EL ÁRBOL DE NAVIDAD.
Es evocación del árbol de la vida, plantando en el jardín del
Edén y del árbol de la cruz. Sobre el mismo, Benedicto XVI dijo: Cristo es
el verdadero árbol de la vida. Árbol siempre verde y fecundo. Árbol de los
regalos, entre los cuales no deberían faltar los regalos para los pobres. En el
salmo noventa y seis encontramos la frase: “Que dancen de gozo los árboles del
bosque, delante del Señor que hace su entrada”. Así, podríamos decir, se asemejan nuestros árboles de Navidad. Nos hablan del
gozo por el Nacimiento del Mesías. Árboles que pretenden que aquella frase del
salmo se convierta en una verdad visible: el Señor está presente y los árboles
danzan y le alaban.
VILLANCICOS.
Los villancicos nacieron en Castilla en el siglo XV. Eran
cantos sencillos.
Nuestro corazón brinca de alegría y de gratitud al escuchar
el gran prodigio que anuncian: Dios se ha encarnado. Se Encarna por amor a los
hombres. Los villancicos nos despiertan y avivan nuestra espera. ¿Se espera aún
en el siglo XXI, un Salvador? Si hacemos caso de los villancicos, que todos
cantamos, y nos encanta oír, diremos que sí, que le esperamos. Pues bien, que
nuestra espera sea como la de Zacarías e Isabel, como la de los pastores, pero
sobre todo como la de María y José.
Pero aún más, los villancicos, nos hablan de Belén, de un
pesebre, de pobreza, de humildad, de paz, de amor. Hay que abrir el corazón,
son días para abrir el corazón a la gracia.
Los villancicos son la música de Navidad, una música que nos
acerca a Dios y ayuda a que nuestro corazón despierte hacia motivos elevados.
LOS REGALOS.
Los Magos acudieron a visitar a Jesús con regalos. El sentido
de los regalos en estas FIESTAS se corresponde con nuestra propia vocación
cristiana, puesto que recibimos esa vocación como donación de Dios. Especialmente con la donación que Dios Padre
nos hace concediendo a la humanidad la Encarnación de su Hijo. Por eso,
nuestros regalos de “·Reyes” deberán tener un carácter religioso. Su motivación
es claramente evangélica y como tal, debe evitarse la ostentación y el
despilfarro con ellos.
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