la autoestima, el sentido
de pertenencia a un grupo, el sentido de hermandad, de justicia, ... Para ello
es importante la presencia estable de adultos que sirvan de modelos y
proporcionen apoyo, ánimo, comprensión, sentido de disciplina, dirección y que
enseñen al chico a discriminar entre el bien y el mal.
Por el contrario, bajo condiciones perjudiciales de abandono,
inseguridad, privación, falta de afecto y abuso físico o psicológico, las criaturas
tienden a adoptar un talante desconfiado, dubitativo y temeroso." (LUIS
ROJAS MARCOS: Las semillas de la violencia. ED. Espasa Calpe).
El hogar, el buen hogar, favorece el progreso, muy distinto,
al hogar problemático. Estudios efectuados sobre ambos tipos de familia
verificaron que las mayores diferencias
residen:
• en los valores
• la presencia o
ausencia de una actitud de ayuda por parte de los padres
• y el papel
definidor de los progenitores, en especial del padre". (Gilmore, 1971,
pág. 237).
La familia educadora necesita: Madurez psicológica. Capacidad
de sacrificio. Amor maduro: comprender, perdonar, ayudar, valorar al otro/a.
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