“El vendedor de sueños”: una película para apreciar la
vida, lo sencillo, aquellos a los que amamos.
El Vendedor de Sueños acompaña al psicólogo Julio César y a
Bartolomé el alcohólico... hierba verde, y de fondo, la ciudad y sus
tentaciones-
BoscoFilms trae a los cines españoles el 13 de septiembre la
película “El vendedor de sueños”, basada en los libros del psicólogo
superventas brasileño Augusto Cury.
En una entrevista en La Vanguardia hace diez años Cury
declaraba: "La vida sin sueños es como una mañana sin rocíos, un jardín
sin flores o una mente sin construcción de ideas. Todo ser humano deber ser un
vendedor de sueños. Los sueños no son deseos, son proyectos de vida que debemos
controlar y que nos permiten abrir la ventana de la mente para que seamos
autores de nuestra propia historia".
Esta declaración resume de algún modo el trabajo de Cury y el
sentido de la película. Es la historia de un hombre rico que vivía su vida
deshumanizada, como una tuerca en un engranaje, como una cinta transportadora.
Es lo mismo que sienten millones de personas hoy en su día a día. Para poder
tomar las riendas de nuestra propia vida, es necesario un proyecto de vida y
enlazar con el "otro" concreto, con las personas reales.
La película, producida por la Warner Fox en Brasil, se inicia
con planos del cielo, de nubes, donde hay armonía. Enseguida pasa a mostrar
rascacielos de cristal que reflejan las nubes... es hermoso, pero ya no es lo
mismo, es el mundo de los hombres que se protegen bajo espejos. Bajamos más: la
calle, autobuses, personas diversas, la vida.
Y después, un hombre (¡un psiquiatra!) que sube a su oficina,
sale por la ventana y amenaza con suicidarse. Entonces llega el enigmático
Vendedor de Sueños, desaliñado, melena y barba, amplio abrigo. Y habla con el
suicida. "El suicida es un asesino, se mata a sí mismo y a la gente de su
entorno", comenta. "Pero si quieres salta, salta", añade. Y no
deja de hablar: "En realidad, los suicidas quieren matar su dolor",
detalla.
El psiquiatra suicida plantea la gran pregunta: "¿Es
usted un loco?" El barbudo filósofo responde: "Vendo sueños, lo que
el dinero no puede comprar; a los suicidas les regalo una coma, poder parar,
para que sigan escribiendo la historia de su vida".
A partir de entonces, Julio César, el psiquiatra, seguirá,
incluso físicamente, unos pasos por detrás, al enigmático filósofo. Como Platón
detrás de Sócrates, como Andrés y Pedro detrás de Jesús. El Vendedor con su
abrigo amplio que nunca se quita, el psiquiatra con su gabardina, como filósofos
con sus túnicas.
Lunes, 09 de septiembre de 2019Religión en Libertad.
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