En el periodo de los dos grandes dictadores de la URSS: Lenin
y Stalin, había que lograr en países fuera de la URSS que la gente culta fuera
“contracorriente”. Sin embargo, dentro de la URSS no era necesaria la existencia
de una oposición puesto que la Revolución había triunfado.
En estos otros países se crearon clubes para aplaudir el cine
soviético, el arte soviético y todo lo soviético. “Ce Soir” era el
periódico estalinista de París.
Uno de los momentos especialmente importantes en la difusión
de esa mentalidad maxista-comunista en Occidente, fue la creación de los
Frentes Populares en diversas naciones. Los progresistas occidentales eran
moldeados por el Frente Popular.
Así pues, resulta que el progresismo nació por la inteligente
actuación del Frente Popular de cada país.
El activismo comunista no paró desde ante de la Segunda Gran
Guerra, durante los seis años de la Guerra y después del final de la Guerra.
El progresismo sigue hoy muy activo en la cultura, en la
economía, en la educación, en la filosofía, conservando en todas esas
especialidades matices comunistas.
Naturalmente, no se puede ignorar la importancia del progreso
en las ciencias y artes: en la ingeniería, en la construcción, en medicina, en
agricultura, en física y química...Pero el progresismo es otra cosa, es una
ideología. Un equipo de once jugadores se mueve continuamente en el mundo:
nacionalismo, partidismo, comunismo, marxismo, liberalismo, capitalismo,
socialismo, populismo, sincretismo, sindicalismo y progresismo. Todos ellos infringen
algún o algunos aspectos relacionados con la dignidad humana.
Lo explicaré.