Cuaderno para acercarse a Jesús de
Nazaret
Jesucristo
Amigo Pensamiento
1
Jesucristo es el Verbo de Dios hecho carne. Jesucristo vivo
es mi amigo. Amarle, es amar a Jesús Resucitado y en Él, al Padre.
Conocerle es una inestimable empresa, pero aún, es más
comprender que es mi amigo: ¡Asombroso! Conocerle es saber su obra redentora.
Por eso, vivir en la presencia de la redención, de la salvación que él ha
obrado, deberá ser la ocupación principal del cristiano.
A pesar de que el hombre falla y se equivoca con frecuencia,
sin embargo, Dios mira a cada hombre con amor y por eso, con Él la vida tiene
un claro y verdadero sentido. Hay que lograr que nuestra vida se desarrolle
así: caminando en una verdadera dirección. Porque una vida sin sentido es una
vida pobre, seca, floja… se podría decir inútil.
Acoger a Jesucristo y dejarle que Él reine en nosotros es ir
por camino seguro. De esto se deduce la importancia del trato con Él, es decir,
de la oración. Mediante la oración frecuente, unos minutos todos los días, es
tanto como ponernos en sus manos. Con un poco de recogimiento y de silencio
puedo acercarme al Señor e implorar su misericordia. A veces será una mirada a
una imagen, a una estampa, a un sagrario. Seguramente que la mirada puede ir
acompañada de un acto de amor. Y en ese momento podemos decir que estamos en la
Presencia de su Amor, y lo lógico será pedir, dar gracias, desagraviar, exaltar
de gozo.
Es el momento de la “grandeza de cada día” y hay que
agradecerle que nos lo conceda. Él siempre espera y escucha nuestros deseos de
mejorar y de comprobar cuales son nuestras necesidades e intereses importantes.
Su “grandeza”, permite que habite en nuestra alma en gracia. Por eso podemos
asegurar: “En mi corazón lo encontré”. Así ha ocurrido en los grandes santos:
Sta. Teresa de Jesús, S. Juan de la Cruz, Sta. Teresa del Niño Jesús, S.
Josemaría…
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