En aquella tarde de domingo, Josefa y Daniel invitaron a sus
vecinos Sara y Sergio a que bajasen a su casa a tomar café y pastas. Era una
tarde agradable para los dos matrimonios. Pero cuando se acercó la hora del
telediario, Daniel preguntó: ¿queréis que veamos las noticias? Todos asintieron
y Daniel encendió el aparato. Comenzaron las noticias y guardaron silencio…
Hasta que el presentador anunció: Esta mañana se han enfrentado dos grupos
vandálicos en Barcelona y como consecuencia de la refiega realizada con
piedras, adoquines y todo objeto contundente, un joven ha perdido un ojo y otro
un testículo.
-Pero ¿por qué esa pelea?, preguntó Sara.
-Dicen, que unos quieren una bandera y los contrarios otra
distinta, repuso Sergio, su esposo.
-Otros hablan de que la causa es el idioma, añadió Josefa.
-También hay algunos que piensan que es que España les roba,
expuso Daniel.
-Es inconcebible, pronunció Sergio. Cuando estudiábamos,
aprendimos que los primitivos pueblos, los de Cro-Magnon se llamaban, se peleaban porque una
tribu cercana les había matado un ciervo que pacía en sus campos. La pelea de
entonces también era con grandes pedruscos. Habiendo pasado ya tantos siglos se
podían haber inventado otros métodos de peleas, digo yo.
-Por un lado vivimos en un gran progreso, dijo Josefa, somos
capaces de ir a la Luna; por otro el retraso es espantoso: no somos capaces de
solucionar un problema de banderas o de idiomas.
-Los adelantos que cantaba don Hilarión, se referían a cosas
materiales, pero en las conductas seguimos pareciendonos a los cromañones,
continuó hablando Sergio.
- El hombre del siglo XXI continúa cayendo en los mismos
hoyos que los del siglo XV antes de Cristo: somos celosos, codiciosos,
soberbios y además no hemos aprendido a saber evitar herir los sentimientos de
otros, expuso Sara.
-Pues, ya nos valdría tener más tacto al hablar y al hacer,
añadió Daniel.
-¡Qué raros somos los seres humanos!, ¿no? Preguntó Josefa.
Y cuando se dieron cuenta, el telediario se había acabado.
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