lunes, 2 de julio de 2018

EL ACTO CONYUGAL Y LA PROCREACIÓN




El fin del acto no es sólo la procreación. Otra finalidad importante es darse fortaleza en el amor y manifestarse el cariño. Por eso es lícito y muy bueno realizarlo también en periodos en los que se sabe que la mujer no es fértil.
¿Qué dice la Iglesia a los matrimonios?
En ciertos casos es paternidad responsable limitar o espaciar el número de nacimientos. Pero también puede solicitar en casos determinados, estar abiertos a una familia numerosa. No cualquier método es lícito para regular la fecundidad. Hay una forma digna de realizar el acto conyugal y de ser prudentes en circunstancias graves, practicando la abstinencia durante los periodos fértiles.
El acto conyugal es un acto de alianza.
El matrimonio es una alianza y toda alianza tiene un acto por el cual se lleva a cabo y se realiza. Cuando la alianza matrimonial se renueva, Dios la utiliza para dar vida. No es coherente darse un festín en el acto conyugal (la comida entre los romanos) y bloquear con anticonceptivos el poder de dar una nueva vida que también pertenece al acto de alianza. (Tesis de John Kippley en “El control de la natalidad y la alianza matrimonial”).
Estamos llamados a dar vida.
“Los dos cónyuges tienen que dar por supuesto siempre que han sido llamados a dar la vida,  mientras que no surja algo en contra, y no al revés” (Cardenal C. Caffarra).
La castidad conyugal. Un modelo: San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María.
“La expresión más alta de la castidad conyugal no es la abstinencia: una virtud no se expresa de manera excelsa a través del no cumplimiento de una acción, sino en el obrar. La expresión más alta de la castidad conyugal es el acto con el que los esposos se convierten en una sola carne. Es la castidad al servicio del amor”. (Cardenal C. Caffarra)
La preparación al matrimonio.
Recibir los cursos que tienen establecidos las parroquias. Personalizar este momento con una pareja o matrimonio con experiencia y durante este periodo, continuar intentando descubrir las compatibilidades e incompatibilidades con tu futuro cónyuge. Es tiempo para profundizar más en conocerse antes de llegar al matrimonio.
La vida sexual en el matrimonio.
La actividad sexual en el matrimonio, es también un sostén en las dificultades de la vida matrimonial. Pero si hubo actividad sexual antes del matrimonio, sin compromiso, sin apertura a la vida, luego como esposos ya no produce aquel sostenimiento con la misma emoción, afecto y sensibilidad  y se encuentran fríos, insensibles, aburridos, faltos de la ilusión de ante un encuentro de pleno amor.
El matrimonio en la novela  “David Copperfield”.
“Cuando David empezó a experimentar  las dificultades que supone haberse casado con Dora, una muchacha muy inmadura e infantil, la tía Betsey le dirá a David: Tú has escogido libremente para ti y has escogido una criatura muy bonita y muy afectuosa. Será tu deber, y será también tu placer, estimarla por las cualidades que tiene, y no por las que puede no tener. En cuanto a estas, las tienes que desarrollar en ella, si puedes. Y si no puedes, debes acostumbrarte sencillamente  a pasar sin ellas… Esto es el matrimonio”. C. Dickens. David Copperfield.
El matrimonio en la novela “Los bienes de este mundo”.
“¿Qué nos une con tanta fuerza a Pierre y a mí? (se pregunta Agnes, su esposa). ¿Por qué dejamos de vivir, sufrir, ser felices o pensar individualmente, desde que nos casamos? ¿Por qué nos convertimos en una sola carne de un modo tan completo? (Irene Nemirovski: Los bienes de este mundo).

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