jueves, 31 de mayo de 2018

AUTOESTIMA Y ACCIÓN



La autoestima que se va desarrollando en cada individuo, en el caso de niños y adolescentes, lo unen a su acción, de tal manera que van a actuar de acuerdo al autoconcepto que tienen, es decir, la acción va a ser una consecuencia de su autoconcepto.
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Clemes y Bean indican que actúan en cada individuo:
1. PARA OBTENER UNA MAYOR SATISFACCIÓN Y CREERSE MEJOR. Por ejemplo: buscando la alabanza y la aprobación, haciendo cosas que le gustan y que sabe hacer, eludiendo tareas en las que podría fallar, agradando a los demás.
2. PARA CONFIRMAR LA IMAGEN (la idea) QUE LOS DEMÁS Y EL MISMO TIENEN DE ÉL. Por eso, si un niño está convencido de ser un buen chico tenderá a comportarse bien; por el contrario si piensa que es malo, buscará (inconscientemente) la reprimenda y el castigo.
3. PARA SER COHERENTE CON LA IMAGEN QUE TIENE DE SI. Para el niño es tan difícil como para el adulto, por lo menos, cambiar algo de sí mismo que afecte a alguna de sus ideas básicas". Si el niño es considerado por sus compañeros como el payaso de la clase, hará payasadas, aunque tal vez en su casa, su comportamiento sea muy distinto, pero por coherencia actúa así.

EVOLUCION DE LA AUTOESTIMA  EN LA VIDA ESCOLAR.
Años de Educación Infantil: Según Erikson (1963), el niño desarrolla una confianza básica en su medio, en sus padres principalmente. Su autonomía y construcción de la autoestima lo realiza por referencia a su comunidad familiar y a las normas y reglas que asimila. Atiende especialmente a su yo físico a su yo posesivo (qué cosas tengo).
Sus experiencias de movimiento y lenguaje si son gratificadoras, le garantizan un recorrido     por esta etapa de la vida con crecimiento en su autoestima.
Educación Primaria: Se perfila y desarrolla su autoestima por las nuevas experiencias de tipo social y cognitivas. La aparición en su vida de una valoración externa de su trabajo será un componente fundamental para la conciencia personal de su capacidad, competencia y eficacia.
El mundo de interioridad que va construyendo le configura su autoestima.
"El autoconcepto académico es un componente muy importante del autoconcepto general"(Machargo,1991).

domingo, 20 de mayo de 2018

ENSEÑAR A LOS HIJOS EL CAMINO DEL CIELO



Lo que un padre católico debe enseñar a su hijo para llegar al Cielo: consejos sencillos y claros.
Mi primera labor como padre es enviar a mis hijos al Cielo. Son hijos de Dios, y a Él se los tengo que retornar. Con nuestra primera hija, esa misión ya la cumplimos, ella falleció al día siguiente de nacer, pero con los otros tres, el camino es un poco más largo. El apostolado familiar es siempre el primer apostolado de los padres de familia, mucho más importante que cualquier otro apostolado, explica Andrés D' Angelo, en la web Catholic-Link.
Y para que ese apostolado tenga efecto, con mi esposa tenemos que lograr ser maestros de nuestros hijos. No quiere decir que les tenga que enseñar el teorema de Thales o si el Po es navegable… eso lo pueden aprender en la escuela, lo que le tengo que enseñar es que ellos tienen otro Padre, en el Cielo, que los ama y los espera para amarlos para toda la eternidad. Esa enseñanza no es en una “clase de catecismo” (cuando cumplan la edad adecuada para entenderlo), no, es una enseñanza que comienza el día que nacen y termina el día que ellos mismos encuentren su camino hacia Dios, y se lo enseñen a la vez a sus hijos, naturales o espirituales. Y pienso que esa enseñanza sobre quién es Dios, tiene que concretarse en algunas cosas que ellos tienen que aprender sí o sí de papá y mamá.
El Papa Francisco dijo en su Exhortación Apostólica Amoris Laetitia: “La educación de los hijos debe estar marcada por un camino de transmisión de la fe, que se dificulta por el estilo de vida actual, por los horarios de trabajo, por la complejidad del mundo de hoy donde muchos llevan un ritmo frenético para poder sobrevivir. Sin embargo, el hogar debe seguir siendo el lugar donde se enseñe a percibir las razones y la hermosura de la fe, a rezar y a servir al prójimo”.
Así que aquí va esta galería, pensando en lo que intentamos con mi esposa transmitirles a nuestros hijos para que conozcan a su verdadero Padre.
1. Dios es amor.
Esto se aprende viendo amor verdadero, como el que tienen mamá y papá. El amor de mamá y papá da la vida y Dios es una comunidad de amor que da toda vida. De la ternura de mamá se aprende la misericordia divina, y de la firmeza de papá, la justicia divina. Pero sobre todo se aprende que Dios no deja de amarnos nunca, no importa qué difíciles se pongan las circunstancias.
2. La religión es una relación de amor
Así como mamá y papá aman a sus hijos, así Dios nos ama. Pero para tener una relación de amor, es necesario hablar con el Amado, contarle tus problemas y agradecerle tus alegrías. La religión no es una fría lista de prohibiciones, sino una historia de amor hermosa que hay que cultivar todos los días.
3. Sigues a Cristo
Muchas veces vamos a la iglesia porque hay un gran sacerdote, una monjita buenísima o un consagrado que es un campeón y te trata con cariño. Pero hay dificultades y esos “referentes” nos pueden fallar porque son humanos. No seguimos al sacerdote, a la monjita o al consagrado. Seguimos a Jesús, que nunca falla.
4. Hay gente que no ama a Dios
Y hay gente que lo odia. No han llegado a relacionarse con este Padre Amoroso, porque no han aprendido a amar o porque no les han enseñado que Dios es amor. Hay que escucharlos, comprenderlos y convertirse uno mismo en testimonio del amor de Dios.
5. Puedes dudar
¡Por supuesto que la fe admite la duda! Las dudas sobre la fe siempre se tienen que aceptar y agradecer porque nos permiten profundizar un poco más en esa relación de amor que tenemos con nuestro Padre del Cielo. Todos tenemos dudas, todos tenemos derecho a preguntar y a comprender mejor a Dios. Lo mejor de todo es que ese conocimiento nunca termina, porque Dios es infinito amor.
6. Siempre puedes volver a casa
“Dios no se cansa de perdonarnos”, dijo el Papa Francisco. Y verdaderamente no se cansa. ¿Caíste? ¡Levántate! ¿Volviste a caer? ¡Vuelve a levantarte! ¿Te sientes mal por la caída? ¡Dios te ama por tus “levantadas”! ¿No te puedes levantar? ¡Pídele ayuda a tu Padre! ¡Él ama ayudarte y lo alegras con cada una de tus oraciones!
7. La Iglesia somos nosotros
Los edificios son parroquias, catedrales, capillas, etc. Pero la Iglesia somos todos. Especialmente los más pecadores. Muchos grandes santos comenzaron siendo grandes pecadores y encontraron misericordia en la Iglesia se convirtieron en grandes santos. Es importante alegrarnos, como en el Cielo, por cada pecador que se arrepiente y no por noventa y nueve justos que no necesitan penitencia.
8. No todo es tan sencillo como parece
Como la Iglesia está formada por pecadores, yo el primero, hay que comprender a la gente antes que juzgarla. Dios actúa en modos misteriosos y pone pruebas a la gente de las que no podemos saber nada. Nuestro primer deber es estar, como decía San Francisco, “más prestos a consolar que a ser consolados”, porque no todas las preguntas tienen una respuesta simple y directa.
9. Dios no se deja ganar en generosidad
Cuando somos mezquinos, Dios es generoso. Pero cuando somos generosos, Dios es mucho más generoso. Claro que no siempre su generosidad se traduce en bienes materiales, sino en abundancia de dones espirituales. El Papa Francisco dijo que Dios es tan generoso que su generosidad da miedo, y es que a veces nos asustamos por tanta generosidad, y tememos donarnos a Dios, porque Él es mucho más generoso.
10. Dios no siempre está a la vista
Muchas veces Dios juega “a las escondidas”. Es que muchas veces buscamos los consuelos de Dios y no al Dios de los consuelos. Y entonces Dios se esconde, porque es un Dios celoso y no quiere que lo busquemos por los beneficios que nos da, sino por amor verdadero. Si nos pasa que no vemos la mano de Dios en nuestras vidas, es tal vez porque nos alejamos de su amor. ¡Hay que volver a Dios!
Publicado en ReL5 mayo 2018



viernes, 11 de mayo de 2018

DESARROLLO DE LA AUTOESTIMA




Veamos la opinión de tres autores:
"El camino más efectivo para estimular a una persona a desarrollar todo su potencial es concentrarse en sus puntos fuertes. Desgraciadamente, muchos niños y adolescentes no encuentran nada positivo y valioso en sí mismos. En general, las personas tienen más conciencia de sus limitaciones que de sus capacidades y recursos. Se ha comprobado que la reflexión sobre los propios rasgos positivos hace que el individuo se sienta más seguro de sí mismo y experimente una mejora en su autoestima" (Canfield y Wells).

"... con el tiempo, hacer incapié constantemente en los aspectos positivos y en las capacidades de nuestros alumnos robustecerá en ellos su energía personal, sus sentimientos de poder y de valía..."(R.C. Hawley).

"Los grupos con los que un sujeto se compara ayudan en gran manera a precisar el concepto que éste tiene de sí mismo" (Hamachek).

Por lo tanto se nace con una inteligencia, con unas determinadas condiciones físicas, etc., pero no se nace con la autoestima. Hay que hacerlo, irla fabricando, formando. Dice Machargo (1991), "el autoconcepto es innato; se construye y define a lo largo del desarrollo por la influencia de las personas significativas del medio familiar, escolar y social y  como consecuencia de las propias experiencias de éxito y fracaso". Bandura añade en este sentido: "el niño imita a las personas más representativas para él, generalmente de su entorno. Trata de identificarse con los modelos que tiene alrededor y su autoconcepto nace de la comparación con ellos".

Se ayuda a madurar y mejorar el autoconcepto:
* Centrándonos en los aspectos en los que uno sobresale, apoyarse en ellos y trabajar desde ellos.
* Dejar que el chico actúe en lo que él se maneja mejor. Esta es una estrategia muy acorde para que su personalidad esté equilibrada.
* Evitar detenerse excesivamente en los aspectos negativos de su persona, comportamiento, trabajo, etc.  Está claramente demostrado que esta actitud no suele dar buenos resultados.
Este autoconcepto que se va desarrollando en cada individuo, en el caso de niños y adolescentes, lo unen a sus acción, de tal manera que van a actuar de acuerdo al autoncepto que tienen, es decir, la acción va a ser una consecuencia de su autoconcepto.

sábado, 5 de mayo de 2018

El genial matemático Gauss



El genial matemático Gauss lo tenía claro: «El mundo entero sería absurdo sin la inmortalidad»
El matemático y físico alemán Johann Carl Friedrich Gauss (1777-1855) solo salió de su ciudad de Göttingen una vez en 48 años (para asistir a una conferencia en Berlín), pero su obra ha llegado a todo el mundo y está presente por doquier allí donde se estudie matemáticas.
Se le ha considerado "el mayor matemático desde la Antigüedad", al nivel de Arquímedes y Newton. Sus trabajos significaron grandes avances en la teoría de los números, la estadística, el álgebra, la geodesia y geofísica, astronomía, geometría diferencial y muchos otros campos.
Estamos hablando de una mente excepcional. Siendo niño de 7 años, un profesor castigó a toda la clase a sumar los números del 1 al 100, para tenerlos entretenidos un rato. Él dio la respuesta de forma casi automática: 5.050. A los 10 años ya había descubierto dos métodos para calcular raíces cuadradas de números de 50 cifras decimales. Encontraba errores en las tablas de logaritmos que leía. Hijo de padres pobres, sus profesores lo recomendaron al duque de Brunswick que a partir de los 11 años le subvencionó los estudios, de matemáticas y cultura clásica. Era un lector incansable y desde los 18 años decidió completar los huecos que veía en la teoría de los números conocida en el momento.
La mejor y más detallada biografía de Gauss sigue siendo la de 1955 de Guy Waldo Dunnington (1906-1974), historiador norteamericano y traductor de alemán, que fue traductor en los juicios de Núremberg, y un apasionado del matemático. Escribió: "Gauss: Titan of Science", con una versión actualizada en 2004 por Jeremy Gray. 
Esta biografía deja claro que Gauss era un cristiano protestante poco practicante, que a veces pasaba por su parroquia luterana, que leía la Biblia pero no de forma fundamentalista, y que veía clara la necesidad y lógica de un Dios todopoderoso y la inmortalidad del ser humano.
Su poderosa mente, capaz de descubrir las relaciones matemáticas ocultas, creía que había verdades por descubrir, las buscaba... y pensaba lo mismo de Dios.
La biografía de Dunnington lo explica así: "Para él, la ciencia era la forma de exponer el núcleo inmortal del alma humana. En sus días de fuerza plena, le aportaba recreación y las perspectivas que con ella abría le daban consuelo. Hacia el final de su vida, le aportó confianza. El Dios de Gauss no era un esbozo frío y distante de metafísicas, ni una caricatura distorsionada de teología amarga. [...] Él creía que una vida gastada dignamente aquí en la tierra es la mejor, la única, preparación para el cielo. La religión no es una cuestión de literatura, sino de vida. La revelación de Dios es continua, no contenida en tablas de piedra o pergamino sagrado. Un libro es inspirado cuando inspira. La idea inquebrantable de continuar personalmente tras la muerte, la firme creencia en un Regulador Final de las cosas, en un Dios omnipotente, omnisciente, justo, eterno, formaban la base de su vida religiosa, que armonizaba completamente con su investigación científica".
Las creencias religiosas de Gauss las sabemos básicamente por su correspondencia. Dunnington admite que no sabemos su opinión sobre muchos temas doctrinales. Desde luego no era un fundamentalista, y le influía más el Nuevo Testamento que el Antiguo.
"La conciencia religiosa de Gauss se basaba en una sed insaciable por la verdad y un profundo sentido de la justicia que se extendía a los bienes intelectuales, no solo a los materiales. Concebía la vida espiritual en todo el universo como un gran sistema de ley penetrado por la verdad eterna, y de esa fuente ganó la firme confianza de que la muerte no lo acaba todo", escribe Dunnington.
Gauss declaró que creía firmemente en la otra vida y veía la espiritualidad como algo esencialmente importante para los seres humanos. Dunnington le atribuye esta declaración: "El mundo no tendría sentido, la creación entera sería absurda, sin la inmortalidad".
Por decir esa frase, el filósofo ateo Eugen Dühring (1833-1921, un socialista no marxista, nacionalista alemán, muy antisemita y anticristiano) le consideró un "hombre estrecho y supersticioso").
Cuando Eugene, uno de los hijos de Gauss, anunció que quería hacerse misionero, el matemático lo aprobó, considerando que el trabajo misionero era una tarea "altamente honorable".
P.J.G./ReL1 mayo 2018